Guadalupe Rodríguez

El tiempo se ha detenido en Can Albertí 1740, hotel boutique de solo 14 habitaciones situado en Menorca. Tras su fachada de color salmón no solo se respira el pasado británico de la isla y el espíritu mediterráneo, sus blancas ventanas de guillotina no dejan pasar el estrés de la vida actual para ofrecer unas
vacaciones de relax a sus huéspedes esta primavera.

En 1740, cuando la isla de Menorca estuvo bajo dominio británico, la familia Albertí construyó en el centro de Mahón una casa en el estilo georgiano imperante en la época, con una espectacular escalera de caracol, y una azotea desde la que veían los barcos llegar al puerto, libres ya del miedo a los piratas berberiscos que habían dominado el Mediterráneo.

Militares, intelectuales y políticos formaron parte de la familia Albertí, cuyo blasón nobiliario sigue luciendo orgulloso en la fachada del edificio, que permaneció en sus manos hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando fue desgajado en diversas propiedades. Alrededor del año 2000, pasó a manos de un grupo de amigos procedentes de distintas disciplinas artísticas, como la fotografía, el diseño o la arquitectura, que transformaron la residencia en una casa de huéspedes.

Entrada y escalera del hotel Can Albertí 1740 de Mahón. / can albertí .

En 2016, bajo el impulso de sus nuevos propietarios, el matrimonio parisino Carole y Olivier Pecoux, fue reunificada la fachada y restaurado el edificio, respetando el estilo original y añadiendo todas las comodidades, para convertirse en un hotel boutique de 10 habitaciones (3 de ellas con patio), 3 suites y 1 suite con terraza privada.

Suite del hotel Can Albertí 1740. / can alberti.

Can Albertí 1740 conserva espacios originales como la entrada principal con su hermosa escalera, los salones de recepción, los patios donde ahora se sirve el desayuno a la carta formado por productos orgánicos de kilómetro cero y las sofisticadas habitaciones con vigas de madera y suelos de terracota, decoradas en estilo minimalista en blanco y tonos tierra. El resultado es elegante y acogedor, con numerosos rincones para leer o tomar el sol, como en su azotea con vistas al Palacio del Gobernador, los campanarios y los tejados de las antiguas casas y al puerto de Mahón, el segundo puerto natural más grande Europa.

Comedor y patio del hotel Can Albertí 1740. / can Albertí.

Fieles al espíritu de la casa, donde residieron y trabajaron
intelectuales como Vicente Albertí Vidal y a los numerosos artistas y hombres de letras que han formado parte del pasado de esta singular residencia, los actuales propietarios han querido perpetuar la tradición de Can Albertí como un espacio abierto al mundo artístico, y organizan con regularidad conciertos de música y exposiciones de arte.

La relajación es completa tras disfrutar de un masaje, un tratamiento o una sesión de pilates terapéutico. También organizan sesiones personalizadas de yoga. Precisamente han programado un
retiro de yoga del 20 al 23 de abril dirigido por Viviana Ferrer, en el que no faltan excursiones y actividades nocturnas tras la meditación.

Mujer practicando yoga en una playa de Menorca. / Can Albertí.

El hotel sirve también de puerto de partida para explorar la capital, cuyo teatro es uno de los más antiguos de España, además del resto de la isla. Menorca es un isla relativamente pequeña que comparte con el resto de las Islas Baleares bellas calas de arena sedosa, aguas de azul turquesa, fragante vegetación mediterránea y deliciosa gastronomía, pero conserva la tranquilidad y la autenticidad de antaño.

Si te decides a recorrerla no olvides detenerte en sus espectaculares calas de Macarella y Mitjana y pueblos como pueblos con encanto como Binibeca, Ferreries o Fornells. Después de Mahón, Ciudadela es la segunda localidad más grande Menorca. Posee un encantador puerto, donde podrás pasear al atardecer tras visitar su catedral, construida en estilo gótico sobre una antigua mezquita, o el castillo de San Nicolás, clave en la defensa de la ciudad durante siglos.