En la Fórmula 1, los contratos suelen estar llenos de cláusulas por rendimiento, pero pocas veces una bonificación por éxito ha estado tan cerca de llevar a la bancarrota, dicha historia tiene como protagonista a Kimi Räikkönen, que lejos de ser un problema por bajo rendimiento, el escandinavo condujo tan bien que casi destruye financieramente a la escudería… por cumplir demasiado bien su parte del trato.

Tras su retirada de la F1 a finales de 2009 y una etapa en rally y NASCAR, Kimi Räikkönen regresó al Gran Circo en 2012, firmando un contrato de dos años con Lotus‑Renault. Los términos incluían una cláusula extraordinaria: un bonus de 50 000 euros por cada punto de campeonato que cosechara.

Lo que Lotus había considerado una apuesta segura (porque esperaban pocos puntos por su coche), se convirtió rápidamente en un riesgo financiero: Räikkönen acumuló 390 puntos en esas dos temporadas, obteniendo dos victorias, 13 podios y un total de 207 puntos solo en 2012 y 2013, por lo que a Lotus no le quedó de otra más que cumplir con su contrato: fue así que desembolsó alrededor de 19,5 millones de euros, casi la mitad de lo que Lotus podía asumir en su presupuesto.

El problema no fue el rendimiento de Kimi, sino la falta de previsión en la clausula del contrato. Lotus, entonces bajo la propiedad de Genii Capital, esperaba que el coche fuese discreto y lejos de los primeros puestos. Sin embargo, el excelente nivel de Räikkönen lo colocó entre los mejores del mundo durante dos años.

Foto del perfil de kimimatiasraikkonen kimimatiasraikkonen

Los medios especializados no tardaron en denunciar que Lotus no pudo hacer frente a esa deuda sin poner en riesgo toda la estructura, llegando el equipo a registrar pérdidas millonarias (donde se habló de hasta 184 millones en el periodo), y enfrentarse a despidos y recortes drásticos de presupuesto.

Para entonces, Lotus ya estaba al borde: el patrocinador Lotus Cars había abandonado la escudería en 2012, lo que deterioró aún más su estabilidad. Frente a una presión financiera insostenible, sólo entraron otros inversores (como Renault) para rescatar la situación, evitando así una caída total.

Aunque hubo rumores que afirmaban que el piloto rechazó los bonos extra por su desempeño para que el equipo pudiera mantener su trabajo, este caso sigue siendo una de las lecciones más llamativas en la historia de los contratos deportivos, donde el mayor éxito se convirtió en una potencial sentencia financiera para una escudería pequeña.

Fotos de kimimatiasraikkonen

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