Este lunes, a las 7.35 (hora italiana), falleció Jorge Mario Bergoglio. Francisco, el primer Papa latinoamericano y el primer argentino en liderar la Iglesia Católica, había transitado una larga internación por una pulmonía bilateral. Contra todo pronóstico había salido adelante, luego de dos meses dejó la clínica Gemelli el 23 de marzo y cumplió con una última misión: estar presente en la Plaza de San Pedro el Domingo de Pascuas.

El Domingo de Resurrección se despidió, a su modo, utilizando las fuerzas que le quedaban para dar una última bendición urbi et orbi – que solo se da en Pascua y en Navidad- desde el balcón de la basílica de San Pedro.

La noticia de su fallecimiento, que se conoció mediante un comunicado de la Santa Sede, causó conmoción en el mundo. Sobre todo porque Bergoglio deja como legado una Iglesia transformada, que tomó como banderas la lucha por los inmigrantes, los marginados y los descartados, que se posicionó a favor de la ecología y se opuso a las guerras. Además, bregó por una Iglesia sinodal en donde laicos, mujeres y comunidades LGBTIQ+ sean parte y tengan voz. 

Para comprender su legado y lo que implica la muerte del Papa, y el consecuente inicio de la Sede Vacante, para la Iglesia y el mundo, dialogamos con Mariano Saravia, periodista y magíster en Relaciones Internacionales.

El Papa del fin del mundo

Jorge Bergoglio fue electo sucesor del papa Benedicto XVI el 13 de marzo de 2013. En ese momento, se especulaba con que sería un papado corto, ya que Francisco tenía 76 años, la edad con la que usualmente los obispos se retiran. 

Sin embargo, – y otra vez contra todos los pronósticos- falleció a los 88 años, poniéndole fin a un período de 12 años como máxima autoridad de la Iglesia Católica. 

Saravia señaló, en diálogo con Mano a Mano, que se pueden resaltar dos grandes ejes en el papado de Francisco: “La justicia social y la ecología, ambos aspectos son además su legado político. Siempre habló, en sus discursos y encíclicas, de la imposibilidad de salvarse solo y del desastre ecológico que estamos haciendo, pero no solo como denuncia, sino señalando causas y apuntando al capitalismo salvaje”.

Mariano Saravia, periodista.

Bergoglio fue el primer Papa jesuita, de allí su compromiso con la justicia social y su misión de reconciliación, de perdón y unión entre las diferentes denominaciones cristianas. En esa línea, Francisco -nombre que eligió en alusión a San Francisco de Asís y su espíritu de humildad y entrega- visitó 66 países e hizo 47 viajes apostólicos. “Hay que ir a la periferia si se quiere ver el mundo tal cual es”, escribió en su libro Soñemos juntos, el camino a un mundo mejor

En los kilómetros que recorrió visitó países como Israel, Jordania, Palestina, Sri Lanka, Emiratos Árabes Unidos o Japón en los que el objetivo era el fomento de la paz por medio del diálogo interreligioso. Incluso fue el primer Papa en visitar Irak (en marzo de 2021), Mongolia (en 2023) y Bangladesh (durante diciembre del 2018), tierras donde los cristianos son minoría.

En su primer discurso, ante una Plaza de San Pedro colmada, Francisco se reconoció como el Papa al que “los cardenales fueron a buscar al fin del mundo”. Que haya sido argentino implicó, para la Iglesia y el mundo, mucho más que una cuestión anecdótica.  “Llevó la impronta de la periferia y de los márgenes del mundo a la Iglesia, porque él representaba a los marginados y a los excluidos”, sostuvo Mariano. 

El Papa supo utilizar el poder de que sus palabras resonaran en la prensa mundial, pero, para el magíster en Relaciones Internacionales, su impulso transformador y poder tenían un freno eclesiástico.

“Nunca se calló. Es fácil para un Papa hablar de paz o de terminar con la pobreza, pero en el fondo son cosas que no dicen nada. Francisco en el discurso del domingo dijo ‘si queremos la paz, hay que empezar con el desarme’, y ahí apunta contra la hipocresía mundial. Decía no hablemos de los pobres, si no empecemos a hablar de los ricos. El Papa iba al hueso, era muy jugado en ese sentido”, dijo Saravia.

Y agregó:Francisco abrió muchas puertas, le dio un aire fresco a la Iglesia, pero hubo cosas que él hubiera querido profundizar y no lo dejaron. Sobre eso, Saravia ejemplifica que el lugar de la mujer y la posibilidad que sean sacerdotes, el celibato obligatorio o la apertura al colectivo LGTBIQ+ son algunas de las temáticas que el Papa nacido en el barrio Flores abrió al diálogo, pero en las que no pudo ahondar de forma significativa. El permiso de comulgar para los divorciados es una de las reformas que sí pudo profundizar.

