A falta de pan, buenas son tortas, sobre todo en ‘First Dates’. Carmen venía buscando a un Bertín Osborne pero al final quedó gratamente sorprendida con Marcelino, que hasta le dedicó una rumba y todo.

Pan y vino

Carmen es madrileña, tiene 70 años, ha trabajado como funcionaria y ahora está jubilada. Dice que todo el mundo la llama La Bombi y estuvo casada «en el Cretácico superior». Le prometió a Laura Boado que tenía todo un disco duro de chistes: «¿Cuál es el colmo de un astronauta? Decir que no te espacien».

Marcelino viene desde Aranjuez, tiene 72 años y es electricista jubilado. Está convencido de que tiene la hormona de la felicidad porque no puede ser más jovial. «Había pedido a Bertín Osborne, pero como sé que está ocupado, pues el Marce no está mal» pensó Carmen nada más verle.

A Marcelino le gustó que a ella «le sonrieran hasta los ojos» y se puso a hablarle de Ossa de Montiel, ya que él era manchego de nacimiento. Insistió mucho en que allí «todo el mundo le quiere» y a Carmen le hizo gracia: «Debe de ser el rey de la fiesta, pero eso habrá que verlo».

Ella le preguntó si bailaba y él le contestó que «si había que ir, se iba». Marcelino le aseguró que no era bebedor (mientras se bebía una cerveza), no fumaba y tampoco era mujeriego, a lo que ella respondió que ella sí que era una chica mala: «A mis amigos, les va a caer genial» dijo él muy seguro.

First Dates Decision

Marcelino quiso preguntarle cómo era en la cama y ella le dijo: «Yo soy pasiva, me dejo que me hagan, yo estoy jubilada». Para acabar la cita por todo lo alto, él le dedicó una rumba que le había compuesto «por el camino» y ella incluso se animó a bailarla.

Carmen le recompensó con un pico y él estaba encantado con su espontaneidad. Visto lo visto, a nadie le sorprendió que ambos dijeran que sí a seguir conociéndose en una segunda cita: «¡Artista, que eres un artista!».

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