Hasta el comienzo de la pandemia, la fuente de ingresos de Elio Eduardo Rodríguez (32) era ser “cronista del rock”. “Les hacía fotos, videos y publicidad a las bandas y las publicaba en la web En vivo Córdoba show”, cuenta.

“Tengo el orgullo de decir que fui el primer medio digital acreditado como prensa del Cosquín Rock”, dice.

Tengamos en cuenta que la industria de la música y del entretenimiento junto a la turísticas encabezan el ranking de actividades comerciales más afectadas por la pandemia y las cuarentenas.

Hoy, la realidad de Elio es otra. Vive en una casita de block a medio terminar en la toma o anexo de barrio Ampliación Cabildo, digamos que en el patio trasero de Villa El Libertador. Donde la calle Altos de Chipión se convierte en tierra y viento, pasando Malargüe. Zona se terrenos fiscales y cooperativos.

Sin un peso, tuvo que vender la cámara (que es como la guitarra para el payador), abandonar la situación de confort de vivir solo y e irse a vivir a la casa de su mamá. Siempre arrastrando deudas.

Hasta que a este santafesino, que vivió en Buenos Aires y fue adoptado por Córdoba hace 16 años, se le prendió la lamparita. “¿Y si hago un moto taxi?”, lanzó al aire. Algunos terceros ensayaron un gesto burlón, pero eso no lo frenó. Al contrario, se envalentonó.

Tanto que empezó a poner en condiciones una Appia 150, modelo 2015, y a ofrecer el servicio de traslado personal y cadetería en el territorio.

“Y empezaron a engancharse, con decirte que una de las primeras pasajeras fijas hoy es mi novia. Me dijo: te necesito viernes, sábado y domingo. Y me encantó apenas la vi”, confiesa.  

“Mi trabajo va dirigido a esta gente a la gente de la zona sur que no tiene cómo desplazarse. Tomar el colectivo tenés que ir con tres familias para que no te roben”.

Gracias a este rebusque, “hoy tengo entre 4 y 6 clientes fijos”, y agrega: “Lo que pasa es que afectó estar más de veinte días parados por el Covid-19”.

Para un viaje desde la zona sur (Villa El Libertador y zona de influencia) cobra 400 pesos, en el caso de una persona, y 350 pesos, en el caso de una cadetería.

Si tiene que esperarte en el centro unos veinte o treinta minutos más, es un extra más que se acuerda con el cliente. En cambio, para los traslados entre barrios de la zona sur cobra alrededor de $ 150.

Calcula haber trasladado hasta ahora alrededor de 250 pasajeros. Hay clientes, cuenta, que le pagan por anticipado y otros hasta le hacen el diseño gráfico para que publicite su servicio.

“La gente necesita trasladarse rápido, yo hago la diferencia por la rapidez, en cinco minutos estoy en tu casa. Pero ¡ojo! que la velocidad la elige el cliente”, aclara Elio, quien dice circular con todos los papeles en regla.

Cuenta que cuando uno tiene su sobrevivir, casi no hay tiempo para deprimirse. “Tenés que hacer algo, y hoy puedo decir orgulloso que me alimento gracias a la moto taxi”, señala.

Su sueño es formar una flota pero con la condición de no “pisarnos” los territorios. “Porque por ahí te llaman al mismo tiempo y no podes dividirte”, dice. “Pero es una idea que me pica”.

 

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