Marvel está triunfando tanto en público como en crítica con su última película, ‘Thunderbolts*‘. La reunión de ¿antihéroes? del UCM toma el nombre del grupo homónimo de los cómics con una parrilla e idea más parecida a las últimas encarnaciones del equipo. Lo cual es una lástima, porque el concepto detrás de la fundación del supergrupo era mucho más fascinante.
De ahí que, más allá del éxito y críticas que coseche la película, creo que en Marvel han perdido una oportunidad de oro. Y es que lo que tenemos en cine no se parece en (casi) nada a lo que salió en los quioscos y tiendas especializadas hace ya 28 años, en 1997.
Fue entonces cuando los imprescindibles Kurt Busiek y Mark Bagley se pusieron manos a la obra para rellenar el vacío de poder en el Universo Marvel con un nuevo grupo. Tras una monumental batalla contra Onslaught, Los Vengadores y Los 4 Fantásticos mueren aparentemente. Estamos en un mundo sin los grandes héroes (y la Patrulla-X estaba de duelo por las circunstancias). Es en este momento donde un grupo surge: Los Thunderbolts.
La justicia… como el rayo
Pero aquí viene el giro. Este grupo de superhéroes nuevos liderados por Ciudadano V no es otra cosa que los Amos del mal del Barón Zemo, acérrimos enemigos de Los Vengadores, con nuevas identidades: Escarabajo es ahora Mach-1, Arreglador se convierte en Techno, Mimí Aulladora es Pájaro Cantor, Goliath ahora es Atlas y una de sus primeras misiones es sacar de la cárcel a Piedra lunar.
Con lo que no contaba el Barón Zemo es que entre heroicidades y alguna que otra fechoría para cumplir su plan maestro, sus secuaces le cogerían el gusto a ser superhéroes. Se empezaban a cuestionar cosas y plantear el bien que pueden hacer en el mundo como héroes. No quiero entrar en demasiados detalles, pero en cuanto vuelven Vengadores y 4 Fantásticos (Heroes Return) todo se destapa.

A partir de aquí tendremos una escisión del grupo. Los Thunderbolts, ya descubiertos como antiguos villanos, se emancipan trágicamente de las redes de Zemo y queriendo demostrar, bajo la tutela de Ojo de Halcón, que ahora son de los buenos.
Una serie de cómics estupenda (de lo mejor de la época), con Kurt Busiek primero y Fabian Nicieza después de guionistas, en donde se exploraba mucho el heroísmo desde ese punto de vista del eje moral, de la redención y de la frustración que es, a veces, el querer pero no poder, entre otras cosas.
Entiendo, completamente, que desde Marvel Studios hayan querido tirar más por las encarnaciones nuevas del grupo (más en la onda del Escuadrón Suicida de DC) que por la idea original. Es mucho más práctico y el hecho de que el UCM apenas tenga una galería de villanos (adecuados para esto) lo suficientemente nutrida ayuda a desechar la idea.
Sin embargo, no dejo de pensar en lo bueno que hubiera sido ambientar ‘Thunderbolts*’ durante el lapso, ese intervalo de cinco años post chasquido de Thanos, y de repente tener un colorido grupo de villanos siendo la esperanza de un mundo en duelo por la pérdida de la mitad de la gente. Una historia que podría haber sido maravillosamente interesante.
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