El periodista Hernán Vaca Narvaja cubrió de cerca tres homicidios que irrumpieron en los hogares de todos los argentinos en momentos políticos cruciales que atravesaba el país.

Primero, el caso María Soledad Morales cuando trabajaba en el diario catamarqueño El Ancasti. Luego investigó el crimen de María Marta García de Belsunce, mientras cursaba la maestría en periodismo en La Plata. Ya en Río Cuarto, le tocó el de Nora Dalmasso con su revista El Sur.

Incluso este último hecho, asegura que “lo involucró de más” con la condena del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba por daños y perjuicios contra los hijos de la víctima, en un ataque contra la libertad de prensa.

Vaca Narvaja, sin embargo, vuelve a la carga por uno de los asesinatos más recordados por los cordobeses -y que en su momento hizo temblar al poder- para analizarlo en un libro en paralelo con el de García Belsunce.

Dos crímenes plagados de similitudes: el entorno de los barrios cerrados, la alteración de pruebas, el móvil económico, “perejiles”, la mediatización y la impunidad, en medio del fin de los gobiernos neoliberales.

En diálogo con Mano a Mano, el escritor cuenta lo que tiene para ofrecer a los lectores en “Crímenes en espejo”, habla de la situación de la demanda en su contra y aborda el rol del Poder Judicial para impartir justicia en Argentina.

Se escribieron miles de notas periodísticas y se lanzaron algunos libros sobre estos casos. ¿Qué tiene de diferente esta nueva publicación?

En un tiempo donde la lectura es fragmentada, donde sobreabunda la información, donde creemos que sabemos, siendo víctimas de un bombardeo informativo direccionado, me parece que el rol del periodismo de investigación es tratar de separar la paja de trigo y buscar una mirada abarcativa, amplia y, sobre todo, arqueológica de casos tan complejos. Estamos hablando de los dos homicidios que, de alguna manera, marcaron el principio del siglo en la Argentina. Fueron dos homicidios que, con cuatro años de diferencia, acapararon la atención de todo el país, fueron dos casos de una mediatización sin precedentes.

En este libro hay una mirada y hay una reconstrucción no sólo de los casos policiales, los cuales le da, desde el punto de vista narrativo, una cierta fascinación, porque son dos crímenes irresueltos, sino también hay una mirada muy crítica, en modo rigurosa y muy exhaustiva de lo que fueron los procesos judiciales, que fueron verdaderamente kafkeanos en ambos casos, a tal punto que un homicidio que ya tiene más de 20 años y el otro que cumplió este fin de semana 17 años. 

Ambos fueron “resueltos”, así entre comillas. El año pasado, cuando se hicieron los juicios en Buenos Aires a Nicolás Pachelo, el “perejil” del caso García Belsunce; y Macarrón, en Río Cuarto, en esa parodia de juicio que todos cubrimos, pese al rigor y a las restricciones que nos pusieron a los periodistas, donde evidentemente había un afán hacia el imputado, que después se plasmó en una en una absolución pedida por el propio fiscal. Me parece que lo nuevo es esta mirada abarcadora y la reconstrucción en base a técnicas de periodismo narrativo, dos casos que no por casualidad son un imán en la opinión pública.

Vaca Narvaja, en la presentación de su libro en Córdoba.

Ya escribiste un libro sobre el crimen de Nora Dalmasso, y hasta recibiste una demanda. ¿En lo personal, por qué es importante recuperar este caso?

