Los presidentes de Argentina y Brasil, Alberto Fernández y Luiz Inácio Lula da Silva, respectivamente, anunciaron el pasado domingo el relanzamiento de la relación bilateral y la decisión de avanzar sobre una moneda sudamericana común.
Según el artículo publicado en diario Perfil firmado por ambos mandatarios, el peso y el real seguirían corriendo a nivel local y la moneda común podría “usarse tanto para los flujos financieros como comerciales, reduciendo los costos operativos y nuestra vulnerabilidad externa”.
En una entrevista con Mano a Mano, el economista y subdirector del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Fabio Ventre, analiza la situación macroeconómica de los países sudamericanos, explica el caso del euro y da su opinión sobre el tema.
Se ha dicho que esta moneda solo sería para transacciones internacionales. ¿Qué se sabe hasta el momento?
Se sabe muy poco. De hecho, las versiones están un poco contrapuestas. Mientras que por parte del Ministerio de Economía, más que todo el ministro (por Sergio Massa) dio a conocer esta versión el fin de semana. Hoy, algunas versiones de proyectos especializados, e incluso por parte de prensa del Ministerio de Economía de Brasil, dan a entender de que no sería lo que está diciendo el ministro de Economía y que en realidad la cuestión viene por otro lado, pero no es un plan de tener una moneda en común. Pero suponiendo que esto fuera así, yo siento que sería un muy interesante desafío para pensar, porque Argentina y Brasil estarían conformando el segundo bloque que ha generado una moneda común más grande en el mundo, después del euro. No sería trivial la creación de una moneda común… No sería nada sencillo. Implicaría demasiados desafíos que hoy es difícil pensarlo, porque Argentina es uno de los países donde tenemos más inflación, estamos en el top 5, top 10, hace muchísimo tiempo, por lo cual, por otro lado, suena difícil pensar por qué un país querría, justamente con Argentina, crear una moneda estable. Creo que es la cuestión de la lógica, aunque se entiende mucho por qué a Argentina le convendría para tratar de conseguir una estabilidad tan deseable, pero es difícil de conseguir desde el último tiempo.
¿Qué normas o parámetros macros se deberían cumplir para alcanzar una moneda común?
Depende mucho, porque no hay muchos antecedentes en el mundo de monedas comunes, no es algo que ha sido usual. Todos pensamos en el euro y creemos que es algo supernaturalizado, pero no es tan disperso a lo largo del mundo. Lo cierto es que hay unas cuestiones obvias para tener una moneda en común, que tenga sentido y que sea viable, que realmente sea una moneda estable, que cumpla su objetivo como moneda en tal, como dinero, y eso tiene que ver con las finanzas públicas del gobierno. No puede haber un déficit crónico, no puede haber niveles de deuda extraordinariamente elevados, entre otras cuestiones. ¿Cuál es el tema? Mucho de esto dependerá si en algún momento, incluso utópico, se termine llegando a un acuerdo entre dos países para hacerlo, como cuáles son las condiciones que ellos mismos se quieren autoimponer, más que todo cuando estamos hablando de dos países donde en la relación bilateral hay mucho más que influenciar. Quizás lo que pasó con el euro era diferente porque había muchos jugadores, ninguno era tan dominante sobre el otro, y había muchos más margen para llegar a acuerdos que sean mucho más racionales para mantener realmente una moneda estable.
El economista insiste que es difícil pensar en la posibilidad de que un país con una moneda estable como el real busque asociarse con Argentina. Además, descarta que esto pueda impulsar al Mercosur.
Final de la jornada a plena emoción. Desde la memoria, desde el presente y con mucho futuro
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— Gabriela Cerruti (@gabicerru) January 24, 2023
“Hoy el Mercosur no es exitoso porque es un bloque que está muy cerrado al mundo. Por ejemplo, en aranceles. Tiene Aranceles elevadísimos comparados con otros bloques del mundo”, señala Ventre.
¿Cómo es el caso del euro en la Unión Europea?
