Damián Tapia es un padre con ocho hijos, de Villa El Libertador, que se quedó en la calle.
“Hace dos semanas me vine para acá, a la casa que me prestó un amigo”, cuenta al recibir a La Décima en la casa prestada por un amigo.
“Una chica me dio el número de ustedes y tuve una semana deliberando si llamaba, pero te soy sincero necesito una mano de alguien”, se confiesa Tapia, quien dice que no se siente cómodo con pedir ayuda.
“Es que toda mi vida trabajé, y de hecho lo sigo haciendo, pero no tengo un ingreso regular que me permita alquilar algo hoy”, cuenta.
Tapia tiene 37 años y es chofer de taxi eventual ya que “solo me llaman para cubrir los francos”. Por este trabajo le pagan el 35 por ciento de la recaudación que logre levantar el taxi en el día, que suele rondar los 1500 pesos. Pero, claro, esto sucede cada tanto porque no es chofer regular.
La madre de sus hijos, Patricia Romero, de 35 años, es ama de casa y el único ingreso que recibe es la asignación universal para los niños cuyas edades oscilan de los ocho meses a los 18 años.
Tapia vivía en una casa en Villa El Libertador, pero por diferencias familiares se tuvo que ir y quedó en la calle.
“Me confié y me jodieron, y yo que ayudé a varios cuando me iba bien, ahora me dan la espalda, así que tengo que salir a pedir una ayuda porque no puedo dejar a mis niños en la calle”, describe.
Un amigo le prestó su casa hasta que logre acomodar sus cosas. Se trata de una casita de madera, de esas que levantaba la organización “Un techo para mi país”, ubicada al fondo de barrio Comercial, en la zona de los cortaderos de ladrillos. Allí donde la calle Sobremonte deja de ser asfalto para convertirse en tierra y un matorral de yuyos, se ubica la casita donde la familia Tapia pasa sus días hoy.
“Que nos ayuden con materiales para al menos construir una piecita o algo”, comenta su esposa.
“Nos dijeron que había un terreno sin dueño, me metí y lo empecé a limpiar, y ahora que lo ven limpio se arrimaron algunos para decirme que el terreno es de ellos, yo por mis hijos voy a hacer lo que sea”, dice Tapia, quien no registra la ayuda oficial. “¿Y eso qué es?”, preguntó cuando este medio le consultó si habían recurrido a Desarrollo Social por asistencia. “No sé qué es eso, siempre fui un tipo de trabajo”.
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