Marta Ramos

Espolvoreadas encima de un yogur, de un bowl de açai o, incluso, a modo de decoración encima de un pan recién hecho. Estos son algunos de los usos más habituales que hemos otorgado a las semillas de chía, un considerado superalimento que ya utilizaban los aztecas en México y Guatemala por los numerosos beneficios que reportan a la nutrición y a nuestra salud en general.

Sin embargo, los expertos en nutrición (e, incluso, algún que otro estudio científico) aseguran que la forma de preparar estas semillas puede ayudarnos, aún más, a beneficiarnos de todos sus nutrientes o, por el contrario, dejar pasar alguno que otro.

«Aunque son muy saludables, puede que no te estén sirviendo para absolutamente nada», asegura la nutricionista y farmacéutica Ana Laja en su cuenta de TikTok. Algo en lo que también está de acuerdo María Regera Blazquez, investigadora de la unidad de Fisiología Vegetal en el Departamento de Biología del a universidad Autónoma de Madrid. Esta última afirma al medio Maldita que la disponibilidad de nutrientes cambia según la forma en la que las preparemos y que la manera en la que normalmente la solemos comer no permite que salgan ‘a la luz’ todos sus beneficios.

Cómo preparar las semillas de chía para obtener beneficios

«Para que las semillas de chía ejerzan este papel beneficioso, es importante que las hidrates previamente o que las muelas porque, si no, igual que las ingieres, las eliminas«, explica en sus redes sociales Ana Laja. Al consumirlas secas, »la asimilación de algunos nutrientes, en comparación a la ingesta de la semilla hidratada, se va a ver reducida«, dice, por su parte, Reguera Blazquez.

Ahora bien, ¿a qué llamamos ‘hidratar’ las semillas de Chía? No es más que ponerlas a remojo en algún líquido, que puede ser agua, leche o alguna leche vegetal, por ejemplo.

Bianca Bor, nutricionista, lo explica a la perfección en un vídeo de TikTok que ya alcanza las 29K visualizaciones. «Hay que ponerlas a remojo en un líquido, que puede ser agua o una bebida vegetal, tres o cuatro horas y se toma el resultado, que es como una especie de gelatina». Y es que, alrededor de cada semilla, al entrar en contacto con un líquido, aparece una especie de gelatina o sustancia viscosa que se llama mucílago y que es la responsable de otorgar nutrientes saludables a nuestra dieta.

De acuerdo a la misma nutricionista, esta mezcla es perfecta para poner en el café, en un bowl de açai, en el yogur o, incluso, para comerla así, sola. «Preparamos en un vaso semillas de chía con bebida vegetal, lo dejamos hidratándose toda la noche y ahí lo utilizamos como su fuese un yogur, decorándolo con fruta, canela, crema de frutos secos o lo que más os guste», dice.

Bebida con semillas de chía / pexels

Nutrientes de los que también podemos beneficiarnos si la machacamos en lugar de hidratarlas. Y es que, al ser tan pequeñas, si las comemos hidratadas o secas pueden pasar ‘desapercibidas’ para nuestro organismo por la incapacidad de nuestros dientes para masticarlas debidamente.

Pero, ¿qué pasaría si las consumimos tal y como las compramos, secas y sin activar? Aunque en pequeñas dosis son totalmente seguras, es cierto que si ingerimos una cucharada grande sin acompañarla de ningún otro alimento, podemos producir una obstrucción en nuestro intestino o esófago. Es precisamente la conclusión a la que llegó un estudio de caso publicado en la Reunión Científica Anual del Colegio Estadounidense de Gastroenterología. Aunque es cierto que no es algo que ocurra de manera frecuente.

Beneficios de las semillas de chía

Los beneficios de este
considerado superalimento son de sobra conocidos desde hace miles de años. Y, además, muchos de ellos han sido avalados por la ciencia.

De acuerdo a los expertos de la Universidad de Harvard, las semillas de Chía son una fuente beneficiosa de ácidos grasos Omega-3, fibra, proteínas, calcio, fósforo y zinc. «Dos cucharadas de semillas de chía contienen aproximadamente 140 calorías, 4 gramos de protegían, 11 gramos de fibra, 7 gramos de grasa insaturada, 18% de la dosis diaria de recomendada de calcio y oligoelementos como zinc y cobre».

Además, no escatiman al reconocer que las semillas de chía son la fuente vegetal más rica en ácidos grasos Omega- 3 (superando, incluso, los niveles que podemos encontrar en algunos pescados). «Las semillas de chía son una proteína completa que contiene los nueve aminoácidos esenciales que el cuerpo no puede producir«, aseguran.

Por ello, se ha comprobado que estas semillas, si forman parte de una dieta sana y equilibrada, pueden ser perfectas para ayudar a reducir el colesterol LDL o ralentizar la digestión (que puede provocar una sensación de saciedad y reducir el hambre entre horas, ayudándonos también a perder peso).