El lago no puede soportar más”, advierte de entrada el médico sanitarista Emilio Iosa sobre la situación que atraviesa el embalse San Roque, la principal fuente de agua potable para la ciudad de Córdoba.

Las algas verdeazuladas siguen aumentando a simple vista e incluso el satélite Landsat 8 de la NASA detectó desde el espacio que las cianobacterias cubren el 62% de la superficie del espejo de agua: el equivalente a 900 hectáreas o 1800 canchas de fútbol.

Si bien este fenómeno se produce en cada verano y suele aflorar en marzo-abril, esta vez las algas se adelantaron a la temporada y ahora es masivo, producto de la alta contaminación y del exceso de nutrientes.

“Tenemos un doble problema: por la falta de obras cloacales en Punilla contaminamos los ríos con algunas de las enfermedades que portamos; y también aportamos fósforo y nitrógeno al agua por la desprotección de bosques nativos”, señala Iosa.

Este desequilibrio de nutrientes, denominado eutrofización, provoca la multiplicación de las cianobacterias. “Es como una sobrefertilización”, sintetiza.

El problema es que estas cianobacterias son tóxicas. En el caso del embalse cordobés, se trata de la microcystis alucinógena, la cual produce una microcistina muy tóxica para el hígado, la piel y puede resultar cancerígena si se ingiere en forma crónica.

“También puede ingresar por inhalación durante los deportes náuticos, muy comunes en el lago San Roque, y por acercarse al embudo o para ver la cola de novia, donde se aerosorizan esas gotitas”, señala el médico sanitarista.

Iosa explica que hasta el momento no se registraron casos de pacientes que hayan sufrido enfermedades o síntomas provocados por esta cianobacteria, porque al sistema de salud aún no le permitieron conocer una visión epidemiológica del tema.

La Córdoba real está extremadamente contaminada en su recurso hídrico

Sin embargo, recalca que esta misma agua abastece a gran parte de los vecinos de Córdoba capital y que “muy pronto será muy difícil de potabilizar”. 

“Ya existe el antecedente de Aguas Cordobesas (empresa privada que suministra el servicio) en febrero del 2021, cuando debió cortar el servicio a más de 200 barrios porque la planta potabilizadora Suquía no daba a basto por el ingreso de cianobacterias”, recuerda.

Pese a los constantes reclamos y presentaciones de informes por parte de científicos y organizaciones sociales, Iosa denuncia que los distintos niveles gubernamentales no reconocen la problemática.

“La Córdoba turística que se vende en la televisión y en los medios oficiales, es una Córdoba simplemente de photoshop. La Córdoba real está extremadamente contaminada en su recurso hídrico”, apunta.

Asegura que agotaron los canales de diálogo y que presentaron una denuncia penal por ocultamiento de información contra el intendente de Carlos Paz, Daniel Gómez Gesteira, y su antecesor y actual presidente de la Agencia Córdoba Turismo, Esteban Avilés.

“Primero hay que admitir el problema. No puede ser que no haya carteles en balnearios para advertir al público por el riesgo de bañarse en un río cloacal directo”, ejemplifica.

Otras claves, declara el médico, es concientizar a la sociedad, terminar con la improvisación, capacitar a los recursos humanos y realizar las obras postergadas de saneamiento, tanto de conexión cloacal como una planta de tratamiento de líquido residual.

¿Cuáles son los peligros si no se reacciona a tiempo?

Más de un 1,5 millones de personas necesitarán agua potable, un gran porcentaje de ellas no la puede comprar embotellada y eso genera una desigualdad enorme. Es decir, el que tenga plata va a poder disponer de agua saludable, y el que no tenga va a usar agua contaminada del lago San Roque. De esto hablo dentro de 15 o 20 años, cuando la situación sea inviable para potabilizarla. Ha sucedido en otros países, en Estados Unidos, en ciudades mucho más ricas, donde directamente tomaron la decisión de que la gente no puede beber agua de las canillas. Es posible que esto suceda en Córdoba si no se toma como una política pública, si los candidatos a gobernador o intendente no asumen la situación como prioridad uno. Es el agua que ingieren los cordobeses.