Una nueva actuación consagratoria de Franco Armani contiene un mensaje de superación. Próximo a los 39 años, con su vitrina personal rebosante de copas y medallas, cuando cualquiera podría pensar que ya se ganó el cielo y seguir con la simple inercia el tramo final de su carrera, el arquero de River sigue trabajando para mejorar y aprendiendo cosas que lo hagan progresar.
Aunque llegó tarde en el gol de Libertad, ya su actuación en los 90’ había sido otro testimonio de vigencia: las dos pelotas que sacó de la “ratonera”, al ladito del palo izquierdo, fueron más difíciles que lo que se ve a simple vista, y mantuvieron a su equipo en partido.
Que haya resultado el héroe de los penales es todo un acto de justicia poética para alguien que, después de una definición en la que se patearon 20 (contra Inter de Porto Alegre, 2023) y ninguno de los dos arqueros atajó ni uno, recibió sobre él la descarga de una catarata de cuestionamientos. Llegó a reclamarse que el club fuera a comprar un arquero “que ataje penales”, y su DT de ese momento, Martín Demichelis, le trajo un competidor para el puesto.
Viendo que, aun con todo su palmarés para escudarse, defeccionaba en un aspecto importante (todos los mano a mano se definen a penales), se esforzó en trabajar ese tema en especial, y su prestación mejoró claramente.
Entonces, mientras lleva más de 350 partidos en casi ocho años de bancarse el enorme arco de River, transmitió también un ejemplo de liderazgo: dueño de récords de presencias, títulos, vallas invictas, eficacia en clásicos, igual hay que perseverar en ser todavía mejor.
Otra impronta de liderazgo, como la que expone con humildad cada vez que habla. Sin subirse a ningún poni por ganar, y con entereza para dar la cara cuando él se equivoca o su equipo pierde.

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