Elena Romero Vargas

Actualmente, es difícil (por no decir imposible) concebir el mundo sin tecnología. Desde que nos despertamos hasta el fin de la jornada, e incluso en este precioso instante en el que estás leyendo estas líneas, la tecnología adopta un papel protagonista en nuestro día a día. Esto se hace aún más evidente en las generaciones más jóvenes que ya son nativos digitales y para quienes el ordenador, el móvil o las plataformas digitales son casi una extensión de ellos mismos. Pero, ¿hasta qué punto las consecuencias de esta realidad no son perjudiciales?

Esta fue la cuestión que Juan Luis Suárez, profesor de Humanidades Digitales en la Western University de Canadá abordó en una
doble conferencia en la Fundación Ramón Areces, en la que compartió ponencia con Angela Ndalianis, profesora de Medios de Comunicación y Entretenimiento en la Universidad Tecnológica de Swinburne (Australia).

El experto en Humanidades quiso poner el foco en uno de los grandes riesgos que corre la gente joven – y no tan joven – que se enfrenta a una sobrexposición de las plataformas digitales: la incapacidad de conocerse a sí mismos. En palabras de Suárez: «Las plataformas digitales dificultan acceder a su propio yo interior a los jóvenes en concreto y también a buena parte de la población».

La tecnología per se no tiene por qué suponer una amenaza para el desarrollo de las personas. De hecho, desde los años 50 se aplican herramientas tecnológicas al campo de las Humanidades con el fin de facilitar las actividades cotidianas y ayudar al ser humano a integrarse en esta nueva realidad. Sin embargo, y es aquí donde incide el profesor, el inconveniente llega cuando esto impide que cada cual tenga conocimiento pleno de sí mismo y las circunstancias que le rodean: «el acceso al yo es la clave de todo movimiento humanista y de vivir en la realidad».

La importancia de conocerse a uno mismo para crecer en sociedad

Juan Luis Suárez callifica esta situación en su debate en la
Fundación Ramón Areces como «
el principal desafío que tenemos en estos momentos». Para él, es crucial que los jóvenes aprendan a desligarse del universo de las plataformas digitales y a identificarse con el mundo que les rodea y, especialemente, con quiénes son en realidad más allá de los refentes que pueden encontrar en estos espacios.

Por ello, Suárez apela a una regulación por parte del Estado: «el Estado tiene la obligación de regular a las plataformas digitales y de educar a los jóvenes en la vida real, a lidiar en ese entorno. Son las dos urgencias de hoy». Una correcta enseñanza sobre el uso de las plataformas digitales para el bien del crecimiento de la persona es fundamental si no se quiere descuidar ni el lado humano ni el lado humanístico de los individuos.

Angela Ndalianis y José Luis Suárex / Fundación Ramón Areces

El principal motivo por el que señala tal urgencia es que, según el profesor, esta situación hace que los jóvenes no sepan lidiar con situaciones confictivas: «Una parte importante de la gente joven no está preparada para afrontar una crisis en la vida real, ya sea un problema de pareja, un conflicto con los padres, la entrada en la universidad…», añade. Que los jóvenes se desarrollen en este aspecto les ayudará en su crecimiento personal y será favorable para que, a pesar de la realidad del mundo, se revierta el efecto sobre el que advierte Suárez de que: «La condición humana es prácticamente ya condición digital».

Cómo la tecnología puede jugar a favor de las Humanidades

Sin embargo, no todo lo que tiene que ver con lo tecnológico es estrictamente nocivo ni para el ser humano ni para las Humanidades. Sobre esta cuestión habló Angela Ndalianis, que calificó la situación actual como «
una poética neobarroca»: «Lo digital y lo no digital están cada vez más entrelazados en la nueva poética de la condición contemporánea. Asistimos a nuevas relaciones que no se habían podido ver antes. El concepto wagneriano de obra de arte completa se aplica a lo postdigital por su capacidad para fusionar distintos medios».

Gracias a la integración de lo digital en el campo de las Humanidades es posible llegar a lugares que antes estaban ocultos, indagar y enriquecerse con informaciones y experiencias que solo la tecnología es capaz de acercarnos, y esto podemos verlo claramente en el arte o el cine. Como explica la experta en Medios de Comunicación y Entretenimiento: «El arte en lo postdigital es un arte que aborda la humanización entre el ciberespacio y la realidad combinando los medios encarnados y la realidad mixta».