Nacho Fernández, el Cerebro del gol ante un partido especial

Este Ignacio Fernández no sólo tiene “un poquito más de gol”. Autor del último festejo que hizo tronar al Monumental, zurda pincelada renacentista de aire para vencer a Moyano, avanza en la fila para alcanzar puestos históricos en el ranking de presencias: este jueves, de no mediar inconvenientes, Nacho alcanzará los 200 partidos en un River que posiblemente no habría alcanzado el nivel casi “ideal” que viene mostrando si él no hubiera estado en cancha.

Posiblemente lo que resalte más de Fernández en este River es su poder de fuego: con un registro de participación de un gol cada 2,4 partidos -tres conversiones, dos asistencias- supera no sólo su promedio en el club (uno cada tres) sino que les elevó la vara a sus compañeros.

Este año el que más se le acerca es -sin ir más lejos- el socio que ha hallado en cancha, José Paradela, con un aporte cada 3,6 partidos ya sea a través de pases-gol o de definiciones propias.

Incluso Nacho tiene números en este 2023 que superan la media de influencia de gol de Nicolás de la Cruz, quien con un aporte cada 2,74 partidos es el jugador que con más frecuencia estuvo involucrado en festejos de River.

No obstante, que los números no tapen el juego: Fernández, antes que un definidor es un generador. Una usina de fútbol que hace un par de meses Martín Demichelis llegó a calificar como “una bendición” cuando el volante todavía tenía la planilla en blanco, recién se empezaba a poner a punto físicamente.

La inteligencia del Cerebro para leer los partidos, aquella que alguna vez le detectó Marcelo Gallardo y que llevó al Muñeco a bancar al volante durante su aclimatación, está quedando en evidencia en este River.

Con Demichelis, Fernández tiene una participación activa en las coordinaciones con los otros dos medios (Enzo/Aliendro, De la Cruz o Palavecino cuando hay rotación), encontró a un coequiper de sus mismas características de biotipo y de juego (José Paradela) pero a la vez articula con el ariete de turno para dejarlo frente al arco (como en el caso de Borja frente a Banfield, por el Trofeo de Campeones) o para propiciar el desmarque de un tercer hombre mediante descargas directas (toque para el pivot de Beltrán a Rondón previo al penal del 1-0 ante Huracán).

Gimnasia será esta vez otra prueba para NF10. Quizás la más complicada desde el aspecto netamente emotivo: allí se crió, allí brilló, desde ahí saltó a River y -si sus deseos se cumplen- en La Plata le dirá adiós a la pelota cuando él disponga que sus tiempos futbolísticos ya se cumplieron.

Para eso quedarán por delante varios partidos más para engrosar una cifra que hoy lo encuentra como el quinto jugador del plantel con más presencias. Una postal estadística de la huella que el Cerebro está dejando en la historia.