Gallardo, armonía y siete escalones en su regreso

Marcelo Gallardo volvió a su casa y en familia, incluso hasta con su histórica pareja, sin exposición pública en tiempos anteriores, ahora contando sus sensaciones, elogiándolo y posando con la camiseta de MG. Está claro que el Muñeco reacomodó su vida privada y, acompañando de cerca a su papá en una pelea de las que cuestan, ya se puso el chip riverplatense, como en sus ocho años y medio anteriores.

Volvió más rápido de lo esperado y, como bien contó, con madurez, habiendo detectado desde afuera situaciones que desde adentro no advertía por esa adrenalina del día a día. Se verá, a lo largo del camino, si esas observaciones lo ayudan a mejorar aspectos del primer ciclo, exitosísimo de por sí.

Claramente llegó en son de paz el DT y con el objetivo de enfocarse en cosas grandes. Aunque con sus palabras dejó entrever que no había feeling con Demichelis, a quien ni nombró y, es más, respecto del ciclo que le antecedió remarcó que hay que cambiar el espíritu y reencarrilarse. De Micho solo habló indirectamente al comentar la ventaja de estar en octavos de final de la Libertadores. Y justamente, más allá del contrato extra large, de proyectos, esa es la gran zanahoria en lo inmediato. Porque saben los hinchas que con Gallardo hay muchas más chances de llegar a los siete partidos para soñar con la Quinta, que tan cerca estuvo en 2019.

La Copa es la obsesión, por gloria deportiva y por economía. Hay muchísimo en juego. Sin cucos en la competencia, se suman rápido refuerzos pedidos por el DT y en ocho días hay que salir a la cancha en Córdoba contra un Talleres en baja. “Es grande el desafío”, dijo, consciente de que la prioridad es la Libertadores, donde define todas las series como local y con el sueño de jugar la final en casa. En ese Monumental nuevo que recorrió por primera vez y que el sábado le dará una bienvenida gigante.