La Unión Europea es un caso muy particular y tiene muchas diferencias con la realidad que podría tener, incluso de vuelta en el caso utópico, una moneda del Mercosur, de Argentina y Brasil o de Sudamérica. En primer lugar, Europa es un conjunto de países que si bien tienen heterogeneidades, de vuelta, no hay un jugador mucho más dominante sobre el resto, están todos en un territorio muy cercano, tienen estructuras productivas de ciertas formas similares, pero no iguales. Sudamérica tiene una situación que no es la misma. Si bien Argentina y Brasil también pueden usar la misma lógica, es decir, tienen estructuras productivas similares, no tiene nada que ver el peso de los jugadores. Es decir, Brasil es mucho más grande que Argentina en términos de territorio, en población, en PBI. Entonces, habría que pensar que si bien podemos tener como ventaja, que además no es garantizada, la estabilidad monetaria, después tenemos el gran problema de cómo hacemos para no tener ciertos súbditos de una política deprimida por Brasil, porque sigue siendo el país más grande y que va a tener mucho más peso en eso. En el euro no pasó. Primero que el euro fue exitoso, sí, pero a base de condiciones muy estrictas para entrar. Virtualmente no tener déficit, una deuda frente al PBI de menos del 70%. Es decir que los países que entraron en el euro ya eran estables. Entonces, no necesariamente el euro logró que sean estables los países, sino que unió experiencias en una región en particular similar y con intereses alineados y sin un jugador fuerte, que le permitieron mantener un cierto equilibrio que hoy explico por qué de cierta forma ha sido una experiencia exitosa. Pero de vuelta, todo depende mucho a veces de los puntos, de la coma, de los puntos de la ies, dónde está el acento, qué cosas están y qué cosas han de estar. Entonces, que el euro haya sido una experiencia relativamente exitosa no significa que otra moneda común de cualquier país con cualquier país lo sea en otro momento del tiempo.
Pero consideras exitoso el caso.
Yo me refiero al euro. No estoy pensando en la eurozona ni en la Unión Europea, estoy pensando en el euro como moneda. El objetivo principal del Banco Central está muy, muy distorsionado en Argentina. Incluso en el mundo las charlas se distorsionan, pero el objetivo principal, si tenés que sacar un factor común, es la estabilidad monetaria. Y el euro tuvo estabilidad monetaria. Sí, tuvo algunas pequeñas crisis en las cuales quizás no lo pudo cumplir, incluyendo la pandemia, igual que todo el resto del mundo. Pero no es un desvío que al menos hoy se percibe como permanente. Y en todo caso, lo definirá la política justamente, es decir, el Banco Central Europeo, que hasta ese entonces tenía su lógica. Esto puede permitir tener una estabilidad monetaria. Después, el resto de cuestiones fiscales, productivas, no lo define una moneda. Eso lo definen los gobiernos con otro tipo de política, que no tienen nada que ver con que tengamos una moneda en común o no.
¿Y es la solución para Argentina el bimonetarismo, ya sea con una moneda en común o la dolarización?
Ahí entramos en el terreno de la discusión. ¿Por qué Argentina tiene inflación? Porque uno se pone a analizar y las condiciones de fondo están claras: no hace la tarea de la política monetaria y la fiscal. Y la gran diferencia es que es uno de los pocos países del mundo que tiene la inflación del nivel actual. Casi 100%. Es un problema muy difícil de solucionar. ¿El bimonetarismo solucionará los problemas? Yo quiero creer que no. ¿Por qué tenemos que atarnos de manos para no cometer errores? Ningún país del mundo casi lo hace. Hay casos aislados donde la dolarización ha servido, donde reglas estrictas pueden funcionar, como el caso de Ecuador, por ejemplo, pero exitoso en términos de control de la inflación. No estoy diciendo de otras variantes de economía que claramente no tienen que ver con eso. Pero si tenemos que llegar a usar la moneda de otro lugar, porque nosotros no nos podemos controlar entre nosotros, creo que Argentina tiene problemas mucho más graves.
Por último, Ventre considera que este anuncio es más una iniciativa del Ministerio de Economía de Argentina para desviar la atención que un proyecto concreto realizable. “Es un tema interesante para debatir, pero que en el ámbito de la realidad dista mucho de ocurrir, no tanto por probabilidades o posibilidades, sino porque incluso aplicarlo, si tuvieran ganas de hacerlo, va a llevar muchísimo tiempo y esfuerzo de darle forma”, concluye el economista.