Marta Moreno

¿Dónde reside el verdadero secreto de
la felicidad eterna? Aunque muchos estudios científicos aseguran haber dado con la respuesta definitiva, lo cierto es que la felicidad es algo subjetivo que depende de los ojos desde los que se la busque y se la mire. Pero también es cierto que hay ciertos hábitos, costumbres o, incluso, alimentos que nos hacen un poquito más felices (o que, al menos, nos ayudan a ver la vida desde unos ojos más tranquilos y descansados). Es el caso de una infusión que, de acuerdo a los expertos, puede llegar a aumentar las hormonas de la felicidad y reducir los niveles de estrés y ansiedad.

Entendemos por
infusión esa mezcla entre algún vegetal y agua hirviendo. Plantas a las que, culturalmente, se les ha atribuido propiedades curativas o medicinales como puede ser la manzanilla para tratar los problemas gastrointestinales o la tila para relajarnos después de un episodio de estrés. Lo cierto es que, aunque existe algún que otro estudio científico que avala alguna de las propiedades atribuidas a estas plantas, todavía falta mucha investigación al respecto de ellas.

A la hora de alcanzar la felicidad, la ciencia tiene algunas cosas claras: el ejercicio físico constante, un buen descanso y una alimentación basada en alimentos saludables pueden ayudarnos a llegar a ella. Y en esa lista de alimentos se encuentra alguna que otra infusión cuyas propiedades ya han sido probadas, como es el caso de esta que todos conocemos.

Una infusión que nos hace más felices

De acuerdo a una revisión científica publicada hace unos años en
la revista Hindawi Publisihing Corporation, la infusión de lavanda ayuda a estabilizar el estado de ánimo y a proteger nuestro sistema neurológico, entre otras propiedades. «Son muchos los estudios científicos en humanos que respaldan la eficacia de la lavanda, ya sea sola o como aditivo de otra sustancia, en trastornos neurológicos y psicológicos», afirma la citada revisión.

De acuerdo a los estudios que se han analizado, la lavanda (no solamente en infusión, sino también en aromaterapia o como aceite esencial) nos ayuda a mejorar el estado del ánimo y la calidad de nuestro sueño. También es perfecta para tratar dolores leves de cabeza, problemas digestivo y alguna que otra inflamación (sí, porque también actúa como antiinflamatorio y analgésico).

Y, aunque el estudio considera que tiene pocas reacciones adversas, también es riguroso a la hora de afirmar que no hay mucha ciencia que explique cuáles son esos posibles efectos secundarios de tomar lavanda y que, de hecho, se debería investigar más en esta cuestión. «Se requerirían seguimientos a más largo plazo, especialmente para la lavanda oral, antes de recomendarla para el tratamiento de trastornos neurológicos o psicológicos», dicen los autores.

Todo ello en conjunto nos puede ayudar a sentirnos mejor con nosotros mismos y a alcanzar esos pequeños hábitos que, según la ciencia, nos ayudan a ser más felices, por lo que
aumentaríamos nuestro nivel de felicidad.

Eso sí, conviene recalcar que el estudio ya habla de que su uso está contraindicado en algunas personas, como las embarazadas, los niños, las mamás lactantes, personas con problemas gastrointestinales o en personas que sean alérgicas a esta planta.

Cómo preparar una infusión de lavanda

Preparar una infusión de lavanda casera es muy sencillo y nos llevará muy poco tiempo. Se puede tomar caliente (perfecta para la noche) o fría, para activar nuestro metabolismo por la mañana o en verano, cuando más calor hacer. Además, se puede tomar en cualquier momento del día; aunque es cierto que tomándola después de comer puede ayudarnos a mejorar nuestra digestión. Para prepararla, basta con seguir estos pasos:

1. Pon a calentar un vaso de agua en el fuego o en el microondas y espera hasta que llegue a ebullición

2. En una taza pon un infusionador con unas poquitas de hojas y flores secas de esta planta (o una bolsita con una infusión ya preparada)

3. Cuando el agua haya cocido, viértela sobre la taza donde tienes la infusión

4. Tapa y deja reposar unos diez minutos

5. Cuando hayan pasado los diez minutos, destapa y… ¡a disfrutar!