Carla Domínguez

Sol radiante, días eternos, planes improvisados… el verano nos invita a vivir con menos reglas y más piel al aire. Pero, mientras disfrutamos del mar, la piscina o los paseos al sol, nuestras joyas también sufren los efectos del calor, la humedad y los productos cosméticos.

Por ese motivo, durante esta época el año hay que prestar más atención a cómo cuidas tus joyas. Si quieres que tus anillos, collares y pulseras lleguen al final del verano tan impecables como en junio, te contamos cómo cuidarlos gracias a unos consejos de experto.

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¿Por qué las joyas necesitan más cuidados en verano?

Durante los meses de calor, nuestras joyas están sometidas a factores que no suelen estar tan presentes el resto del año. El sudor contiene sales que pueden oxidar metales como la plata y dañar acabados como el baño de oro. También puede oscurecer piedras porosas.

La radiación solar puede alterar el color y la transparencia de algunas piedras naturales (como amatistas, topacios o ámbares), y calentar los metales hasta deformarlos si son muy finos.

Por otro lado, el agua del mar puede corroer metales y dañar gemas delicadas. El cloro de las piscinas es aún más agresivo por lo que puede atacar el oro, debilitar engastes y puede dejar manchas.

Cómo cuidar tus joyas en verano

«Con la llegada del buen tiempo, pasamos más tiempo al aire libre. Sin embargo, si aumentas tu exposición a determinados elementos, es probable que tus accesorios sufran las consecuencias, ya que se elaboran con materiales delicados o se decoran con adornos a los que debes prestar una atención especial«, advierten desde la firma Vidal & Vidal.

Para la firma, es importante tener en cuenta algunos factores. Uno de los principales es vigilar la exposición a factores ambientales. «Es completamente normal querer lucir tus joyas favoritas cuando los días se alargan y te apetece aprovechar al máximo las horas de luz. Sin embargo, esta época del año presenta ciertos riesgos para tus piezas que pueden llegar a dañarlas, así que es importante que sepas identificar cuáles son».


Unos pendientes maxi con forma de flor.


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Uno de esos factores es el sol. «Una exposición directa y prolongada a los rayos solares no solo puede provocar que los metales de tus joyas se sobrecalienten, sino que también trae consecuencias graves para determinadas gemas«, aseguran desde la marca.

Además, insisten que hay determinadas piedras que sufren más con el sol. «La amatista, el topacio, el cuarzo rosa o la turquesa son especialmente sensibles a la luz del sol y pueden perder color de forma permanente. Por su parte, es posible que las perlas se vuelvan quebradizas y amarillentas«.


Un look con joyas de pedrería


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Otros factores que pueden estropear las joyas son el cloro, el agua salada y la arena. También es posible que el protector solar pueda alterar el estado de las joyas. «Algunos cosméticos que se usan en verano, como las lociones y los aceites con protección solar, contienen ingredientes que pueden acumularse en zonas más aisladas de las joyas, sobre todo alrededor de los engastes. Esto puede crear una película opaca que impide que la luz se refleje, lo que disminuye su brillo drásticamente«.

Ante la duda, siempre es mejor quitarlas para que no se dañen. Desde la firma recomiendan «retirar todas las joyas antes de aplicar protector solar, bañarte en la piscina o el mar, practicar deporte en la playa o, incluso, descansar sobre una toalla a la orilla. Lleva contigo un estuche o bolsitas de tela individuales para guardarlas de forma segura y evitar que se rayen«.

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