No hay ninguna otra tarea del hogar que posponga y evite más que limpiar el horno. Tanto que acabo por no usarlo ya que la grasa y otros residuos se van acumulando en el interior de este electrodoméstico y se hornean con cada nuevo uso. De este modo, al cocinarse repetidamente, los residuos terminan quemándose pudiendo liberar sustancias poco deseables, como monóxido de carbono, entre otras. Además de que un horno limpio alarga su vida útil.
Lo mejor siempre es limpiar el horno tras cada uso, ya que así atajamos el problema de raíz, evitando que la suciedad se acumule. Además de que la suciedad fresca se limpia infinitamente más fácil y rápido que tras haberla dejado macerar con el tiempo.
No obstante, si suele ganarte la pereza o si no eres la única persona en casa que utiliza el horno, hay un truco que te evitará todo el trabajo duro a la hora de dejar una bandeja manchada de grasa como los chorros del oro. Es tan sencillo como colocar una pastilla de lavavajillas en el centro y añadir agua hirviendo hasta que se disuelva la pastilla.
DEspués, dejamos actuar, como mínimo, durante quince minutos. Una vez transcurrido este tiempo, cogemos dos hojas de papel aluminio y las estrujamos hasta formar una bola que usaremos para fregar la bandeja. Tardaremos solo unos instantes en conseguir eliminar toda la grasa que hacía que la bandeja estuviera pegajosa. Eso sí, antes de volver a colocarla en el horno y usarla tenemos que enjuagarla bien.
Foto de portada | Antoni Shkraba
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