Costas vs. Díaz: duelo de padres e hijos en semis de la Sudamericana

Racing se metió en una semifinal internacional después de 27 años de espera y la ilusión es grande en Avellaneda. Tras dejar en el camino al Paranaense con una contundente goleada en el Cilindro, la Academia se metió entre los cuatro mejores equipos de la Copa Sudamericana y ahora deberá enfrentarse a otro rival brasileño: el Corinthians de Ramón Díaz.

Dicha serie, pautada para las últimas semanas de octubre (la ida en Brasil y la revancha en Avellaneda), tendrá una curiosa particularidad: ambos entrenadores tienen a sus hijos como ayudantes en sus respectivos cuerpos técnicos. La historia de Emiliano, quien acompaña al Pelado desde hace más de una década, es más conocida, mientras que Federico y Gonzalo Costas le hacen la segunda al viejo con un laburo silencioso en la Academia.

Federico y Gonzalo Costas, hijos de Gustavo, llegaron a la Academia a fines del año pasado junto a su padre. El primero es el preparador físico principal del plantel y el otro se desempeña como ayudante de campo y analista de rendimiento y video.

«Sabemos lo que representa ese nombre en Racing. Por eso nos tenemos que esforzar el doble o triple para estar a la altura de la exigencia. Este es un cambio de aire para volver a unir a la gente», le contaba Federico a la web oficial de Racing allá por enero, cuando comenzaba su trabajo.

Nacido en Suiza, cuando Gustavo jugaba en el Locarno, tuvo pasos como jugador en Deportivo Español y Platense, entre otros, y por la Selección Argentina de fútbol playa. Hizo sus primeras armas como PF en Almagro y se integró el cuerpo técnico de su padre en 2016, cuando se hicieron cargo del Atlas de México.

«Si uno se ha capacitado de la manera que exige el fútbol de hoy, se abre una ventana laboral para trabajar en conjunto. Es cierto, aún hay cierto prejuicio que marca que uno trabaja en el cuerpo técnico de su padre por esa relación. Pero cada vez se ve más: el caso de Emiliano con Ramón Díaz, los hermanos de Carlos Tevez… Si uno tiene la capacitación, porque ese es el requisito principal, se puede trabajar porque además uno tiene las cosas bien claras: está la relación familiar, claro, pero acá hay una relación profesional. Uno se va capacitando de manera permanente, sobre todo con la incorporación de herramientas tecnológicas y metodológicas. Acá no se puede caretear: si no tenés la capacidad, quedás expuesto rápidamente», agregaba Federico sobre la relación y la exigencia.

Por su parte, Gonzalo actuó en equipos como Platense y San Martín de Burzaco, y se unió al CT familiar cuando Costas agarró la selección de Bolivia en 2022, si bien ya colaboraban previamente.

Luego de seguirle los pasos a Ramón como futbolista en sus equipos, Emiliano pasó a formar parte del cuerpo técnico del Pelado en 2011, cuando se hizo cargo de Independiente. Desde entonces se convirtió en su mano derecha y lo acompañó en River (fueron campeones en 2014), Paraguay, Arabia (consiguieron varios éxitos), Egipto, Emiratos y ahora en Brasil.

Como futbolista (River, Talleres, San Lorenzo, All Boys), Emiliano nunca llegó a asentarse. Algún tiempo atrás, en una entrevista con Clarín, el mayor de los hermanos Díaz admitió: «Sé que llegué a lugares por ser el hijo de Ramón. Estuve en lugares donde no merecía estar. Llegué a algunos clubes porque este loco me quiso llevar. ¿Para qué te voy a mentir? Estaba para jugar a otro nivel».

No obstante, con su papel en el cuerpo técnico ganó protagonismo. Se convirtió en un nexo para Ramón con las camadas de futbolistas más jóvenes y siempre está pegado al Pelado en la línea de cal durante los partidos. El año pasado salvaron al Vasco da Gama del descenso y ahora buscan hacer historia en un Corinthians que tiene realidades bien opuestas: mientras pelea la permanencia en el Brasileirao, el Timao disputará las semis de la Sudamericana y la Copa Brasil.