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La muerte de Maradona es investigada por la justicia. De hecho, en la mañana del domingo allanaron la casa del doctor Leopoldo Luque, quien estaba en silencio y decidió salir a dar su versión. «Le conseguía a Diego lo que nadie podía», dijo, entre otras, explicando su versión. Que Maradona era incontrolable, que era muy difícil manejarlo y que él hizo todo para sacarlo adelante. Y dejó en claro que la muerte del 10 no fue como consecuencia de la operación, sino que era algo que podía pasar.

En la charla, Luque se puso a llorar cuando hablaba de las cosas que hizo por él. Contó incluso que fue al velatorio y al entierro, aceptado por la familia, «Yo hablaba con las hermanas, hablo con Jana, con Diego Junior». Y confesó que «yo era un fanático de Diego. Lo amaba. Se hizo lo que hay que hacer, y más también. Son todas tonterías. Hay un proceso legal y me ajusto a derecho, es Maradona. No hay nada que ocultar, estoy orgulloso de cómo lo traté. Le llevaba médicos, hacía coordinaciones de todo tipo. Más que orgullo, no siento otra cosa».

LA PALABRA DE LUQUE:

LA INVESTIGACIÓN:

«No me leyeron los cargos, no estoy informado. Ellos vinieron, de un modo que uno no espera después de un evento así, y de haber trabajado con Diego como trabajé. Pero bueno, ingresaron, es su trabajo, lo entiendo. Por eso abrimos las puertas, le dimos toda la información, nuestros teléfonos, todo lo que que necesitaban. El personal de la DDI me dio contención y lo que pidieron, lo tuvieron».

«Se llevaron la historia clínica, que yo llevo de Diego con todos los registros de las atenciones que yo hice y de los personales que también participaron de la atención. Y estaba adjuntada toda la historia clínica. Y dispositivos electrónicos de todo tipo. Disco rígido que tenía de 20 años, los teléfonos».

«Me sorprendió, porque cuando Diego fallece llegué al lugar y la fiscalía estaba trabajando. Estuve en todo momento a disposición, como no estuve en el momento ese no me llevaron a declarar. Pero tampoco pensé que éste iba a ser el modo. Es el trabajo, son procedimientos legales que desconozco y no voy a criticar. Estaré completamente a disposición de la Justicia».

«Sé lo que hice, cómo lo hice, que es de lo que puedo hablar. Lo que hice con Diego y por Diego hasta el último momento yo tengo todo para mostrar. Hice lo mejor que se podía con Diego».

«‘No te voy a dejar así’, le dije, porque todos se iban. Lo banqué, porque lo quería, lo amaba. Y era el único que podía tener una chance. Volví y le dije: ‘Para que me vaya primero te tenés que levantar de la cama, y segundo me tenés que agarrar’. De tonto, miro el teléfono y él se levanta. Me corro y se levantó y cerró la puerta. Logré que se levantara. Me fui y le dije, ‘intenten ustedes después’. ‘Bueno, vamos para alla. Él salió y me dijo: ‘Luque, vos sos pelotudo, te dije que te vayas’. Y me corre. Ese era Diego el jueves. Corro, veo que se balancea y lo agarro».

«Me voy, hablo con el clínico, con las hijas, no logran el objetivo. Al otro día voy a sacarle los puntos, me mira, y me dice: ‘Ah, tenés miedo’. Y como lo veía que estaba pinchado, hay un equipo de salud mental detrás de esto. Y no ordeno sobre ellos. La familia y todos dijeron ‘a Luque lo necesitamos porque es el único que puede llegarle a Diego’. No es que Luque es el responsable de todo lo que le pasa a Diego. El viernes le fui a sacar los puntos y volví el domingo también».

«Yo fui el que lo llevó a la clínica. Me metí a su cuarto y casi nos agarramos a las piñas para llevarlo. Yo le decía que se quedara. pero soy médico, no policía o juez. Él se tenía que convencer de mejorar, cómo convencés a una persona así».

«El riesgo de Diego era el consumo, no un ataque cardíaco. Si requeríamos de un desfibrilador y una ambulancia, ese tipo tiene que estar en una unidad coronaria. Todos estabamos reunidos para ver los mejor para Diego: familiares, Swiss Medical, psiquiatra, psicólogo, todos. Función de Luque, poder hacerle entender algo a Diego, poder lograr lo más difícil, la voluntad de Diego. No se lo podía llevar a un neuropsiquiátrico porque no había criterio médico. Entonces, un centro de rehabilitación, y requería la voluntad de Diego, que era imposible. Entonces, qué podemos hacer, hagamos esto, lo otro. Pero Diego hacía así y desarticulaba todo».

