Aloña Fdez. Larrechi

Si estás cansada de recorrer las páginas web y las tiendas de decoración buscando ese mueble que haga más especial tu salón, sigue leyendo. Si quieres una vajilla que de verdad sea para las ocasiones especiales también. Y si en tu armario lo único que entra es ropa vintage con la que creas envidiados looks, no te detengas. Tienes que conocer a las mujeres que vacían pisos de lujo y organizan mercadillos con todo aquello que los demás no quieren.

Astrid Romero y María López son Arquitectura del Orden, una empresa con más de sesenta mil seguidores en Instagram que desde hace cinco años se dedican a descubrir auténticos tesoros del mundo de la decoración, la moda o la cocina. Desde una minipimer a un broche de Christian Dior de los 70, pasando por vajillas del siglo XVIII o lámparas de diseño, todo es posible en los mercadillos de estas dos mujeres que se conocieron porque sus hijos van al mismo colegio.

«Todo comenzó por casualidad» comenta Astrid al teléfono. «El padre de una amiga había fallecido y su mujer se trasladaba a un piso más pequeño, por lo que me propuso hacer un mercadillo con la ropa que había dejado en la casa». «En la casa había de todo», prosigue,««vajillas, cristalerías, lámparas, y le propuse hacer un mercadillo. Yo estudié muchos años en Estados Unidos y estaba muy familiarizada con el concepto de «estate sale» que es poner a la venta el patrimonio de una persona cuando fallece«.

La vajilla y cristalería de una de las casas en las que Arquitectura del orden ha realizado un mercadillo. /La nueva creativa

Este primer mercadillo fue un éxito porque, según cuenta Astrid, «tuvimos mucho poder de convocatoria, porque todas las amigas lo fuimos compartiendo en nuestros grupos de Whatsapp, pusimos carteles cerca de la casa, que está frente a un colegio, y así los padres se enteraron«. Meses después, surgió la siguiente casa y, cinco años después, ya superan el medio centenar.

Su radio de acción es la Comunidad de Madrid y las ciudades cercanas, así como Valencia y Alicante. «Allí está desarrollándolo mi hermano», apunta Astrid, que reconoce que su objetivo es llevar Arquitectura del Orden a toda España. Algo en lo que, como ahora, juega un papel muy importante Instagram, donde van publicando imágenes de los objetos que formarán parte del próximo mercadillo, o la casa en la que se encuentran.

«
Instagram es vital para nosotras«, comenta María antes de que Astrid reconozca que »ha sido la forma de darnos a conocer. Es un trabajo de pico y pala pero también nuestro escaparate«. »Antes«, explica, »repartíamos flyers, utilizábamos Whatsapp o recopilábamos datos de la gente que acudía a los mercadillos para crear una lista de difusión«. Ahora su difusión no queda restringida a esa lista y además, gracias a los vídeos y las fotos, se puede ver previamente qué nos vamos a encontrar en cada convocatoria.

Seleccionar, etiquetar y fotografiar los tesoros

Para dar forma al mercadillo, Astrid y María siguen un proceso laborioso en el que la experiencia es tan importante como la firmeza a la hora de no encapricharse de los tesoros que encuentran. «Al fin y al cabo esto es un negocio y nuestros hallazgos más especiales son en realidad un reclamo», reconoce María.

Todo empieza cuando, tras recibir la llamada de una familia, «llegamos a la casa y vemos si el mercadillo es rentable tanto para ellos como para nosotros. Como llevamos tanto tiempo viendo casas somos bastante rápidas a la hora de reconocer si una casa que merece la pena«, reconoce Astrid. Cuando lo es, el siguiente paso es »seleccionar todos los objetos, los separamos por grupos y luego hacemos una puesta en escena, algo que consideramos bastante importante dentro de nuestro trabajo«.

Todos los artículos que son expuestos en el mercadillo los encontramos etiquetados individualmente y aunque algunos ya les son familiares, otros requieren una labor de investigación que les lleva a descubrir «en un rincón de una habitación al fondo de una casa« una lámpara de los años 70 de Willy Rizzo. Paralelamente convocan las jornadas de puertas abiertas y »en tres días ya viene todo el mundo a vaciar la casa, a la pachanga«, comenta entre risas Astrid.

En los mercadillos de Arquitectura del orden hay todo tipo de muebles y objetos de decoración. / La Nueva Creativa

La «pachanga», que dura tres días, se organiza con cita previa para los dos primeros y con entrada libre para el tercero. «Preferiríamos que fuera sin cita, porque muchísima gente coge cita y luego no viene y necesitamos que vengan cuantas más personas mejor, porque si el objetivo es vaciar la casa necesitas un tráfico de gente bastante grande», explica Astrid. «Pero con la cita previa el acceso está más organizado, para no importunar a los vecinos y para que la gente no se enfade haciendo cola».

Además de ayudarnos a decorar nuestras casas con estilo, Astrid y María también apuestan con Arquitectura del orden por fomentar la economía circular y un consumo sostenible. «A nadie se le ocurre ir al punto limpio con la cómoda del siglo XIX heredada de su tía abuela, pero en las casas hay cosas que se tiran sin pensárselo dos veces», comenta Astrid, y aunque no sean especiales pueden resultar interesantes a alguien. «Nosotras intentamos poner a la venta todo lo que hay en la casa que está en buen estado», apunta.

Objetos con historia

En cinco años, Astrid y María han tenido la oportunidad de adentrarse en pisos con vistas maravillosas, «al jardín de la Embajada de Italia, a los Jerónimos o al Museo Sorolla», y de descubrir tesoros inesperados. Si tienen que elegir Astrid recuerda con cariño la «
porcelana del siglo XVIII« que había en una casa de La Granja. »Bueno, y los vasos, y las jarritas, que eran una auténtica maravilla, súper especiales«, continúa antes de acordarse de las maravillosas vajillas de la casa de Juan Bravo.

María, que reconoce que «siempre me quedo con alguna tontería porque no lo puedo evitar, ya tengo Diógenes» y disfruta con la bisutería, sobre la que «hemos encontrado cosas muy chulas» como el mencionado broche de Dior de los 70, pero también con las herramientas como «berbiquies antiguos». Y sobre objetos con historia, y años, entre sus hallazgos están «una tabla del siglo XVI de una virgen y cerámica de la misma época».

Uno de los salones que han formado parte de los mercadillos de Arquitectura del Orden. / La Nueva Creativa

El trabajo de María y Astrid no está limitado a grandes casas o pisos, o a familias que se quieran desprender de muchos objetos. «Hay veces», explica María, «que vamos a casas que no tienen suficientes objetos pero sí tienen cosas que merecen la pena. Y como necesitamos un mínimo para organizar el mercadillo reunimos tres o cuatro» y organizan las jornadas de puertas abiertas en una nave o en un hotel.

En cada mercadillo, según detalla María, «estamos vaciando en un 90 %, pero también donamos objetos antes y después», siempre con la aprobación de las familias porque con lo que no se quedan las familias «trabajamos con asociaciones que se llevan un montón de cosas». «Ellas», explica Astrid, «organizan sus propio mercadillos o tienen tiendas benéficas y esta también es otra parte muy bonita de nuestro trabajo«.