A los doce años, Jodie Foster ya estaba trabajando al mando de Martin Scorsese en la tristemente olvidada ‘Alicia ya no vive aquí’, y poco después interpretaría a una inolvidable prostituta adolescente en ‘Taxi Driver’. Por su parte, Natalie Portman, a los trece, se puso a las órdenes de Luc Besson en una película que aún era muy pequeña para comprender (y con la que guarda una relación, digamos, complicada) pero que le dio proyección internacional: ‘El profesional (León)’. Y ambas tienen muchas en cosas felices en común, pero una muy triste que las une: la sexualización desde la más tierna infancia.
Muy profesional
Ha sido en ‘Smartless’, uno de los podcasts más populares para conocer a las estrellas, donde Portman ha hablado (y muy bien) de la protagonista de ‘True Detective: Noche polar’: «Di un discurso en la Marcha de las Mujeres sobre ser sexualizada cuando era una actriz joven, y Jodie Foster se acercó a mí después, hablamos sobre ello y fue increíble. Sigue siendo un modelo de conducta«. Por suerte, Portman siempre estuvo protegida a la hora de rodar en platós a tan tierna edad.
Proyectaba seriedad, y eso me protegió de alguna manera. Porque sentía como que era una señal de advertencia diciendo «Oh, no le hagas nada». No es que nadie nunca, ya sabes, lo merezca o lo vaya pidiendo. Pero sentí que era mi manera inconsciente de hacerlo.
Y además Portman tenía a su madre siempre cerca: «Mi madre estaba conmigo todo el rato y se preocupaba de que nadie se acercaba. Cuando fui al colegio, mi padre me dijo, ‘Vale, ha sido bonito. Hora de seguir. Busca otro trabajo, un trabajo de verdad’«. Hizo psicología en Harvard, pero, como todos sabemos, a su padre no le acabó de salir bien la intentona de que dejara la actuación. Ahora, a sus 42 años, es una de las actrices que mejor escoge sus papeles de todo Hollywood. Porque no todas las historias tienen por qué tener un final infeliz.
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