El viceintendente Javier Pretto mantuvo hoy una entrevista con La Décima. Tres veces intendente de La Carlota, diputado nacional por Unión  por Córdoba (se alió al peronismo delasotista a través de la Ucedé) hasta que pegó el salto al macrismo como presidente del PRO en la provincia y diputado nacional en los dos primeros años del gobierno de Mauricio. 

Pretto se confiesa en la nota de formación liberal, aunque dice que ya no es tiempo de cavar trincheras ideológicas sino de gestionar para solucionar los problemas más acuciantes de la gente. Aclara que el gobernador Llaryora al convocarlo lo hizo pensando en su experiencia como intendente, es decir, como un gestor cercano a las problemáticas sociales. Hoy, tiene otra labor como vice y presidente del Concejo: viabilizar las leyes que necesita el gobierno de Daniel Passerini para la gobernabilidad. Gestión, sobre la cual dijo, está arrancando  tras el cimbronazo que significó las medidas económicas dispuestas por la Nación. 

Hizo ruido, en su momento, cuando se pronunció a favor de Javier Milei en el balotaje contra Sergio Massa. En la entrevista, habló de eso y mucho más. 

¿Qué balance hace de estos cinco meses de gestión municipal?

Hasta ahora, veo muy buenos resultados pese a lo imprevisto de las decisiones económicas de la Nación. La disparada del dólar significó un impacto para la administración municipal, que tomó créditos internacional por 157 millones dólares en la época de Mestre. Esto significaba un compromiso de 25 millones de dólares al 30 de marzo. El segundo shock fue la eliminación del fondo compensador del transporte del interior. Sumado a esto, la empresa Ersa abandona el servicio y deja cuatro líneas a la deriva. Pese a estos cimbronazos se tomaron las decisiones que había que tomar y poner el foco en los pilares de la gestión: la salud, la educación y el transporte, hasta que las circunstancias de la economía permitieran empezar a desandar la propuesta electoral. 

Pasado el temporal del comienzo, se empezó a comprar material para empezar a reparar calles de tierra, bachear, empezar con la refacción de plazas, mejorar los 40 centros de salud que faltan, sumar cuatro hospitales de pronta atención más a los tres existentes, aunque falta personal técnico porque las especialidades de pediatría y ginecología son difíciles de conseguir… Así que encontrándole la vuelta a una crisis, una coyuntura difícil pero que, bueno, para esto está el gobierno: para tomar decisiones sobre la marcha y recalcular. 

O sea, la gestión está arrancando ahora luego de un reacomodamiento inicial…

Claro, la gestión bajó su ritmo a lo mínimo indispensable para poder afrontar las nuevas obligaciones y ahora buscamos recuperar el ritmo deseado. 

De las aprobadas, ¿qué ordenanzas considera trascendentes para la población?

Aprobamos dos ordenanzas importantes durante el período extraordinario. Una es adherir a la nueva ley de seguridad. El gobernador Llaryora al asumir modificó la ley de seguridad permitiendo que los municipios se puedan sumar con guardias urbanas. El primer municipio que adhirió fue Córdoba Capital. Esta es una ordenanza, de cara a la sociedad, muy importante. Aún no podemos apreciarla en su justa dimensión porque poner en marcha la guardia urbana requiere muchos recursos y tiempo de maduración. Pero en 45 días ya tuvimos casi 2400 intervenciones con un alto nivel de satisfacción. 

La otra ordenanza importante, si bien está destinada más al sector comercial, es la creación del ente de fiscalización y control. Las gestiones, durante décadas, han tenido un problema transversal que es el problema con la habilitación y fiscalización de comercios. No fue fácil. Fue una ordenanza de doble lectura, con dos tercios de los votos, una audiencia pública, por lo que logramos el apoyo de la oposición, con lo cual es una primera decisión que tendrá efectos determinantes para el comercio en breve. El objetivo es reducir el margen de discrecionalidad, mejorar la transparencia y erradicar la corrupción. 

¿Y cómo evalúa el rol opositor en el Concejo?

En esta ordenanza, la oposición acompañó, hizo aportes constructivos y logramos una mejor ordenanza de lo que vino como proyecto original. Además, escuchar a los vecinos en la audiencia pública fue mucho mejor todavía. 

¿Cuál es su opinión del gobierno nacional y del presidente Milei?