Para Francisco la Iglesia debía ser de puertas abiertas. Buscó incluir a las personas homosexuales y autorizó a los sacerdotes a bendecir a parejas del mismo sexo. “Toda persona es hijo de Dios. Y Dios no rechaza a nadie, es padre. Yo no tengo derecho a echar a nadie de la Iglesia. Mi deber es recibir siempre, no cerrarles la puerta”, dice el Sumo Pontífice en el documental “Amén. Francisco responde”.

Los roles y lugares que en la actualidad pueden ocupar las mujeres en el Vaticano también son un hito del papado de Francisco, el “Papa de las primeras veces”.  Fue el primero en nombrar a una mujer para dirigir una oficina administrativa en el Vaticano y, más recientemente, nombró a una mujer (Simona Brambilla) como prefecta de la Santa Sede.

La pregunta más resonante en estos días, y que no encontrará respuesta certera hasta conocerse quién será el nuevo Papa, es si habrá o no continuidad en las transformaciones revolucionarias que el pontífice dejó.

Cónclave

Tras la muerte de Francisco, el Vaticano entró en Sede Apostólica Vacante. En ese período nadie asume las funciones y la potestad que el Papa posee. La figura que más importancia tiene en este tiempo es la del Camarlengo. 

Se trata del cardenal que se encarga de constatar la muerte del Sumo Pontífice para luego liderar la organización del funeral, el cónclave y la transición al nuevo papado. Quien asumió esta tarea fue el ex obispo de Dallas, Kevin Farrel.

– ¿Cómo será el proceso para la elección del nuevo Papa?

M.S: Ahora se viene el Cónclave (reunión del Colegio Cardenalicio) que probablemente sea muy peleado y largo. Los cardenales ya empezaron a llegar a Roma y, después de que finalicen las exequias, se van a juntar en la Capilla Sixtina. Van a conocer a los candidatos y después de eso empiezan las votaciones. En ese tiempo los cardenales solo salen a comer y a dormir y no tienen ni el celular, pero es muy político todo. 

– ¿Hay un tiempo límite en las votaciones?

M.S: No, no hay un tiempo máximo. Se van haciendo sucesivas votaciones hasta que alguno de los candidatos llegue a los ⅔, es decir el 66% de los votos (92 cardenales). En 2013 para elegir a Francisco se hicieron 5 rondas de votaciones.

En la composición del Colegio Cardenalicio hay otra clave para entender el paso de Francisco por la Iglesia Católica. En 2013 el Cónclave estaba compuesto por 115 cardenales de 48 países. Hoy, con los cambios cualitativos y cuantitativos que el Papa argentino realizó, son 138 los cardenales electores (114 son no electores, ya que solo tienen derecho a voto los menores de 80 años) que proceden de 66 países, una representación geográfica inédita en la historia reciente la Santa Sede.

“Francisco tenía mucha muñeca política, él era muy político. Designó a más de un 80% de los cardenales que pueden votar (109 en total). Es decir que dejó gente con una visión abierta, a fin a la suya, en lugares clave. Igual esto no es garantía de nada, el ala conservadora de la Iglesia es también muy fuerte”, explicó Saravia.

Si bien aún no hay una lista oficial, entre los posibles candidatos hay cardenales con una ideología afín a la de Francisco y otros que se encuentran en las antípodas ideológicas.

“Los más próximos a la visión de Iglesia del Papa, más abiertos y progresistas, son Luis Antonio Tagle (filipino, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos), Matteo Zuppi (italiano, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana) y Pietro Parolin (italiano, actual secretario de Estado del Vaticano). El resto – Peter Turkson, Juan José Omella, Luis Francisco Ladaria Ferrer, Raymond Leo Burke, Peter Erdö Y Gerhard Ludwig Müller – son opositores a las transformaciones que hizo Francisco, conservadores en su mayoría. Pero el Cónclave no es matemático, hay mucha rosca, presiones y hasta corrupción. Por eso va a ser peleado”, contó Mariano sobre los candidatos a liderar la Iglesia Católica.

El Cónclave definirá si las revoluciones que inició Jorge Bergoglio, dentro de la Iglesia Católica y el mundo, tendrán o no continuidad. El Sumo Pontífice llamó a los creyentes a “hacer lío”. Él lo hizo desde su lugar. “Francisco abrió puertas, al menos las abrió a la discusión. No pudo concretar muchos de los cambios que quería, su experiencia demuestra que el papado no es un lugar de máximo poder. Pero ya abrió las puertas para que todos sigan discutiendo estos temas, involucrándose y, como él decía, ‘haciendo lío’”, concluyó Mariano Saravia, magíster en Relaciones Internacionales.