Hugo Rosales es un periodista cordobés que reparte su vida entre Argentina e Israel desde hace siete años. Llegó al Estado judío con poco conocimiento sobre el conflicto con Palestina y decidió sumergirse de lleno para conocer ambas voces y versiones.

La contienda actual entre Israel y el grupo terrorista Hamás -que gobierna la Franja de Gaza– ya suma más 12.000 víctimas fatales (cíviles y milicianos) total y 240 ciudadanos israelíes secuestrados, entre ellos unos 20 argentinos. 

En diálogo con Mano a Mano, Hugo Rosales cuenta qué lo llevó a vivir en Medio Oriente, los momentos de tensión previos a la última escalada y la clave de la negociación para una posible resolución temporal de este conflicto histórico.

¿Cómo llegaste a Israel?

Fui a un viaje en una especie de tour religioso, en una época en la que se hizo la canonización del Cura Brochero en Roma, junto a unos peregrinos de Santa Rosa de Río Primero. Hace 36 años hacemos un periódico regional desde Villa del Rosario (Hechos) y nos sumamos a ese viaje que termina con una estadía de una semana en Tierra Santa. Y yo quedo fascinado con la idea de volver, pero con otra expectativa, no de visita, sino con la curiosidad del periodista. Y hago todos los contactos para volver, y a los tres meses fui por un mes en un intercambio y me quedé por tres. A partir de eso establecí los vínculos para volver a otra experiencia similar por otros 90 días, y así comencé a vivir tres meses en Israel y tres meses en Argentina.

Participó en eventos de tecnología y medios, estudió hebreo para lograr una mayor integración y logró una acreditación de prensa en la oficina del Gobierno israelí.

Ya instalado en Jerusalén, la capital de Israel, empezó a recorrer el país y hasta tuvo la posibilidad de ir a la sede central en Ramallah del Fatah (organización política palestina) con una autoridad del gobierno de la Autoridad Nacional Palestina.

También cubrió el movimiento mujeres por la paz, que está integrado por lideresas mujeres de Palestina e Israel, un grupo que venía trabajando muy fuerte con apoyo internacional, y que llegaron a poner en alerta a ambos gobiernos.

Museo de Arafat

¿El último conflicto desatado en octubre fue una implosión?

Esto nunca dejó de estar presente en todo este tiempo, porque así como hay gente que pregona por la paz, hay un sector de gente, fundamentalmente arraigada en la toma de decisiones del gobierno, que va para el otro lado, que utiliza el conflicto para mantener el status quo.

Hay un extremismo, por un lado, con estos grupos terroristas, que están en todo Medio Oriente y perfectamente identificados, con voceros, que se comunican y que no se llevan bien entre sí: el movimiento de Hamás (que gobierna la Franja de Gaza), Hezbolá (organización musulmana chiíta, con base principal en Líbano) y la Yihad Islámica Palestina. Son tres clubes diferentes de los cuales tienen un común denominador que es atacar a Israel. Los tres tienen vínculos con el mundo árabe y otros con Irán, país que no tiene nada que ver con el mundo árabe pero que también tienen entre sus preceptos destruir Israel. Es decir, Israel está rodeado por territorios que tienen infiltrados a estos grupos terroristas. En el caso de la Franja de Gaza, uno de estos grupos hace 18 años derrocó al gobierno de la Autoridad Palestina y tomó de rehén a dos millones de personas que viven hacinadas. Es una dictadura impuesta por este grupo, que es una versión del terrorismo de ISIS. Están en un estado de atacar todo el tiempo y tienen un grupo de milicianos entrenados para autoinmolarse. 

No fue casualidad que entraron el 7 de octubre pasado, sino fue la consecuencia de varios meses de un engaño e inestabilidad política en Israel. Volví a Argentina en mayo y allá ya sentía un clima que estaba al límite. Diría que si no pasaba esto, iba a pasar otro tipo de conflicto interno grande. Israel estaba al borde de la guerra civil, faltaba un exceso a nivel sangre y esto terminaba en una batalla entre los que estaban a favor de la reforma de Corte Suprema de Israel y lo que estaban en contra. Había un millón de personas en las calles todas la semana y el gobierno del premier Benjamín Netanyahu estaba paralizado.

Ese día, que pasó lo que pasó, el gobierno estaba más preocupado por contener las protestas sociales, de hecho desmanteló las defensas de las poblaciones del sur, cerca de Gaza, y Hamás aprovechó para asestar un golpe. Esto no fue una casualidad, estaba candente. La gente de Gaza viene sufriendo desde hace mucho el desconocimiento del mundo sobre sus necesidades. La mayoría de los países árabes venían firmando acuerdos de convivencia con Israel bajo el respaldo de Estados Unidos, y la causa palestina quedaba de lado. El próximo en firmar era Arabia Saudita, la capital del mundo musulaman por tener la Meca. 

