Tras semanas enteras atravesadas por discusiones internas, los dirigentes de la provincia de Buenos Aires acordaron finalmente votar la suspensión de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias en este territorio. Esto no significa que las discusiones queden saldadas, ya que esto abrió otro debate que tiene que ver con las fechas de presentación de listas que también quedaron atravesadas por las distintas estrategias electorales que están en disputa.

La definición del desdoblamiento electoral y la suspensión de las internas abren paso a una pelea que también se da en el seno del peronismo. El objetivo de Axel Kicillof es ampliar los tiempos para la presentación de alianzas, listas y boletas provinciales para los comicios del 7 de septiembre. Según el cronograma actual, los nombres de quienes compitan deberían conocerse el 8 de agosto, es decir, 30 días previos al domingo que se vota. Pero el gobernador tiene otros plazos y propuso llevarlo a 70 días previos.

No está solo, ya que la Junta Electoral también pide más tiempo. Habla de 50 días previos a los comicios para poder organizar una elección desdoblada que será inédita en el territorio bonaerense. En la primera reunión en la que participaron legisladores bonaerenses, la junta presentó un informe en el que explicaba la necesidad de estirar los tiempos de una normativa sancionada en 1946 y pensada para una provincia que en aquel momento tenía un millón de electores, número irrisorio para los 13 millones actuales.

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El que se opone a modificar los plazos es el kirchnerismo. No es un dato menor, ya que en estas elecciones provinciales pondrá en juego a su principal figura: Cristina Kirchner, quien ya anunció que competirá como candidata a diputada provincial por la tercera sección electoral.

La intención del kirchnerismo es sentarse en una sola mesa de negociación y hacer una sola campaña, aunque Kicillof haya ganado la pulseada de las elecciones desdobladas. Si el cronograma se mantiene como está, este cierre de candidatos provinciales del 8 de agosto se arrima al de la lista de diputados nacionales que será el 17 de agosto.

Así, aunque los bonaerenses irán dos veces a votar, la negociación de los nombres será una y la campaña también. El temor de CFK es que después de la provincial, los dirigentes bonaerenses se corran y ya nadie haga campaña por la lista de diputados nacionales para la que pretende mantener el control de la lapicera. Todo está en discusión. Incluso un sector del radicalismo bonaerense le presentó una propuesta al gobernador que no fue mal vista: introducir en la discusión electoral legislativa un cambio en las condiciones para las boletas provinciales. ¿Cuál? Que las papeletas históricas pasen a ser en blanco y negro. La excusa de los costos tiene que ver con quitarle la posibilidad a La Libertad Avanza de que sus adeptos puedan identificar a sus candidatos por el color violeta. “Nadie conoce a los candidatos libertarios a legisladores provinciales y a concejales; es más, sus dirigentes son horribles.

Si los votan es porque son de Milei y son de color violeta. Saquemos el color violeta”, fue el argumento para quitarles votos a los libertarios. La propuesta pasó del radicalismo a la gobernación y de ahí a Sergio Massa, quien también dio el visto bueno. Había un proyecto en el Senado bonaerense presentado, pero fue retirado. ¿Lo volverán a presentar?