Garro, verdugo de River en la Liga y en la Copa

Hay futbolistas y futbolistas. Algunos, que prometen, pero que luego no concretan. Otros que, por el contrario, se llevan todas las miradas de entrada y terminan demostrando que la expectativa estaba totalmente justificada. Rodrigo Garro forma parte de este segundo grupo: de los que arriesgan, de los que piden la pelota, de los que justifican el precio de la entrada y de los que aparecen en los grandes escenarios. Y en la fría noche de Copa Argentina en Mendoza, el talentoso enganche cordobés mantuvo una costumbre a la que, lentamente, le va agarrando el gustito: hacerle goles a River.

Quedó demostrado que, entre Talleres y River, no hay casi diferencia en el 11 vs. 11. Tanto es así que el equipo de Javier Gandolfi le ganó dos duelos a Martín Demichelis en un mes: uno por la Liga Profesional y el otro por la Copa Argentina. Sin embargo, en ambos hubo un común denominador determinante para que la T salga victoriosa del duelo ante el Millonario. Rodrigo Garro, que había marcado por duplicado en el 2-1 del Mario Alberto Kempes, también fue la carta ganadora del equipo cordobés en el Malvinas Argentinas de Mendoza.

El volante estuvo picando, sobre todo en el PT, y pudo facturar un gol que le dio el pasaje a la T a los 8vos. de final de la Copa. Como es habitual en el sistema de Gandolfi, Garro se movió suelto, detrás del 9 (Nahuel Bustos) y por delante del doble cinco (Rodrigo Villagra y Ulises Ortegoza). Desde esa posición, encontrando su lugar a la espalda de Rodrigo Aliendro y escapando a la marca de Enzo Pérez, hizo daño.

Avisó antes de festejar. En una primera mitad en la que Talleres mantuvo en un arco a River, Garro pudo haber convertido el 1-0 con anticipación. Un mal despeje de Robert Rojas le dejó la pelota picando en el punto de penal. No obstante, el enganche optó por la potencia antes que por la colocación y su remate terminó pegando en el palo, con Franco Armani sin capacidad de reacción. Sería sólo un anticipo de lo que haría después. Una serie de errores del equipo de Micho y un centro mordido desde la izquierda le permitió llegar con ventaja, sin marca, para rematar con comodidad y conectar con la red.

Con el pase de los minutos, su participación en el partido fue mermando, preso de un Talleres dedicado puro y exclusivamente a cuidar el resultado y apostar a alguna que otra contra. Eso no lo privó al 16 de terminar con buenos números: tocó 60 pelotas, tuvo 62% de efectividad en sus pases (23 en 37 intentados), generó dos ocasiones de gol y, no menos importantes, sentenció la victoria de la T.

Un espectáculo el 2022 de Garro. Llegó en enero, procedente de Instituto por apenas 308.000 dólares, con más promesas de buen fútbol que certezas. Sin embargo, con el correr de los partidos, se transformó en una de las piezas trascendentales de este Talleres que le dio pelea a River en el torneo local, pero que finalmente lo eliminó en la Copa Argentina. Y, en ambas competencias, el enganche cordobés se apropió de todos los flashes al convertirse, ni más ni menos, que en verdugo del Millonario.