Lo primero de todo: las grasas pueden ser saludables y definitivamente hay alimentos que tienen grasas buenas. Existen múltiples razones por las que no deberías eliminar las grasas de tu dieta, pero la cuestión es saber diferenciar unas de otras. Separar las grasas malas de las buenas. Y realmente no es tan difícil. La clave es comprender que cada tipo de grasa tiene sus propios y únicos efectos en el cuerpo.

Durante buena parte del último siglo, infinidad de expertos insistieron en que la grasa y el colesterol podían causar a
terosclerosis, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Sin embargo, investigaciones posteriores han demostrado que meter a todas las grasas en el mismo saco, incluso todas las grasas saturadas, es una simplificación excesiva que lleva a errores.

No todas las grasas son iguales

Claro que hay grasas malas. El mayor enemigo son las grasas trans, que son las que se fabrican industrialmente mediante el tratamiento del aceite vegetal hasta transformar sus grasas insaturadas líquidas en grasas saturadas y trans sólidas o casi sólidas. Las fuentes más comunes de grasas trans incluyen pasteles, tartas, glaseado, rellenos cremosos, alimentos fritos y galletas hechas con grasas vegetales o margarina. Las grasas trans que se obtienen a partir de aceites vegetales son «extrañas» para el cuerpo, que las asimila mal, y sí contribuyen claramente al riesgo de aterosclerosis y enfermedades cardíacas.

Pero atención al detalle: si bien las grasas trans industriales o artificiales son claramente dañinas, los productos lácteos y la carne contienen pequeñas cantidades de grasas trans naturales. Éstas no están asociadas con enfermedades cardíacas y, de hecho, pueden ser hasta beneficiosas.

Las grasas insaturadas son saludables para el corazón

A diferencia de las grasas saturadas, las grasas insaturadas tienen enlaces químicos dobles que cambian la forma en que tu cuerpo las almacena y las utiliza para obtener energía. Las grasas insaturadas se encuentran en cantidades elevadas en f
rutos secos, semillas, pescado azul y aceites vegetales. Son saludables para el corazón, aunque algunas lo son más que otras. Al igual que con las grasas saturadas, existen muchas grasas insaturadas diferentes.

Y luego están las grasas poliinsaturadas, que se encuentran principalmente en aceites vegetales y semillas, y que son las que más beneficios tienen: reducen los triglicéridos y el riesgo de desarrollar arritmia, retrasa la acumulación de placa, baja ligeramente la presión arterial…

Las bondades de los ácidos grasos omega-3

Los ácidos grasos omega-3 son a su vez un tipo específico de grasa poliinsaturada que se encuentra en los mariscos y especialmente los pescados grasos como el salmón, el arenque, el atún rojo o el atún blanco. Un amplio estudio en 45.000 adultos encontró que una ingesta alta de omega-3 se asocia con un 10% menos de riesgo de enfermedad cardíaca. Definitivamente, los tienes que meter en tu dieta.

¿
Y qué hay que sacar de todo esto? Principalmente, que las grasas industriales y artificiales son las más dañinas, que las grasas animales son generalmente beneficiosas siempre que se consuman con moderación y que tomar aceita de oliva, frutos secos y pescados con omega-3 son excelentes decisiones.

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