Ya sea por transmisión cultural, por creencias o, simplemente, por preferencias, somos todos (o casi todos) los que seguimos el mismo procedimiento para comernos cualquier fruta o verdura que se precie (sobre todo, las segundas): cogemos un cuchillo o un pelapatatas, quitamos la piel y, después, con la carne hacemos lo que sea pertinente (cocer, comerla cruda, asar, freír…).
Pues bien, parece ser que todos los que hacemos lo mismo estamos cometiendo el mismo error. Que son muchas las frutas y las verduras cuya piel tiene, si cabe, más beneficios que su interior, por diversos factores. Ya contamos por qué desaprovechamos la mejor parte de la sandía
, o por qué las semillas de las manzanas
, por ejemplo, deberían ser tenidas más en cuenta. Pero nunca nos habíamos parado a pensar en la piel que está aparentemente dura, rugosa y, en ocasiones, algo sucia.
Por qué no deberías pelar el kiwi
De acuerdo a una publicación de Instagram de la nutricionista Yaiza Perdiguero
, todos cometemos el mismo error: pelar el kiwi. «Aunque no todos están acostumbrados a comerlo así, la cáscara del kiwi es comestible», dice esta profesional.
Ella misma asegura que la razón es que está llena de vitamina C y que, de hecho, tiene mucha más fibra que la pulpa. Una propiedad que, precisamente, es protagonista en esta fruta.
Es algo que también aseguran y garantiza los profesionales de Zespri: «Todas las variedades de kiwi, incluso las que tienen ‘
pelusilla‘, se pueden comer con piel», dicen. Eso sí, siempre asegurándose de lavarlos bien para desinfectarlos.
Desde Kiwi Atlántico explican también que la piel del kiwi mejora el sistema cardiovascular e, incluso, mejoran su concentración en colágeno, ideal para mantener alejado el envejecimiento de la piel.
Cuidados para la piel de la fruta y las verduras
Pese a las propiedades beneficiosas que se encuentra en esta parte de muchas frutas y verduras, es cierto que hay que tener algo de cuidado al desinfectarlas, si vamos a ingerirlas.
Y es que, en muchas se pueden quedar los conocidos como ‘residuos de plaguicidas’ que resultan después de tratar la fruta y/o verdura antes de que pasen a la cadena de alimentación humana. «Se pueden encontrar en el exterior de frutas y verduras», explican los expertos de la Comunidad de Madrid. «A veces se busca que se quede ese residuo, aunque se respete la dosis máxima autorizada», prosiguen.
«Es el caso de la cáscara de la fruta para protegerla de plagas en su almacenamiento», continúan. Y, aunque insisten en que la normativa y el control garantiza que aunque se ingieran los residuos no supone riesgo para la salud, conviene desinfectar todo bien antes de llevárselo a la boca, sobre todo si nos referimos a la piel de la fruta y la verdura, pues es la parte en la que más plaguicidas suelen quedarse al ser el exterior del fruto. Es, precisamente, esa piel la que más restos puede tener (aunque no siempre los tienen) porque es el exterior del fruto.
Ahora bien, ¿cómo eliminarlos? «Cabe señalar que ningún método de lavado es 100% eficaz en remover todos los residuos de pesticidas«, afirman los profesionales del NPIC
. «Lavar la fruta o verdura bajo el agua corriente quita más residuos que solamente remojarlos en un recipiente», siguen. «Pelar o cepillar alimentos como las patatas con un cepillo limpio de cerdas o hebras firmas, o frotar frutas suaves bajo el agua corriente es la mejor manera de eliminar estos residuos», terminan. Y, si se opta por desinfectarlos con algún producto, indican que habrá que asegurarse de que esté especialmente pensado para alimentos.