Después de una primera entrega buena y una segunda regular, esta producción española retoma el retrato de las cuatro amigas de treinta y pico.

Dicen que volvió para despedirse. Y, tal vez en ese doblete, los creadores decidieron regresar al origen. Si, cuando llegó al streaming, Valeria era una serie que intentaba pincelar, en clave de comedia, la vida de cuatro amigas de treinta y pico de años, por qué no retomar esa línea en la última entrega, después de una segunda temporada que prefirió transitar por una suerte de banquina.

No es que el segundo relato haya sido malo en sí mismo, sino que se corría demasiado de la génesis de la historia, como forzando un tono erótico y hot en los personajes a los que no les quedaba tiempo para contrar otra cosas.

Para Clarín, la primera fue «Buena» (2020) y la otra (2021), «Regular».

Entonces, después de una primera temporada con la lupa puesta en Valeria (Diana Gómez), con su búsqueda del amor y su consolidación como novelista, y en la de sus tres amigas, con vidas muy diferentes pero cada una con su riqueza narrativa, la segunda subió la apuesta hacia otro costado más temático, casi obsesivo.

De base, la serie ahonda en el valor de la amistad a pesar de las diferencias. O a favor de ellas.


De base, la serie ahonda en el valor de la amistad a pesar de las diferencias. O a favor de ellas.

Valeria representa uno de esos fenómenos audiovisuales que la crítica quizás no elogia tanto, pero el público les arma club de fans y foros de debate. Y los contenidos de una y otros no coincidían, hasta esta tercera, en la que ambas miradas están un poco más emparentadas.

Una de las razones es que en este paquete de ocho episodios -ya disponibles en Netflix– la serie española basada en las novelas de Elisabet Benavent vuelve a bucear en las luces y las sombras de la cuatro mujeres, sacándole más punta a los sentimientos, sin por eso soltarle la mano a sus vidas sexuales.

Aquí, los encuentros fogosos entre Valeria y Víctor (Maxi Iglesias) no son tan recurrentes como en la segunda y se ve, finalmente, con cuál de los dos hombres que la seducen decide quedarse: si el que la enciende cada tanto o el que la quiere para siempre, pero con otra temperatura. ¿Se quedará con Víctor o con su colega Bruno Aguilar?

Llegado este punto vale aclarar para quienes leyeron la obra de Benavent, que la ficción se toma sus enormes licencias para la adaptación.

La tercera temporada va cerrando también las historias de Carmen (Paula Malia), que está a punto de casarse con Borja, pero encuentra en su suegra un lugar común (y un obstáculo) de ese vínculo familiar.

Lola (Silma López) sigue viendo qué pretende de su vida sentimental y parece descubrir la respuesta en el personaje que compone José Pastor, el mismo que supo representar la vida de Miguel Bosé. El de ella es uno de los papeles mejor abordado en sus diferentes frentes.

Escena de la segunda temporada entre Valeria y Víctor. ¿Se quedará con él?


Escena de la segunda temporada entre Valeria y Víctor. ¿Se quedará con él?

Y el cuarteto de amigas se completa con Nerea (Teresa Riott), que a lo largo de los 24 episodios totales termina disfrutando de su vida sexual amorosa, quitándole peso al qué dirán sobre sus «chicas».

Valeria no es una de esas series que vaya a quedar en la memoria audiovisual, pero al verla entretiene. Y, si bien no es una joya imperdible, sabe contar un cuento generacional que construye masividad a cualquier precio y abre el debate, para otro día, entre la calidad de un producto y el rating que genera.

Ficha (de la tercera temporada)

Calificación: Buena

Comedia Protagonistas: Diana Gómez, Paula Malia, Teresa Riott y Silma López Dirección: Inma Torrente y Nely Reguera Emisión: Tercera temporada ya disponible en Netflix.

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