«¡Vamos viejo, con confianza, con confianza!». Sebastián Battaglia tuvo su primera definición por penales en su nueva etapa como DT y se puso la pilcha de líder, juntando a los jugadores. Primero, para decidir quiénes serían los pateadores.
Arrancó Marcos Rojo, decidiendo pegarle al primero, «como había hecho contra el Atlético Mineiro», según recordó. Dio en el palo y entró, «me cagué todo», dijo el central que hoy ya es un referente del equipo. Carlos Izquierdoz, el capitán fue al segundo, con esa rutina de pasitos bien cortos antes de darle a la bocha.
Y el entrenador comenzó a mirar a ver quiénes se ofrecían a patear. Nada de definir él ni charlas personales, sino preguntando al grupo. El chico Aaron Molinas se puso tercero y se escuchó luego el «cuarto», el pedido de Pavón. Ahí, silencio, y el DT salió en búsqueda del último pateador: «Uno más, necesito uno más muchachos». No hubo lista (no es obligatorio entregarla) y todo apuntaba a que el pateador iba a ser el pibe Vázquez, a quien miró.
Pero no necesitó del quinto. Buscó pateadores, Pavón pidió el cuarto y finalmente fue el que definió la serie.
