La semana pasada un chofer de la línea 51 de Tamse fue golpeado en barrio Nuestro Hogar 3 por un usuario que pretendía viajar sin pagar el boleto. Por la agresión, los colectivos dejaron de salir unas horas en punta de línea como forma de protesta.
Desde el gremio de los choferes (UTA Córdoba) revelan que la práctica de pretender viajar sin pagar se ha extendido en el último tiempo a caballo de la recesión económica.
“Nuestro Hogar 3, como otros barrios periféricos, son sectores conflictivos de la ciudad donde siempre se genera esta tensión entre chofer y pasajeros, pero desde hace un tiempo la conflictividad ha aumentado porque a diario siempre sube gente al colectivo que busca viajar sin pagar”, describe Sergio Acosta, secretario adjunto del sindicato a La Décima.
Acosta señala que “algunos compañeros prefieren manejar la situación para evitar una confrontación directa” con el pasajero. Manejar la situación significa conceder al no pago del boleto. Pero la situación se complejiza porque las escenas de rebeldía se reiteran con frecuencia.
Entre los barrios sindicados como “conflictivos” en la zona sur se encuentran Angelelli, Rivadavia, Nuestro Hogar 3, Comercial, Villa El Libertador y Ampliación Cabildo, entre otros.
Un chofer que trabaja en la zona, anónimo, confiesa: “Esta cada vez peor la cosa”. Y agrega: “En mi caso, insisto con el pago, pero cuando veo que el tipo se violenta y la cosa puede escalar, prefiero dejarlo como forma de cuidar también al resto del pasaje”.
El modus operandi del pasajero inconformista es argumentar que no tiene dinero para pagar y pedir permiso para comprar el pasaje arriba de la unidad. A veces consigue alguien solidario que se lo venda y otras veces no. En otras oportunidades, juega al distraído y busca seguir viajando sin pagar. La discusión con el chofer se tensa cuando aquel lo invita a descender del colectivo.
“La calle es supervivencia pura, lo que hace que uno active mecanismos para convivir en ese ámbito”, reflexiona el gremialista de UTA sobre la realidad que viven los trabajadores del volante.
Por más mecanismos de preservación activados, muchas veces estos episodios terminan en violencia urbana. Por este motivo, un adicional de Policía viaja con el pasaje en horas de la noche, aunque no siempre se logra una prevención efectiva porque no hay uniformados para todos los coches.
A la recesión económica que golpea los bolsillos populares, se agrega la actualización sistemática de la tarifa del transporte. Este último fin de semana se dispuso un nuevo aumento de casi 30 por ciento, lo que proporciona más argumentos para los pasajeros díscolos.
Recarga lenta
Otra excusa es la falta de lugares para recarga de boletos en la periferia de la ciudad o la demora en acreeditación de los pagos efectuados en las billeteras virtuales.
“A veces me demora 24 y 48 horas en acreeditarse, y cuando te das cuenta ya estás en la parada”, cuenta una usuaria del servicio.
En su caso, ella paga el boleto siempre, pero dice que es una queja que escucha a diario en el pasaje y que suele esgrimir como excusa quien se niega a abonar el boleto, hoy en 1200 pesos.
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