Sara Flamenco

La prestigiosa Universidad de Harvard lleva varias décadas invirtiendo muchos recurdos y esfuerzos en buscar la clave de la felicidad. Lo hizo con el mayor estudio realizado hasta la fecha sobre el tema dirigido actualmente por Robert Waldinger y también incorporando nuevas asignaturas a su Escuela de Negocios como la llamada Liderazgo y Felicidad, dirigida por
Arthur C. Brooks.

En su columna semanal en la revista
The Atlantic, Arthur C. Brooks escribió sobre los distintos
tipos de amigos y el tipo de necesidad y nivel de felicidad que cubre cada uno de ellos. La idea no es nueva y es que Sócrates y Platón ya hablaron de tres tipos de amistad: por utilidad, por placer y por virtud, pero Brooks ha aplicado esta teoría a las circunstancias actuales.

Los tres tipos de amistad según Arthur C. Brooks

1. Amistades de utilidad: Este tipo de amistades son aquellas en las que das algo y recibes algo a cambio. Dentro de este tipo de relaciones podrían enmarcarse, según Brooks, aquellas que se basan en el mundo laboral o de negocios, en los que hay que hacer intercambios de forma frecuente.

2. Amistades basadas en el placer: En este tipo de relaciones, ambas personas tienen una admiración mutua entre ambos. Un ejemplo que nos aporta Brooks es ese tipo de relaciones en las que, un amigo con una inteligencia superior, te proporciona ciertos datos que no sabías. No ser trata de una amistad de utilidad pero sigue existiendo
cierto interés.

Las conocidas como amistades perfectas deben ser cuidadas para que no desaparezcan. / Foto de Anna Keibalo en Unsplash.

3. Amistades perfectas: Según Aristóteles, una amistad en la que no existen ningún tipo de interés, como el placer o la utilidad, sino que sólo trata de mejorar la vida de aquella amistad y la tuya, es una amistad perfecta. Son desinteresadas y son las que nos aportan mayor felicidad.

Cómo cuidar una amistad perfecta, según Arthur C. Brooks

Este es el punto clave en el que Brooks incide, puesto que es bien sabido que las relaciones hay que cuidarlas para que el vínculo no se desvanezca con el tiempo. Para ello debes saber distinguir qué amigos son los verdaderamente esenciales, esas amistades perfectas a las que debemos dedicar nuestros esfuerzos.

Lo primero es hacer balance para detectar a aquellas personas a las que consideramos amistades perfectas. No se trata de poner cuántas más mejor, de hecho, el dicho de que los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de una mano es bastante acertado, sobre todo conforme vamos cumpliendo años.

Ahora toca ser sincero contigo mismo y calcular el tiempo que pasas con esos amigos verdaderos para ver si de verdad estás cerca de las personas más importante de tu vida. Si no lo estás haciendo, quizá deberías replantearte tus prioridades para prestar atención a esas personas.

Para ello conviene
instaurar rutinas y agendar momentos con esos amigos para dedicarles el tiempo que merecen y fortalecer el vínculo. Esas son las amistades a las que llamarías en mitad de la noche si lo necesitases, que, como dice Robert Waldinger, son las que aumentan tu felicidad y te hacen vivir más y mejor.