En España hay pueblos en los que parece que se ha parado el tiempo. Pasear por sus calles es lo más parecido a adentrarse en un auténtico escenario de cuento gracias al encanto de épocas pasadas que perdura en sus casas antiguas y edificios con historia. Por todo esto, estos destinos son cada vez más populares entre turistas que desean una escapada tranquila y placentera con experiencia inmersiva incluida.
Uno de esos pueblos españoles que te hacen viajar al medievo solo con apreciar su trazado urbano y construcciones se encuentra en la provincia de Soria y es considerado uno de los pueblos con más encanto del país. Hablamos de Calatañazor, una localidad que no llega a los 50 habitantes y en el que la magia de su estética se ve reforzada por la paz que se respira en él.
Calatañazor se ubica sobre la vega del río Milanos, presidiendo una imagen que hace aún más imponente su presencia y particularidad. Su nombre viene del árabe «Qal`at an-Nusur», que significa «castillo de buitres». Este nombre hace referencia a uno de los emblemas del pueblo, su castillo, del que hoy solo quedan algunas ruinas, pero que se caracteriza por el sonido que hace el viento al chocar contra sus muros y que asemejan el sonido del vuelo de estas aves.
La mejor forma de visitar Calatañazor es perderte entre sus calles y comprobar por ti mismo la fama que le precede. Las calles de Calatañazor se caracterizan por mantener intacto el trazado medieval y el diseño de sus fachadas. Pasearás sobre cantos rodados mientras disfrutas de casas hechas en piedra y madera de sabinas, el árbol predominante en la zona, en su mayoría porticadas y con un característico color rojo que lo hace aún más pintoresco. Las casas de Calatañazor cuentan también con el distintivo de sus chimeneas cónicas, un diseño único en teja partida por donde tradicionalmente respiraban las cocinas de los hogares, impregnando el pueblo de un aroma a leña de lo más agradable.
Calle de Calatañazor, Soria
@vivecalatanazor

Aunque buena parte de la responsabilidad de su belleza la tengan estas calles, es tan solo una pieza más del total que justifica que Calatañazor tenga la distinción de Conjunto Histórico Artístico. Su importancia, además, también se justifica en la tradición, pues se dice de este lugar que fue el enclave en el que Almanzor perdió el tambor, es decir, donde comenzó el declive del famoso militar andalusí.
Qué ver en Calatañazor, el pueblo medieval más bonito de Soria
Tanto la silueta de Calatañazor como su historia más conocida ponen en el foco uno de los edificios más emblemáticos de la localidad: el castillo de los Padilla, una fortaleza de época medieval del que solo quedan algunas ruinas. Este castillo, que se piensa que se levantó sobre una fortaleza árabe anterior, ofrece una de las mejores vistas panorámicas de la zona. Desde aquí se puede apreciar tanto las calles del pueblo desde arriba como el Valle de la Sangre, que recibe este nombre por una batalla que se libró ahí entre musulmanes y cristianos en el siglo XI.
Otro de los aspectos más significativos de Calatañazor es la abundancia de construcciones románicas que pintan su paisaje. Entre los más populares se encuentra la iglesia de Santa María del Castillo, del siglo XII. Los sillares de la fachada principal, su arco de medio punto o los capiteles desgastados son el mejor ejemplo de cómo esta corriente artística caló profundamente en la zona, dejándonos vestigios tan evidentes como esta iglesia.
Iglesia de Santa María del Castillo, Calatañazor, Soria
@vivecalatanazor

A las afueras del pueblo se encuentran otro dos ejemplos de arquitectura sacra románica: la ermita de la Soledad y la ermita de San Juan Bautista. Mientras que la primera presume de mantener intactos los elementos románicos del siglo XII, de la segunda, que se encuentra justo enfrente de la otra, solo queda en pie entre las ruinas la portada y los muros.
Por la parte de atrás de la ermita de la Soledad, justo a los pies del castillo, es posible visitar una necrópolis del siglo X de lo más curiosas. En ella se conservan tres sepulturas con la forma de los hombros y la cabeza marcadas, un ejemplo de lo más curioso de lo que fue la vida en este pueblo, de principio a fin, y de cómo ha sabido mantenerse a lo largo de los años para que hoy todo aquel que busque un destino que verdaderamente sorprenda, sepa poner a Calatañazor en el mapa.