Si simplemente caminar por la playa ayuda a quemar grasa, imagina lo que correr por la arena puede hacer por tu peso. Pero no solo está indicado para quienes eligen el running para adelgazar, sino para quienes desean aumentar su rendimiento y forma física en general. Más que uno de esos trucos para seguir practicando deporte en vacaciones, correr por la arena se trata de un ejercicio completísimo que reforzará y potenciará tu estado físico por sus enormes beneficios.

Hacer running por la playa es una excelente manera de agregar variedad a tu rutina de ejercicios. Hasta para eso pueden servir unas vacaciones. Y también te da la oportunidad de salir al aire libre para probar algo diferente. Eso siempre motiva. Además, el entorno de una playa te permite oxigenar tu mente, lo que nunca viene mal para mejorar tu bienestar y motivarte todavía más.

Llevar tu rutina de entrenamiento a la playa puede evadirte del aburrimiento, mejorar el rendimiento de la carrera y ayudarte a alcanzar nuevos picos en tus objetivos. También puede
desafiar a tu cuerpo de formas que quizá no creías posibles. Y hay suficientes motivos para afirmar que es un entrenamiento de lo más completo.

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Nuevas exigencias de energía y quema de calorías

Correr sobre la arena, ese simple acto de posar el pie continuamente durante la carrera en esa singular superficie, proporciona una resistencia adicional para los músculos de la parte inferior del cuerpo. Requiere más esfuerzo y energía para poder impulsarte hacia adelante. Y un mayor requerimiento de energía equivale a una mayor quema de calorías.

Un estudio clásico de 2014 ya encontró que las superficies de arena obligan a un mayor gasto de energía durante el entrenamiento en comparación con superficies más tradicionales como el pavimento o el césped.

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Proporciona una pisada más suave

Correr sobre la arena permite un aterrizaje más suave de las plantas de los pies comparado con correr sobre pavimento o superficies duras. Como tal, se ejerce menos presión sobre tobillos, rodillas y caderas. Reducir el impacto en estas articulaciones que soportan tanto peso contribuye a minimizar la posibilidad de sufrir lesiones asociadas a ese impacto de la pisada.

Desarrolla fuerza y facilita la estabilidad de pie y tobillo

La arena es una superficie inestable y solo por eso ya obliga a trabajar a músculos, tendones y ligamentos cada vez que se posan los pies sobre el suelo. Todos juntos trabajan para estabilizarse con el fin de mantener el equilibrio y evitar que el tobillo se mueva. Siempre que no sufras ninguna lesión en esa zona, la arena ofrece una superficie ideal para desarrollar fuerza y aumentar la estabilidad en el pie y el tobillo.

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Mejora el rendimiento deportivo

El entrenamiento en superficies de arena propone un extraordinario desafío para músculos, articulaciones, ligamentos, tendones y sistema cardiovascular. Vas a mejorar tu resistencia y con el tiempo invertirán menos energía en realizar una misma actividad. En resumen: harás que tu carrera sea más eficiente.