LA MUERTE DE DIEGO:

«Estoy muy mal porque se murió mi amigo. Estuve en el entierro, en el velorio, porque él lo quería así. Vi mucha gente que no había visto nunca. y después que se diga que no estuve con él, no lo puedo creer».

«El funcionamiento era así: médico de cabecera, dicen. Yo soy neurocirujano, entonces, Diego odiaba a los médicos. Odiaba a los psicólogos, odiaba a todo el mundo en cuanto a la salud. Conmigo era diferente porque yo era genuino, no buscaba nada en él. Ni siquiera una foto buscaba. Diego necesitaba ayuda, no había forma de entrarle. Diego tenía autonomía, él decidía sobre su salud. Diego no es insano. Es una persona que todo el tiempo podía decidir».

«Diego era difícil, me echó un montón de veces de su casa. Y después me llamaba. Lo que hacía era le llevaba un clínico, un gastroenterólogo, un oftalmólogo, lo acompañaba hasta al dentista. Porque si no estaba al lado, no se sacaba ni una muela».

«Diego es un paciente de alta. Todo lo que se logró, de ponerle enfermera, esto y lo otro, era de más. Y necesitábamos el consentimiento de Diego. El podía echar a todos, como lo hizo. El alta neuroquirúrgico, la tenía. El alta de la clínica, la tenía. Y fueron sugerencias, que el paciente tiene que tener voluntad. No puedo obligar a un paciente e internarlo en un manicomio. No puedo decirle de llevarlo a un centro de rehabilitación».

«El jueves voy a verlo y pasó lo que pasaba siempre con Diego. Cuando él se pone mal, el echaba a todo el mundo. ¿Y qué se hace con eso? Que alguien me diga qué se hace. Yo era el único que podía estar ahí adentro, ¿por qué? Porque sabía quién soy yo. Entré y me echó: ‘Luque dejame tranquilo, estoy bien’. Le dije ‘dale Diego, un esfuerzo más, vamos para adelante’. Todo lo que hice fue de más, nada de menos. Le pedía que se levante, que recibiera a las hijas, y no quería».

«Acá no hay decisiones, o yo decido que te vas, hay criterios médicos. Operás a un paciente, a las 24, 48 ó 72 horas, depende del paciente, está en criterio de alta. No hubo un error médico, pero de parte de nadie. No es un error médico, ni siquiera de la enfermera, fue un evento fortuito, un ataque cardíaco de un paciente de las características de él es lo más común que muera así, lamentablemente es un hecho que podía pasar. Como le pudo pasar antes. ¿Se podía haber evitado? Se hacía todo lo posible para disminuir la chance de ese evento, pero no bloquearlo.

La clínica actuó perfecto, nos recibe, operamos al paciente, el paciente está en condiciones de alta, hablé con los jefes, dije que no me gustaría que se vaya así, vamos a tratar de tenerlo un poco más, mejorar esta parte que quiere tomar, perfecto te apoyamos, pero entendamos esto: ellos tenían razón, esto no es un centro de rehabilitación, es un centro de patología aguda. Yo aproveché el momento para hacer algo que no dependía de la voluntad de Diego, o le podía mentir diciéndole que era conveniente quedarse. Yo extendí todo lo que pude la internación. Y luego logramos persuadir para meter gente, médicos. Se dicen muchas ignorancias.

«Tengo todo el aval de la Asociación Argentina de Neurocirugía, me llamaron por el caso, lo evaluamos con 6 neurocirujanos, es una tontería… Te quiero ver a vos, Diego muerto con un hematoma en la cabeza, eso había que resolverlo, era un hematoma de 12 milímetros con más de 6 milímetros de desplazamiento, es quirúrgico. No lo puedo dejar al paciente así. El deceso de él nada tuvo que ver con eso».

