Si atendemos a la recomedación más extendida de que debemos dormir alrededor de ocho horas al día, podemos concluir que nos pasamos un tercio del día en la cama. O, haciendo una media rápida, más de un 30% de nuestra vida entre las sábanas. Así que la higiene en el dormitorio se antoja una cuestión tan importante casi como nuestro aseo personal.
Un estudio reciente de la Universidad de Nueva York encabezado por el científico Philip Tierno asegura que lo ideal es que las sábanas se laven una vez por semana. La neurocientífica, psicóloga y experta en sueño británica Lindsay Browning coincide con su colega en que hay que cambiarlas de forma semanal o, como mucho, cada dos semanas.
Yo sigo sus consejos a pies juntillas, porque me entran los picores solo de pensar que la acumulación de sudor que desprendemos al dormir y los restos de piel muerta que quedan entre las sábanas son un festín para los ácaros y bacterias, además de un problema para nuestra salud cutánea.
Pero tengo que reconocer que en mi casa, si hay un momento temido en nuestra rutina semanal doméstica, ese es el cambio de sábanas. Y no precisamente por tener que hacer la colada: poner la funda del nórdico es un auténtico tormento que nos jugamos a ‘piedra, papel o tijera’ mi marido y yo.
El truco para que cambiar la funda del nórdico no sea misión imposible. /
Porque digamos las cosas claras: perdemos cualquier tipo de dignidad cuando nos tenemos que enfrentar a esta ingrata tarea que nos deja atrapadas en una funda como si fuéramos un fantasma, atoradas por el relleno de plumón y sin saber nunca dónde encontrar esas esquinas que creías tener localizadas. Cuando lo ves desde fuera, es de lo más cómico; desde dentro, completamente dramático.
Luego tienes que enfrentarte a comentarios de todo tipo cuando te sinceras. «Uy, si es facilísimo, yo lo hago sola y en un segundo queda perfecto». «Hija, tanto lío para que luego siempre parezca que la cama está deshecha». «¿No has visto la cantidad de trucos que hay en TikTok o qué?«. Pues sí, he visto mil tips y he tomado nota de mil consejos y nada me ha funcionado. Hasta ahora.

La forma más fácil de poner la funda del nórdico sola en un minuto
Porque hace unas semanas por fin encontré EL TRUCO con mayúsculas para cambiar la funda del nórdico yo sola, sin esfuerzo, sin dramas y en un minuto. Si tú tampoco confías en mí ahora mismo como yo no confiaba en todo lo que vi antes, te entiendo y no te culpo, pero dale una oportunidad porque de verdad funciona.
La solución a mis problemas la encontré en IKEA (otra vez). Pero en esta ocasión no se trataba de un chollo baratísimo ni de una idea para transformar un mueble básico en una pieza única, sino el único método del mundo que de verdad me ha funcionado. Porque escéptica después de tantos desengaños, por supuesto lo he probado unas cuantas veces antes de contároslo.
La realidad es tan sencilla como parece en este vídeo viral (tiene más de 35.000 likes y se ha compartido miles de veces). Primero, das la vuelta a la funda y la extiendes sobre la cama. Después, colocas el nórdico encima juntando las esquinas. Y ahora, y aquí es donde yo fallaba, nada de meterte dentro ni tirarte encima, ni llorar: tan fácil y rápido como ir enrollando la funda y el relleno juntos desde la parte cerrada hasta el final y, cuando ya esté completamente enrollado, le damos la vuelta al nórdico y desenrollamos.
De esta manera, tener la cama perfectamente hecha en cuatro sencillos pasos no te llevará más de un minuto. Y hacer caso a la ciencia y cambiar tus sábanas todas las semanas no será nunca más una batalla campal. Ya solo tienes que preocuparte en pensar qué tarea doméstica echarás a partir de ahora a ‘piedra, papel o tijera’ con tu pareja.