El tema de la edad a veces es muy subjetivo en ‘First Dates’. Valentina y Pablo no se llevaba muchos años pero, aun así, a ella le pareció muy niño y su ideal de convertirse en policía casi le hace salir corriendo.
Aventuras en pañales
Valentina es de Colombia, vive en Madrid, tiene 23 años y trabaja como tatuadora y anilladora. Cuenta que se fue a los 16 años de casa y ya ha tenido dos hijos y vivido en varios países. Solo ha tenido una pareja y se suicidió, pero ella se lo toma como una lección de vida.
Pablo también vive en Madrid, tiene 21 años y trabaja como camarero mientras oposita. Dice que le motiva mucho el poder de cambiar las cosas y lograr «que el bien sea mayor que el mal». Al ver a su cita, le gustaron sus tatuajes y su rollito alternativo.
Por el contrario, a Valentina le pareció un poco de principiante que Pablo sacara sus tatuajes de Pinterest y que él no hubiera viajado demasiado a lo largo de su vida: «Está en pañales, le falta mucho por conocer».
Hablando de música, Valentina le contó que hacía sus propias canciones: «Hago trap emo mezclado con rap». Pablo admitió que no tenía «ni puñetera idea» de lo que estaba hablando y que no tenía muy claro lo que era enamorarse, ya que solo había tenido una pareja a los 17 años.

Cuando Pablo le soltó la bomba de que estaba opositando para ser policía, ella no se lo podía creer: «Amigo, hasta luego». Le explicó que la policía siempre le paraba por la calle y la trataba como una exconvicta, y él se aventuró a deducir que era por los tatuajes.
A Valentina le pareció muy ingenuo que él quisiera ser policía «para cambiar el mundo», y en general le pareció muy inmaduro: «Conclusión, es un niño». Al final, ambos coincidieron en que tenían ritmos de vida incompatibles y que era mejor cortar por lo sano.
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