Tamara Vila

Tamara Vila

¿Alguna vez te has preguntado cómo una tortuga puede vivir cientos de años y qué secretos guarda para la longevidad y el bienestar? La respuesta puede estar en su capacidad para retirar sus sentidos y conectarse con su núcleo interior, un estado de profunda relajación y conciencia que los practicantes de yoga llaman pratyahara. Esto convierte a la postura de la tortuga, o kurmansana, en un must del yoga. Ensancha caderas, tiene efecto detox y mucho más.

La postura de la tortuga es una asana realmente especial porque puede ayudarte a lograr ese estado mental y corporal que vas buscando. Pero en lugar de seguir ciegamente esta postura, primero es fundamental conocer los pasos y beneficios de hacer kurmasana. Eso es lo que vas a poder descubrir en las siguientes líneas.

Cómo realizar la postura de yoga de la tortuga

Kurmasana es una postura desafiante que requiere flexibilidad, fuerza y ​​equilibrio. La postura de la tortuga no se recomienda para principiantes, sino para estudiantes de yoga intermedios o avanzados que hayan dominado las posturas preparatorias, como la del águila, la silla, ángulo lateral extendido o la postura del perro boca abajo.

Para empezar, y con la espalda erguida y las piernas abiertas, siéntate en el suelo. Asegúrate de que los dedos de los pies miren hacia afuera. Acerca los pies a las caderas y doble las rodillas. Coloca las palmas de las manos en el suelo entre las piernas y deslízalas hacia adelante lo más lejos posible. Levanta las caderas del suelo y baja el torso entre las piernas. Ahora acerca el pecho y el mentón lo más posible al suelo.

Desliza los brazos por debajo de las piernas y extiéndelos hacia los lados. Intenta tocar el suelo con los codos y coloca las manos detrás de la espalda. Mantén la postura durante el tiempo que quieras mientras estés cómoda, respirando con normalidad y relajando los músculos. Para salir de la postura, desliza los brazos desde debajo de las piernas y levanta el torso y las caderas del suelo. Estira las piernas y relájate.

No hagas ningún sobreesfuerzo con los músculos o las articulaciones si sientes dolor o molestias. Relájate y modifica la postura según tu nivel de flexibilidad y fuerza. Utiliza una correa de yoga o una toalla para sujetar las manos detrás de la espalda si no puedes alcanzarlas. Usa un bloque de yoga o un cojín para apoyar el pecho o la barbilla si no puedes tocar el suelo. Y si tienes alguna lesión o condición médica que pueda afectar a tu práctica, busca el consejo de un experto antes de acometer la postura.

Beneficios de kurmasana para columna y efecto detox

Kurmasana es una postura poderosa que puede ofrecer muchos beneficios para la salud, tanto física como mental. Esta asana comprime y masajea los órganos abdominales, mejorando su función y eliminando toxinas. Es decir, tiene un estupendo efecto detox. También ayuda a regular el metabolismo y el apetito y a prevenir el estreñimiento y la indigestión.

Además, alarga y alinea la columna vertebral, mejorando la postura y reduciendo la tensión y la rigidez en la espalda. Esto también puede aumentar la flexibilidad y el rango de movimiento de las articulaciones al estirar y abrir las caderas, los isquiotibiales y los hombros. Es beneficioso para
aliviar la inflamación y el dolor que causa la ciática.

Mujer practicando yoga. / pexels

Kurmasana expande el pecho y la caja torácica. Crea más espacio para que los pulmones respiren. También mejora la ingesta de oxígeno y la salida de dióxido de carbono, mejorando la eficiencia respiratoria y la capacidad pulmonar. Un beneficio notable de la postura de la tortuga es que puede ayudar a prevenir o tratar problemas respiratorios, como asma, bronquitis y alergias.

La postura de la tortuga: segura en tu caparazón

Como ya se sugirió al comienzo, hacer la postura de la tortuga induce a un estado de pratyahara, o retraimiento de los sentidos, que es una de las ocho ramas del yoga. Al excluir los estímulos y distracciones externas, kurmasana permite que la mente se concentre en el interior y se calme. También alivia los niveles de estrés y ansiedad y promueve la concentración y la meditación. Puede ayudar a mejorar la claridad mental y la memoria y fomentar un sentido de conciencia interior y conexión espiritual.

Kurmasana es más que una postura física. También es un gesto simbólico de entrega del ego y los apegos mundanos y de aceptación del yo interior y lo divino. Al imitar a la tortuga, la postura te enseña a estar contenta y segura en tu caparazón y a conectarte con tu verdadera esencia y propósito. También te ayuda a darte cuenta de que eres parte de un todo más grande y poder acceder así a la conciencia universal y al potencial infinito que hay dentro de ti.