LLAMADO A LA AMBULANCIA

«Llamé yo, una estupidez que critican todo, el modo que yo llamo, estoy operando en Berazategui… Tienen que entender quién era yo para Maradona, quién llamó a Luque, es automático eso, no es porque sea clínico de cabecera encargado. Yo lo que hacía era facilitarle a Diego la posibilidad de acceder a un médico. Estoy esperando, recibo llamado ‘Diego está mal. no reacciona’, corto y me pongo a pensar qué carajo está pasando, llamo una ambulancia y digo que está en paro. No importa quién me llamó, una persona que lo quiere mucho, como yo. Corto y me quedo pensando si puede ser verdad que esté parándose. Me cambio en medio de la cirugía, le digo a mi socio que me voy porque parece que Diego está mal, llamo al jefe de ambulancias de Swiss Medical y le digo ‘mandá un helicóptero a la casa de Diego que parece que hay algo serio’. Ese fue el llamado. Yo no soy el responsable de una internación, era un apoyo que Diego permitía o no».

EL TRATAMIENTO:

«Todos nos pusimos de acuerdo en intentar ayudar a Diego. La familia, Swiss Medical, la psiquiatra, el psicólogo, yo y otros más que queríamos ayudar. Vamos a tratar de armar lo mejor posible para controlar las pastillas y que no haya alcohol. No era para controlar que Diego no haga un evento coronario. Lo que buscamos era armar lo mejor posible para que eso, que era el gran problema, mejore. Le ponemos enfermero, hablamos con Swiss Medical, lo ve un neurólogo, un clínico, y no nos devuelve una devolución a nosotros, como que se lo quedaba Swiss Medical. Reunión con las hijas para decirle a los coordinadores de Swiss Medical de trabajar en equipo. Entre todos decidiendo y armando algo que Diego podía desarticular. Era un plus que logramos porque le decíamos a Diego que era para la cabeza».

«¿El responsable de qué? Todos hicimos lo mejor que se pudo. Todos. Yo agradecido a Swiss Medical, a las enfermeras, a la seguridad de él que me llamaba cada vez que lo veían mal, el supuesto el entorno, el entorno tenía que hacer malabares con un tipo que a veces… Me pregunto, ¿no sabían quién era Maradona o yo solo sé lo que era Maradona?».

¿SE REPROCHA ALGO?

«No sé porque, pienso todo muchas veces, me gustaría que esté acá. Reprocharme no sé porque él quería una vida que era mala, yo trataba de acompañarlo, hasta lo saqué a pelotear, lo quería traer a mi casa cuando un domingo lo vi solo, no quiso. Millones de cosas. Era la vida de él. Extrañaba mucho a los papás. Lo que me siento raro es que le cambiamos la vida a lo último y él se fue. No sé, pienso como que hasta en un momento me dijo ‘hasta dónde querer llegar. Luque ya está, hasta dónde querés llegar, Luque sufrí mucho, ya comí un sándwich, no estoy para entrenar’. Muy injusto porque mi familia lo vio, mis amigos lo vieron, vieron todo lo que hice por él, y lo volvería a hacer. Reprochar no me reprocho nada. Estoy orgulloso por todo lo que hice por Diego, por su familia, por ahí con las hijas no tuve mucha llegada porque estaban distanciadas de Diego, no sé, no las veía mucho. Las hermanas, sobrinos, me adoran, a ellos los atendía igual que a Diego. Yo soy así, Es un precio que hay que pagar. Están buscando un culpable cuando yo no veo en ningún lado. Si le echan la culpa a una pobre enfermera, no sé quién, que lo hagan, dicen que una cabeza tiene que rodar, no sé por qué, pero con Diego se hizo lo mejor que se pudo. Con Diego estuve en velatorio y entierro, porque cuando se armó todo este quilombo, que fallece, yo no sabía qué hacer. Le pregunté a la hermana ‘¿qué hago?, me dijo ‘sos loco, vos sos la familia’, él me quería a mí, no llamaba por nadie más, me quería a mí».

«Creo que Diego, si me preguntás cosas subjetivas, creo que se lo bancó por mí. Porque ahora tuvo un paro cardiorespiratorio, qué me van a decir a mí. Estaba muy tristes. Cosas para psicólogos, psiquiatras, lo veía triste, hace rato lo veía así. Pasa que se estaba castigando de un modo que no iba a permitir. Pero no lo iba a permitir como amigo que soy, no como médico o juez. En las buenas estaban todos, yo no estaba en las buenas, lo dejaba respirar cuando él estaba bien. Cuando se va a la casa, necesitaba dejarlo respirar, porque Diego cuando me ve a mi sabía que algo estaba mal. Lo deje tres o cuatro días tranquilo. Cuando me decía que se guardó en la pieza, ahí volvía a aparecer».

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