Frontera con la Franja de Gaza.

¿Cómo es la reacción de los ciudadanos israelíes? ¿Existen críticas por la contraofensiva?

No, al contrario. No piden otra cosa que es lo que están haciendo. Escucho a diario por lo menos cuatro de los informativos de la guerra, porque esto está en plena ebullición; pero como todo conflicto, desaparece el interés de los medios a medida que corren las horas. Hay mucha información sesgada. Un par de veces me sacaron del aire, de los dos lados, porque lo primero que muere es la verdad. Y también depende con quién te comunicas.

Acá no se mostró de entrada todo lo que pasó, por una cuestión moral y ética, y recién ahora están exponiendo lo que sucedió ese primer día, y realmente fue tremendo. Peor que el Holocausto, porque en aquel caso no eran conscientes y se conoció tiempo después. Esto fue en vivo y en directo, y sigue sucediendo. En este momento, hay ejecución de rehenes en directo. Estamos conociendo una parte de la historia, y la otra no la quieren decir porque forma parte de la negociación, de esta guerra que no sabe cuándo ni cómo va a terminar, si es que va a terminar. 

La gente palestina, que en parte está siendo masacrada, es la que iba todos los días a trabajar a Israel. Es difícil de explicar, porque una cosa es el terrorista que está en el gobierno, está en la frontera y cada tanto ataca, y otra cosa es la gente común, que cruza de un lado para el otro.

Los israelíes, en tanto, quieren que traigan con vida a los 240 rehenes, pero a la vez quieren que eliminen hasta el último terrorista de Hamás. ¿Cómo se elimina? El mismo método que usó EE.UU. cuando salió a buscar Bin Laden. Saben que una parte está en Gaza, pero los líderes están en Doha. Ellos se comunican desde ese punto, los cuatro únicos rehenes liberados los negoció Catar. El príncipe de Catar envía dinero vía Israel para repartir a la gente dentro de Gaza. Todo es parte de la convivencia y las negociaciones.

¿Y sobre la poca o nula repercusión local de los argentinos secuestrados?

La lista de los argentinos secuestrados estuvo desde el primer día. Uno de los kibutz se llama “Los tres hermanos”, fundado por tres argentinos. El 80 por ciento de la gente que vivía era de Argentina y en cada kibutz hay un montón de gente oriunda de acá. Esos kibutz los han masacrado, y los pocos que quedaron vivos se los llevaron secuestrados. En Argentina la noticia ha sido ha sido muy tímida, la comunidad judía en sí lo ha puesto de manifiesto, pero no ha tomado la envergadura suficiente. Hay países con mucho menos ciudadanos afectados, y están haciendo un lío descomunal a nivel internacional. El nivel de compromiso de la sociedad de Israel para con eso es total. Las calles antes tomadas por la reforma, hoy se hacen marchas por los 240 secuestrados, para que el gobierno no negocie otra cosa que no sea traerlos. Se habla de que se negocia por tanda, altos al fuego temporal. Pero la población quiere que vuelvan todos, incluso piden que se vaya el gobierno.

También el tema de los 16 mil presos palestinos. Israel tiene detenidos a 16 mil terroristas de Hamás. Y aquí está la clave de la negociación. La última vez, en la anterior guerra, Hamás detuvo a un soldado y lo cambió después de muchos meses por 1.600 presos. Esos 1.600 participaron de este levantamiento. Es decir, un ejército que te invade. 

Ahora estamos hablando de mucha más gente a canjear. El vecino de Israel dice que se los den a los presos palestinos, pero traeme hasta el último tipo nuestro, y después andá y no dejes a ninguno. El problema es que para eliminar a todos esos terroristas estan escudados por inocentes, el pobre palestino que no le queda otra que vivir en Gaza.

El leit motiv de los terroristas de Gaz es que no quieren que esté Israel, quieren borrarlos del planeta, por eso suelen atacar a judíos en otros lugares del planeta, por el solo hecho de ser judíos. En el acta fundacional de Hamás figura exterminar al judio de la tierra, no de Israel. Contra eso no hay qué decir. Del mismo modo que los extremistas de Israel creen que tienen derecho sobre todo el territorio, Cisjordania y Gaza. El mismo gobierno ha sumado a estos grupos extremistas a los ministerios para poder formar gobierno. Y esos sí que quieren aniquilar a todo, y no tienen la mínima intención de darles un pedazo de tierra. 

El conflicto histórico de Israel-Palestina sigue sumando capítulos, con hojas llenas de sangre y víctimas inocentes, y que cada vez parece más lejos una resolución duradera y que se vivan tiempos de estabilidad y paz en la región.