La receta es tan sencilla que no merece la pena ni explicar cómo se hace, porque desde Directo al Paladar nos la cuentan en menos de un minuto y en imágenes. Tres trucos: el horno debe estar muy caliente (210ºC, con calor arriba y abajo) para que la tarta caramelice en la superficie y mantenga un interior cremoso; el queso nunca debe ser light, para esta receta necesitamos ese aporte de grasa aunque nos sume alguna caloría extra; y por último, el reposo debe hacerse en el horno apagado y con la puerta entreabierta para conseguir un resultado excelente.