Sara Flamenco

A todas nos ha pasado en algún momento. Existen personas con las que es difícil mantener una conversación porque lo único que parecen querer es hablar de su libro, como diría el gran Francisco Umbral. Lo que podría resultarnos muy irritante en un primer momento, tiene sus causas pero también sus formas de solucionarse, al igual que otras dificultades comunicativas como las discusiones o las posibles respuestas ante una falta de respeto.

Hemos hablado con la psicóloga Beatriz Galván sobre estas circunstancias tan comunes como desagradables para que nos de unos tips para conseguir reconducir la conversación de manera asertiva pero sin dañar a la otra persona. Pero antes, vamos a ver por qué pueden ocurrir estas situaciones.

Razones por las que una persona puede monopolizar la conversación

«En la comunicación con las personas que nos rodean, nos encontramos con que no todo el mundo cuenta con las mismas habilidades de comunicación ni con las mismas habilidades sociales. A ello debemos añadir el estado emocional de los interlocutores», nos comenta Galván.

Esto puede hacer que surjan dificultades en la comunicación. Podemos encontrarnos con situaciones en las que nuestro interlocutor habla constantemente y no da pie a que intervengamos en la conversación, lo que puede resultar muy irritante. Esto puede deberse a diversos motivos, según la experta:

1. Alteraciones psicológicas

Puede tratarse de una persona con verborrea o incontinencia verbal, relacionada con alteraciones psicológicas, como la fase maniaca del trastorno bipolar o diferentes estados de ansiedad o de agitación y en psicosis orgánicas. La verborrea o incontinencia verbal se caracteriza por la aceleración y prolijidad del discurso y la dificultad para ser interrumpido con poco feedback con la persona que le escucha.

2. Determinados estados emocionales

La hiperactivación emocional o excitación que se produce ante un estado de euforia o de felicidad extrema puede hacer que la persona que lo sufre hable más, dificultando de este modo la comunicación porque no permite que el otro interlocutor interactúe.

3. Falta de apoyo emocional o social

Si la persona no cuenta con una buena
red de apoyo puede sentir necesidad de desahogo emocional y de sentirse escuchado, ante la falta de personas que le acompañen y le escuchen en su entorno. Eso puede generar que la conversación se convierta en un monólogo en el que es complicado hablar para la otra persona.

4. Déficit de habilidades de comunicación

Cuando las habilidades de comunicación no están muy desarrolladas pueden darse los dos casos contrarios: que la persona que lo sufre no hable o que lo haga en exceso porque no es capaz de comunicar lo que quiere decir en pocas palabras, con capacidad de síntesis y eligiendo los términos adecuados.

5. Déficit de habilidades sociales

La falta de habilidades sociales significa tener dificultades para relacionarse y comunicarse con otras personas, y no tener un buen autocontrol emocional. Durante una conversación, pueden hablar sin parar sobre un tema que les apasione sin percatarse del lenguaje no verbal de la otra persona.

6. Falta de empatía

Las falta de empatía es una incapacidad para conectar con los demás, una dificultad para ponerse en el lugar de la otra persona y percibir su estado emocional y sus necesidades. Trasladándolo al ámbito comunicativo, esto puede generar que no se den cuenta de que el interlocutor se está aburriendo, no le interesa la conversación o lleva mucho tiempo sin hablar.

Jennifer Aniston, Courteney Cox y Matthew Perry en una escena de Friends. / HBO

Qué hacer cuando una persona no te deja hablar, según la psicóloga Beatriz Galván

1. Empatiza con la otra persona

«Es importante tener en cuenta que la persona que se expresa lo hace desde una necesidad; es decir, esta persona necesita ser escuchada», nos cuenta Galván. Por eso, debemos «ser capaces de conectar con la otra persona como ser único, con sus necesidades y sus dificultades, y abordarlo desde la empatía».

2. Exprésate desde la calma

Al empatizar con la otra persona es más fácil que alcancemos un estado de calma en el que poder hablar con la otra persona sobre lo que está ocurriendo en la comunicación misma. Lo que Beatriz Galván llama metacomunicación. «Explorar los aspectos verbales y no verbales, como transmitimos y recibimos la información, poder dar retroalimentación sobre lo que está sucediendo y mejorar cómo nos comunicamos», nos cuenta.

Y eso, ¿cómo se lleva a la práctica? Comentando de forma asertiva, con respeto y claridad, lo que estamos observando con frases como ‘Noto que necesitas hablar’ o ‘Parece que este tema es muy importante para ti’. «De este modo ponemos de relieve lo que está sucediendo, y la persona que estaba hablando puede tomarse un momento para parar», nos cuenta la experta.

3. Pon límites

«Si tu interlocutor/a continúa hablando sin dar pie a una conversación fluida entre los dos, puedes emplear técnicas asertivas para poner límites», dice Galván. «Podemos acompañarnos de la comunicación no verbal para parar la conversación e intervenir con frases como ‘si te he entendido bien, lo que quieres decir es…’ o ‘respecto a lo que me cuentas, en mi opinión…’», continúa.

Otro método vuelve a llevarnos a la metacomunicación, hablando sobre lo que está sucediendo de forma clara y directa: ‘es importante que para que podamos comunicarnos mejor, tengamos los dos momentos para expresarnos’. Puede que en un primer momento pueda resultarnos violento, pero si quieres seguir manteniendo conversaciones con esta persona en un futuro, es necesario.