En lo personal es un poco el destino. A mí el destino, pese que yo hago periodismo político, me llevó a cubrir el caso de María Soledad Morales, en el primer juicio oral y público. Y en el caso Dalmasso me hizo involucrarme más de lo que debería involucrarse un periodista, porque me hicieron una demanda, historia que también cuento en el libro porque, me parece, merece ser contada ya que un sin número de periodistas que cubrimos el caso Dalmasso solamente nos iniciaron demandas a tres de Río Cuarto. En el libro cuento cómo fue ese proceso y que tuve que salir de la jurisdicción provincial para lograr un dictamen favorable del procurador general, señalando que no hice otra cosa que ejercer el periodismo con rigor, profesionalismo y con opinión, porque nuestra Constitución no lo prohíbe, no es un delito opinar, así que ese proceso también está contado. Fui el primero que sorprendió con la vigencia de aquel libro que publiqué, “Las cuatro muertes de Nora Dalmasso”, dos años después del crimen. A la estructura de ese libro la retomo para este segundo libro porque lo actualizo, pasaron 15 años, pero esto que había publicado se terminó corroborando, porque de hecho no hubo demasiadas novedades que no fueran esas líneas de investigación que después fueron caducando.  Y en el caso puntual de García Belsunce, fue un tema de investigación muy largo cuando hice la maestría en Periodismo en Medios de Comunicación en La Plata, en el Taller de Investigación Periodística, que abordamos un caso policial y logramos desmenuzarlo, buscando fuentes propias, pericias, leímos todos los libros que se habían publicado en la época. Así que este libro es fruto de muchísimos años de trabajo de investigación.

En su momento dijiste que era un mensaje mafioso de la corporación judicial porque no habría posibilidad de investigar casos en los que esté involucrado el poder.

Esto se corrobora en ambos casos, con una diferencia: en el en el caso García Belsunce la reacción corporativa se produjo en las instancias estrictamente judiciales, después de la sentencia de primera instancia, hasta el punto que la Corte Suprema, cuando tuvo la posibilidad de revisar este verdadero zafarrancho, porque a Carrascosa se lo condenó por encubrimiento, después se lo condenó por homicidio, y más tarde se lo absolvió por encubrimiento y por homicidio, cuando se dedica a resolver los encubrimiento la causa quedó en la nada porque ya estaba prescripta. Cuando la Corte tuvo la posibilidad de poner algo de luz sobre este entuerto, no lo hizo. En el caso de Córdoba fue aún peor porque el Tribunal Superior de Justicia negó la posibilidad de apelar a la Corte Suprema de Justicia, porque consideró que se trataba de un problema entre particulares, entre el señor Macarrón y el señor Vaca Narvaja, omitiendo y obviando que el caso causó conmoción social, una de las movilizaciones espontáneas más impresionantes de la historia del Río Cuarto con “El Perejilazo, y la depuración prácticamente completa de la plana policial del Ministerio de Seguridad y el temor de intervención federal -esto lo cuento en el libro del propio gobernador De la Sota-. Por este motivo, tuve que acudir en quejas a la Suprema Corte de Justicia, en muy poco tiempo el procurador me dio la razón y le reprochó el Tribunal de Justicia que no hubiera accedido a mi petición, y ahora esperando que la Corte se pronuncie, ya que estaba entre las 50 causas consideradas importantes en la que tenía que expedirse en los próximos meses. 

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Vaca Narvaja cuenta que decidió unir ambos homicidios porque encontró similitudes asombrosas y referencias cruzadas, como el escenario, el trasfondo económico, la mediatización y el rol de la Justicia.

También destaca el ataque a la prensa, las mentiras del entorno familiar y la participación de los forenses Osvaldo Raffo y Raúl Torre, ambos muy mediáticos y con oscuros vínculos con la última dictadura militar.

Pero marca una distinción en la actuación de los fiscales. “Si Diego Molina Pico hubiera sido el fiscal en Río Cuarto, había un desparramo, porque quizá se hubiese resuelto. Más allá de las críticas, porque en un principio avaló la hipótesis de la familia de que María Marta murió en un accidente en la bañera y no ordenó la autopsia, una vez que se dio cuenta del engaño acusó, junto las pruebas y logró la condena por encubrimiento y homicidio de Carrascosa y parte del entorno”, aclara el escritor.

Mientras que, en Río Cuarto, opina que jamás se acusó a los poderosos, se detuvo a un “perejil” y el fiscal actuó en connivencia con el defensor del imputado, Marcelo Macarrón. “Hasta fue felicitado por los propios familiares cuando terminó el juicio”, recuerda.

“Crímenes en espejo” es una publicación de la editorial Recovecos que se está presentando en diferentes ciudades de Córdoba. El jueves 30 de noviembre será en Río Cuarto y el próximo martes 5 de diciembre en Villa María.