Habiendo tantos libros divertidos ¿para qué le voy a dar a mi hijo un libro sobre temas sufridos?… Demasiado con lo que escucha en los noticieros para encima leerle historias bajón que ya pasaron…  ¿Podrá comprenderlo? Ya veo que comienza a tener miedos que antes no tenía…

Muchas preguntas se nos presentan cuando llegan fechas que recuerdan momentos dolorosos de nuestros pueblos, independientemente de los signos políticos o de las religiones, hay sucesos que nos hacen sentir avergonzados de nuestra raza humana que a veces no reconoce límites. Cómo contárselos a nuestros hijos es unos de los dilemas que se nos presenta como papás y educadores.

En los libros podemos encontrar el socio ideal, no en los libros de historia; en los libros de cuentos, en las novelas, en la ficción.

Y ese libro que elijamos no se lo contará por nosotros, el cuento será el disparador para que con nuestras palabras y experiencias logremos que esa historia lejana o cercana sea comprendida. Es más fácil ponerle palabras sencillas a las verdades que tratar de disfrazarlas. Los más pequeños tienen la concepción sobre lo que está bien y lo que está mal, y algo tan simple como eso nos ayudará a explicarles, y a medida que vayan creciendo, será mayor la información que nos irán demandando.

Estamos en la era de las comunicaciones, quizás no se sienten a ver un noticiero, pero las pintadas en las paredes, las frases cargadas de dolor, los mensajes de las redes sociales compartiendo imágenes de todo tipo, significan.,  siempre será mejor que nuestros hijos puedan pararse frente tanta información teniendo la base del conocimiento que nosotros les regalamos desde el amor.

La Historia no es un conjunto de simples fechas y acontecimientos, porque en ella están involucradas personas que eran hijos, papás, mamás, abuelos, trabajadores o estudiantes. La memoria configura una parte fundamental de la identidad humana. Una persona que pierde la memoria ha perdido su ser. No es que tengamos memoria, es que somos nuestra memoria. La literatura se amasa con esos ingredientes de nosotros mismos, independientemente de que hayamos sido espectadores o protagonistas, incluso cuando estamos hablando de ficción.

Así, desde la ficción encontramos libros como “Los Sapos de la memoria” de Graciela Bialet en el que un adolescente intenta descubrir que pasó realmente con sus padres. Camilo emprende la búsqueda de su identidad y en la medida que la encuentra, se encuentra a sí mismo y descubre el amor. Es una novela recomendada para chicos de 11 años en adelante. La autora quiere colocar a los lectores en una situación de compromiso frente a la realidad social, promoviendo así que vayan hacia la búsqueda y el hallazgo de nuevas oportunidades y soluciones a sus propios problemas, dificultades que les toca vivir, que tienen que enfrentar en el mundo complejo.

Otro gran libro es “La composición de Antonio Skármeta. Libro multipremiado que nos brinda un acercamiento literario desde los ojos de un niño a una situación tan terrible como un dictadura que, aunque Skármeta no devela, sin duda se intuye. Lo genial del cuento es que no apela a golpes bajos ni a detalles macabros, tal como lo escribí antes, es el disparador ideal para entablar una conversación con nuestros hijos.   Recomendado a partir de los seis años. (http://www.quehacemosma.com/2013/09/la-composicion-de-antonio-skarmeta/ )

Por último, “La memoria de todos”, de Verónica Sukaczer es sugerido para lectores a partir de 11 años. Cinco relatos de matriz histórica de la mano de la narrativa ficcional, recorren momentos de la historia de los últimos dos siglos, en que la libertad estuvo y está en peligro: el atentado a la AMIA, la lucha por los derechos civiles de la minoría negra, los crímenes de honor, la libertad de prensa, los judíos sometidos por los nazis, los desaparecidos y las medidas de seguridad extremas.

Estos libros  quiebran el mito de los temas tabú en la literatura infantil. Con sinceridad, respeto y mucha sensibilidad, es posible hablar de cualquier cosa con los niños, aún de lo más difícil.