Yo me pronuncié a favor de Milei frente al balotaje porque entendía (y lo sigo entendiendo) que era la opción mejor para Argentina. Desconocía cuáles iban a ser las formas y métodos, y cuando empezó a aplicar su propuesta empezamos a tener algunas diferencias. Me parece que hay una decisión muy rígida en cuanto al cierre de los números y el déficit, que es loable porque es lo aspiracional, todo gobierno aspira a esos objetivos; pero lograr eso, en el medio hay mucha gente que sufre y que la pelea. Algo parecido pasó en el gobierno de Macri donde se quería poner las tarifas con una rentabilidad razonable; es lo deseable, pero es difícil ponerla al día en uno o dos años. Lo ideal para un gobierno es no tener déficit, pero de tener déficit crónico a no tenerlo a los sopapos, en el medio está la gente. Si hay una decisión de alcanzar ese objetivo deseable del déficit, por lo menos debería existir un diálogo con los gobernadores e intendente para prevenirlos de las decisiones a tomar para que sea más humana la decisión del ajuste. 

¿Se puede implementar un ajuste pidiendo permiso?  

Sí, hay gente que prefiere pedir perdón y no permiso, y yo creo que para conseguir objetivos está bien. 

Sobre todo en un país gobernado por las corporaciones…

Estoy de acuerdo. A las corporaciones hay que enfrentarlas en algún momento. Además como tienen cierto confort, un estatus adquirido que no quieren perder y siempre reclamando cosas en detrimento de la sociedad. Me parece que es justo lograr que los pobres que trabajan… Acá en Argentina son pobres trabajando. Ahí sí el gobierno tiene que crear las condiciones para generar empleo genuino. Si seguís siendo pobre aun trabajando, estamos complicados. Ahí sí hay una mala distribución de la riqueza y, la verdad, es que alguien tiene que poner las cosas en orden. Todo el mundo lo sufre a Milei, pero también le desea que le vaya bien y que sea lo más corto posible el sufrimiento para que se reencauce la economía. 

Usted se refirió al reparto de la riqueza, ¿no le parece que si no se crece lo que se reparte es la escasez? 

No hay forma de hacerlo si no se crece. El crecimiento debería medirse por desarrollo humano, no solo con los números. Si crecemos en las reservas de dólares, pero tenemos a la gente con hambre en la calle hay un problema de la política. 

¿Habiendo sido presidente del PRO en Córdoba y diputado nacional por el macrismo ¿se considera en términos ideológicos un liberal?

Vengo de esa formación en mi casa. Mi padre fue un peón rural y me transfirió la cultura del trabajo. He comprobado que siendo una persona con contracción al trabajo y ordenada podés crecer cuando el país tiene algunas reglas básicas que permiten hacerlo. Pero cuando trabajando te empobreces, que es lo que pasa hace mucho, es más complicado. Sí, puedo decir que soy liberal, pero siempre militando en un partido de centro. Creo en el equilibrio de las cuentas, en el superávit, en la promoción de la actividad económica, que el Estado debe ser lo mínimo posible pero que garantice condiciones de igualdad para que la gente se pueda desarrollar. La mejor distribución de la riqueza para mí es la inversión en la educación.  

Como liberal y como alguien que se pronunció en el balotaje a favor de Milei, ¿se siente cómodo en una coalición de gobierno provincial que reivindica más la intervención del Estado en la economía?

Hace tiempo que pienso que con la ideología sola no salimos adelante y que hay cosas que nos tenemos que abocar a lograr hacerlas. Para eso hay que construir consensos entre las distintas fuerzas políticas. Lo que me convocó a participar de esta gestión es que no me pidieron arriar ninguna bandera ideológica sino poner el foco en la gestión. Porque con Llaryora nos conocimos gestionando como intendentes de nuestros pueblos y el intendente se tiene que abocar a resolver problemas, a ser eficiente. Entonces hagamos una pausa con el tema de la ideología y pongámonos a laburar porque la gente está cansada de esperar cuestiones básicas.  

¿Cuál es su aspiración como viceintendente?

Ser el mejor viceintendente posible. 

¿Se puede lograr eso siendo que los vices siempre están en un segundo plano?

Y claro, el desafío es grande. Martín y Daniel (Passerini) nos dejan la vara muy alta porque fueron dos años de orden interno y organización de la administración y dos años de récord de obras que hacía décadas no se veían en la ciudad. La obra más importante de Llaryora fue haber recuperado el municipio para los ciudadanos; antes, el sindicato tenía más poder que el intendente. Hacía décadas que el municipio no tenía el 52 por ciento del presupuesto para obras y servicios.  

¿Considera que Schiaretti debería insistir en una candidatura presidencial y protagonizar la renovación peronista, o lo ve a Llaryora encabezando ese movimiento?

Un dirigente con la experiencia de Schiaretti… de hecho me gustó ese intento que se hizo de Schiaretti y Larreta porque eran los dos gobernadores más exitosos de Argentina. No se dio eso, lamentablemente. Sigo considerando que la experiencia de Schiaretti le vendría muy bien al país. Eso no va en detrimento de Martín, que siendo una persona muy joven, tiene una trayectoria que hace falta para pensar en un conductor nacional. 

 

 

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