Este domingo se celebra el Día de las Infancias. Casi sin proponérselo, cada adulto viaja en su memoria hacia aquel recuerdo, perfume, sonido u objeto que lo devuelve por unos instantes a su niñez: las tardes de juego, las comidas de los abuelos o al abrazo cálido de mamá o papá. Esta fecha especial es también una invitación a mirar a las infancias de hoy y reflexionar sobre qué necesitan de los adultos en el contexto actual. ¿Un juguete más o tiempo de calidad?

“Lo que un niño necesita para crecer es tener padres presentes y felices de tenerlos. Sentir que ha venido al mundo para ser amado, cuidado y acompañado. Y eso hoy está bastante en problema”, expresó Liliana González, psicopedagoga especialista en niños y adolescentes, en diálogo con Mano a Mano.

La psicopedagoga cordobesa remarcó la importancia de brindar a los niños y niñas regalos no materiales y, en cambio, dedicarles más tiempo. Sin embargo, advierte que hay dos obstáculos. Por un lado, padres sobreocupados, con múltiples trabajos, que llegan a sus casas cansados. Y, por otro lado, padres desocupados que no pueden cubrir las necesidades básicas de sus hijos. “Esas infancias están en problemas, en ambos casos, carecen de padres que puedan estar presentes con alegría, juego, palabras y miradas”, señaló González.

Para González, uno de los grandes desafíos tiene que ver con que, ante la falta de presencia de los adultos, las pantallas se convirtieron en el reemplazo del juego, del diálogo y del contacto físico de los niños con sus pares. 

Las pantallas y la infancia

– ¿Es igual el modo de criar previo a la era digital que el actual?

– Nada es igual. Creo que la tecnología perturbó la crianza porque no se supo manejar los tiempos, formas de ofrecer la tecnología y los contenidos. También cambió el vínculo de los padres con sus hijos.

– ¿En qué sentido se modificó ese vínculo?

– Cambió porque si frente a un berrinche lógico de los 2 o 3 años no los abrazo, no les ofrezco escucharlos cuando se les pase y estar con ellos y, en cambio, les doy un dibujito… Ya no hay espera, no hay tolerancia a la frustración y no hay un vínculo donde el niño se sienta seguro de que, después de ese berrinche que ni ellos entienden, hay contención.

– ¿Los niños siguen siendo los mismos o han cambiado?

– Hace más de 50 años que trabajo con niños y la esencia es la misma: querer jugar. Allí entra la disponibilidad de los padres para ofrecer juegos, amiguitos que jueguen con ellos o la posibilidad de hacer deporte. No es lo mismo jugar tecnológicamente que con un amigo.

La edad recomendada para ofrecer pantallas está en constante discusión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostenía que los menores de dos (2) años no debían exponerse a pantallas. Y los mayores de esa edad, hasta los cuatro (4) años debían hacerlo menos de dos horas diarias. Sin embargo, estudios más recientes aconsejan que mientras más tarde utilicen los niños las pantallas mejor será para su desarrollo. 

“Los adultos deben aprender que exponerlos a las pantallas tiene un impacto importante en los niños. Por ejemplo, en el tiempo que tardan en hablar. Cada vez demoran más en decir sus primeras palabras y una de las razones tiene que ver con que los dibujitos no enseñan ni estimulan el habla”, sostuvo la experta en educación, conferencista y columnista en Canal 8, La Voz del Interior y Cadena 3. 

Además, advirtió que las redes sociales deben utilizarse luego de los 15 años cuando el pensamiento crítico está más desarrollado y el adolescente puede medir los riesgos de su uso.

Acompañar la niñez

La psicopedagoga, con más de 30 años de docencia en el nivel superior formando psicopedagogos y educadores especiales, aseguró que, frente a los nuevos desafíos que implica la crianza, el primer paso debe ser el vencer la ignorancia. 

“Es importante educar a la familia para que conozca el efecto de las pantallas. Vencer la ignorancia es el primer paso. Y el segundo será que los adultos puedan también dejar el celular que hoy se convirtió en la prolongación de la mano para papá y mamá”, expresó.

La escuela aparece, en este contexto, como socia educativa de la familia. La educación inicia en el seno familiar y son las instituciones educativas -también atravesadas por los desafíos de la era digital- las encargadas de enseñar. En definitiva, son dos eslabones fundamentales para acompañar y guiar a las infancias.

“El celular no debería estar en las escuelas, en las aulas y en los recreos. Sería ideal que puedan usar el celular para las tareas, pero hay que buscar estrategias para regular el uso. Sueño con que las escuelas tengan un aula digital libre, computarizada, para que cada chico busque el material que necesite, pero no con el celular porque es un distractor brutal”, consideró la psicopedagoga y escritora, autora de más de 10 libros.

– ¿Cuál es el mundo ideal con el que soñas?

– Sueño con un mundo en donde todos tengan trabajo, donde los padres vuelvan a sentir que la escuela es un lugar importante y donde la escuela se transforme para hacer una escuela con alegría. Sueño con escuelas grandes, lindas, con cátedras móviles y con una escuela que los vuelva a enamorar a los niños y adolescentes, porque hoy están enamorados de las pantallas.

Este domingo, Día de las Infancias, quizás la invitación más valiosa sea dejar de lado las pantallas y regalarle a los niños y niñas lo que realmente necesitan: una mirada, tiempo de calidad y juego.

Dis+Positivos

Hace más de 20 años Liliana comparte sus conocimientos a través de los medios de comunicación. Es columnista del Canal 8, de la Voz del Interior y de Cadena 3. Además, la reconocida psicopedagoga brinda conferencias y charlas sobre educación, nuevas tecnologías y crianza. 

Desde hace menos de 10 años, luego de la viralización de una de sus conferencias, sus palabras llegan a buena parte del país. En abril lanzó un nuevo formato de conferencia y desembarcó en el teatro.

“Dis+Positivos: ser padres, abuelos y docentes en el mundo digital”, es el título de la nueva charla de González que invita a pensar y reflexionar sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el crecimiento de los niños y niñas. 

Luego de una charla a sala llena en Córdoba, la próxima parada de “Dis+Positivos” es el 21 de agosto en el Anfiteatro Municipal de Río Tercero. Será una nueva oportunidad para seguir pensando en las infancias y en los desafíos digitales en la crianza y la educación.