San Pedro Viejo: una joya del siglo XVII que vio pasar a Belgrano y a San Martín

*Por Mariana Ottero

En San Pedro Viejo, en el norte cordobés se encuentra la capilla más antigua de la provincia y “la posta de la patria”, donde durmieron los próceres argentinos.

A la vera del antiguo Camino Real que unía el virreinato del Río de la Plata con el Alto Perú, a 185 kilómetros de la ciudad de Córdoba, la historia envuelve el paisaje aún virgen de palmares de caranday por donde corren corzuelas y yaguarundíes.

No hay forma de sustraerse al embrujo de las palmas, de las postas históricas y de los pueblos del norte cordobés que han sido testigos del paso de figuras como Manuel Belgrano y José de San Martín.

San Pedro Viejo, en el departamento Tulumba, es uno de esos poblados privilegiados que conserva el encanto del paso tranquilo de sus pobladores y de la naturaleza en ebullición.

Allí hay dos tesoros históricos: la capilla de San Pedro Viejo o San Pedrito del siglo XVII, la más antigua en pie de la provincia de Córdoba, y la posta de San Pedro Viejo del año 1767, por donde pasaron los patriotas y tantos otros, como el caudillo riojano Facundo Quiroga, Manuel “Quebracho” López y el controvertido Juan Lavalle.

Ambas se encuentran en un predio privado, donde funciona un hotel de campo, que permite las visitas y que ha sumado un circuito con referencias históricas en placas y códigos QR.

El lugar, que mantiene un aire bucólico con un estanque de aguas claras e imágenes de postal, ya venía cargado de historia. El primer propietario de esas tierras fue el general Pedro Luis de Cabrera (1517-1637), hijo del fundador de Córdoba Jerónimo Luis de Cabrera, que las recibió en merced en 1602.

La capilla de estilo colonial es preciosa. Los templos de esta época, además de su función religiosa, eran un símbolo de la evangelización y de la presencia española en esas tierras. Colonizar era poblar y evangelizar.

En cuanto a sus orígenes, ningún documento la vincula con Pedro Luis de Cabrera. La primera referencia de la capilla es de 1699 y aparece en el testamento de Doña Jacoba Martel de los Ríos, donde manifiesta su voluntad de ser enterrada en algunas de las capillas de la zona “ya sea en Nuestra Señora de Sumampa, San Miguel o la de San Pedro”. Esto sirve de antecedente para estimar la fecha de construcción entre 1689 y 1699.

San Pedrito es una capilla de estancia que aún conserva su aspecto exterior original.  Mira al poniente y todas las tardes ve caer el sol. Es una perlita que, se cree, fue levantada por soldados bajo las instrucciones de artistas ambulantes del Alto Perú, de la corriente del norte.

Una buena perspectiva se obtiene desde el camino que conduce a San Pedro Norte al atardecer. Allí se ve el templo rústico y blanquísimo abrazado por cientos de palmas. Al acercarse, el sol la tiñe de dorado.

El ingreso es a través de una puerta de algarrobo con tableros tallados que es una pieza de arte. Al cruzarla se ingresa a la única nave con un pequeño atrio, coro, sacristía del lado del evangelio y techo de teja con campanario de tres campanas en una torre piramidal.

La capilla conserva imágenes valiosas traídas probablemente desde Cusco, en el Alto Perú, o desde Toledo, en España. Se encuentran la Virgen Dolorosa, un Cristo articulado y la pequeñísima imagen de San Pedro vestido con tiara papal, que explica por qué se lo conoce como “San Pedrito”.

La capilla está rodeada de un halo misterioso. Es probable que San Martín y Belgrano pidieran aquí bendiciones a la Dolorosa y a San Pedro para sus batallas. Y que Santos Pérez, el asesino a sueldo de Quiroga, intentara expiar allí sus culpas.

El Camino Real

San Pedro Viejo está sobre la traza del Camino Real que, regulado por el estado colonial, seguía las huellas de los antiguos nativos y era una vía de comunicación fundamental entre Buenos Aires y Lima.

Por allí, a mediados del siglo XVIII, se creó el sistema de postas y correos oficiales.

El camino -luego conocido como “camino de la historia” y hoy considerado Patrimonio Cultural de Argentina- funcionaba como tránsito de mercancía, de información, de cultura, daba refugio seguro y comida a los viajeros y era el sitio utilizado para el cambio de caballada. Las postas brindaban recursos para las campañas militares.

Así fue como, en 1813, el general San Martín en su marcha con el Ejército del Norte pasó por San Pedro Viejo, más tarde conocida como “posta de la patria”, y Manuel Belgrano buscó descanso cuando ya estaba enfermo.

Por aquí ingresaron, también, los conquistadores desde el Alto Perú y se movilizaron las tropas independentistas. Transitaron virreyes, oidores, gobernadores, religiosos de diferentes congregaciones, vencedores y vencidos.

En el lugar descansó, además, Facundo Quiroga la noche anterior a ser asesinado por el capitán de milicia Santos Pérez, enviado por los hermanos Reinafé. Se cuenta por la zona que Santos Pérez iba a pedir perdón a la capilla de San Pedrito por los crímenes cometidos el 16 de febrero de 1835 en Barranca Yaco.

Las habitaciones de la posta cargan con más de tres siglos de historia, que bien valen una visita. La posta fue declarada monumento y lugar histórico por el Congreso de la Nación en 1997.

CRÉDITO FOTOS: Patricia Molaioli