Está ahí. Con sensación de championship point. River puede ver por tevé cómo sale campeón. Esta noche de viernes, durante la hora pico del delivery, le alcanzará con que Talleres no le gane a Huracán para no tener que sumar ese puntito extra de los nueve restantes para consagrarse en la Liga Profesional de Fútbol.

Está ahí, el título. El hincha, listo. Sabe que, ahora sí, puede ser sillón y vuelta nueva. Que lo que no ocurrió en la sobremesa de la cena del lunes podría darse en las últimas horas hábiles de la semana. Si hasta Guido Herrera, el arquero del escolta, reconoció que únicamente un milagro podría torcer esta tendencia irreversible.

Un uno en un millón que se dará si River pierde todos sus partidos, Talleres mete un pleno de 9/9 puntos y -al mismo tiempo- mejora la diferencia de gol, obligado a hacer al menos cinco más que el puntero para consagrarse.

Estas cuentas que atolondrarían al mismísimo Albert Einsten demuestran por qué en la semana se vivió un clima de optimismo incluso dentro de un plantel que tiene como leit motiv mantener alta la vara de la humildad.

Porque, ahora sí, hasta con 54 puntos puede haber campeón. Con el partido ante Estudiantes para cumplir. Y para dar una vuelta olímpica única: por primera vez en la historia será frente a 86.000 hinchas en el estadio con mayor aforo de Sudamérica.

La intimidad de una concentración diferente

La moderna concentración de River en el Monumental. (Prensa River)La moderna concentración de River en el Monumental. (Prensa River)

Sin embargo, ese Monumental que tronará como siempre/como nunca en el caso de una consagración podría ser sede de un festejo tan efusivo como íntimo.

Porque en la concentración del estadio estará guardándose el plantel. Se prevé que la rutina no cambie demasiado: que en las pantallas LED del comedor haya fútbol durante la cena. Aunque con un matiz diferente: nadie se atreverá al zapping.

Allí estarán los veintipico de jugadores que Martín Demichelis elija convocar para el partido sabatino y, posiblemente, también los que no estén para jugar, como Bruno Zuculini, David Martínez y Matías Suárez.

Si el deté siempre fue permeable a que futbolistas que no están convocados pernocten con el grupo si así lo desean (el caso más reciente fue el de Esequiel Barco antes de Barracas Central) en la víspera de su inminente primer título de Liga las puertas estarán todavía más abiertas.

Porque después de casi 30 años podría darse un River campeón con delay de silbatazo inicial, como ocurrió en el Apertura 94, en el que la consagración se produjo 96 horas después de un 3-0 en la Bombonera cuando San Lorenzo no pudo vencer a Newell’s en un postergado.

Un escenario que apenas se dio dos veces más desde 1901 a la fecha:en el Apertura 91 (con toda la gente en Núñez enterándose de que Boca había perdido con Estudiantes previo a un partido con Argentinos) y en el torneo de 1955, cuando River festejó luego de que se le diera por ganado un partido que había sido suspendido frente a San Lorenzo.

Demichelis piensa en el equipo.Demichelis piensa en el equipo.

En Núñez quieren sumarle otro registro al libro de antecedentes inéditos. Lo desean los hinchas pero también los jugadores y el cuerpo técnico. Y es que el resultado de Talleres podría repercutir en la formación de River.

Porque si no existe la obligación de sumar para ser campeón, es posible que Demichelis inicie en esta misma fecha el proceso de rotación para preservar el físico de los jugadores que más desgaste tuvieron en un semestre exigente.

Salir a la cancha como campeón le permitiría a Micho reservar a algunos integrantes del equipo de gala para el único partido decisivo que le queda a River antes de jugar los octavos de Libertadores: el que disputará el jueves en Mendoza, ante Talleres, por la Copa Argentina.

Luego de ese viaje, si el título ya está en la vitrina, habrá un par de fechas más para cumplir sin necesidad de arriesgar músculos innecesariamente. Y de ese modo llegar en plenitud al primer desafío de la segunda parte del 2023: Inter de Porto Alegre para meterse en el top 8 de América.

Pero antes del viaje a Brasil, de la ida en Núñez, del vuelo a Cuyo, de las dos últimas fechas, del mismísimo partido contra Estudiantes, habrá un momento cero. Para ser campeón hay que prender la TV y subirse a la Silloneta.

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