Lidia A. Costa

A la princesa Carolina de Mónaco jamás se la ha pillado en un renuncio. De su figura como icono de estilo se ha escrito mucho, pero a propósito de la celebración de su 67 cumpleaños mañana –nació el 23 de enero de 1957 en el Palacio Grimaldi de Mónaco– estamos en condiciones de afirmar que sigue siendo la royal que mejor ha vestido a lo largo de la historia reciente. Ni siquiera Rania de Jordania, Maxima de Holanda o la desaparecida Lady Di la superan. Tampoco su hija Carlota, quien indudablemente posee un «estilazo» y un chic increíbles. Lo de Carolina de Mónaco es de otro planeta. Ella es única.

La hija mayor del príncipe Rainero III de Mónaco, fallecido en 2003, y de la recordada Grace Kelly, otro de los grandes iconos de estilo de la historia –dio nombre al bolso más deseado nunca, el Kelly de Hermès–, siempre ha destacado por ser dueña de una enorme belleza y una elegancia innatas.

Ya sea esquiando en Estad, a bordo de su barco Pacha, en la fiesta nacional de Mónaco o en un exclusivo beach club de Saint-Tropez, además de los míticos bailes de la Cruz Roja o el de la Rosa, todas y cada una de sus apariciones públicas han sido siempre un ejemplo de sofisticación y glamour. Aunque solo llevara un bañador y unas gafas de sol. Incluso cuando fumaba vestida de gala en las célebres fiestas monegascas de los años 70 y 80.

Madurez, divino tesoro

La princesa de Mónaco (y de Hannover, título que ostenta mientras no se divorcie de Ernesto de Hannover, su tercer ex marido tras Philippe Junot y Stefano Casiraghi) disfruta de una espléndida madurez. Se mantiene en forma, goza de la misma silueta esbelta y fabulosa que siempre tuvo y recibe el paso de los años con total naturalidad y serenidad.

Tanto en lo espiritual como en lo físico. Luce con orgullo sus arrugas y también las marcas del dolor producido por las dos grandes tragedias que han asolado su vida: el fallecimiento de su madre en 1982 mientras iba en coche con su hermana Estefanía, y el accidente mortal en el mar que acabó con la vida de su marido Stefano Casiraghi, padre de Carlota, Andrea y Pierre, en 1990. Al contrario que otras royals monegascas o de famosas Casas Reales que sienten verdadera fobia ante el paso del tiempo, Carolina huye sabiamente de cualquier tratamiento estético que pretenda evitar o paralizar los síntomas del envejecimiento.

Madre de cuatro hijos y abuela de tres nietos, sigue gozando de su vida, aunque ahora sea desde la tranquilidad más acorde a una mujer de su edad y a su rol secundario en la Familia Real monegasca desde que su hermano, el príncipe Alberto de Mónaco se casara con Charlene Whittstock en 2011. Pero su estilo sigue imperturbable, el mismo de siempre: elegante, fabuloso e influyente. Porque si tuviéramos que pensar en la primera influencer, en la mujer que más looks y tendencias ha inspirado en las últimas cinco décadas, esa sería Carolina de Mónaco. Sin duda.

Es cierto que las damas de la familia Grimaldi destacan por su fantástico glamour a la hora de vestir. De Carlota Casiraghi, quien ha heredado de su madre Carolina su íntima relación con Chanel, ya se sabe que encarna como nadie la versión más joven de la maison que lideró durante años Karl Lagerfeld, amigo íntimo de la princesa. Y de sus nueras, Beatrice Borromeo, embajadora de Dior, y Tatiana Santo Domingo, diseñadora y amante del estilo boho chic que triunfa entre otras jóvenes millonarias tampoco se puede criticar nada en cuanto a su estilo. La princesa Charlene, por su parte, también suele ser alabada por los looks que luce en sus apariciones públicas. Pero Carolina es insuperable.

10 tendencias de moda que Carolina de Mónaco llevó antes

A sus 66 años, podemos considerar a Carolina de Mónaco
toda una influencer. Su estilo es natural y atemporal, pura genética heredada de su madre Grace, quien fue uno de las mujeres más elegantes de su época y coetánea de otros iconos de estilo de los años 50 y 60 como Audrey Hepburn o Jackie Kennedy. La influencia que sus looks han ejercido sobre la moda de las últimas décadas es más que evidente. Carolina de Mónaco ya llevó antes las tendencias de hoy, y te lo vamos a demostrar.

Carolina de Mónaco junto a su amigo Karl Lagerfeld. / / GETTY IMAGES

El tweed

El tejido de origen popular y rudo que Chanel convirtió en icono de la elegancia ha acompañado a Carolina de Mónaco a lo largo de su vida. Hoy, la princesa sigue luciendo con la misma exquisita sofisticación los vestidos, abrigos y trajes en tweet de la maison, y firmas como Moschino, Emporio Armani o Elie Saab incluyen este tejido icónico en sus colecciones actuales.

Carolina de Mónaco con un espectacular vestido de lunares. / GETTY IMAGES

Los lunares

Los polka dots, especialmente en blanco y negro, siempre han sido un estampado elegante y atemporal. Carolina de Mónaco ya los lucía en los 80, con vestidos de largo a la rodilla que combinaban este sprint de forma similar a las propuestas actuales de maisons como Balmain, Valentino o Jaqueemos.

Carolina de Mónaco en su versión más preppy con un jersey sobre los hombros. / / GETTY IMAGES

Jersey sobre los hombros

Es uno de los gestos pijos por excelencia y tendencia absoluta. Firmas como Botera Veneta, Michael Kors y hasta Zara han hecho del jersey sobre los hombros un truco de estilismo viral. La princesa monegasca ya llevaba en los 80 estilismos increíblemente cool con trajes oversized y jersey anudado al cuello, un hit actual entre las reinas del street style.

Carolina de Mónaco luciendo un gorro de punto o beanie. / / GETTY IMAGES

Gorro de punto

Su aire casual y desenfadado ha convertido los gorritos de lana –o beanie, su término más fashion– en un complemento necesario para estilismos relajados. Pero también para poner la nota cool a looks mas formales, como cuando Carolina de Mónaco lo combinaba con audacia incluso con sofisticados y carísimos pañuelos de seda.

Carolina de Mónaco con un vestido boho chic. / GETTY IMAGES

Vestido de invitada bohemio

El aire boho chic que se ha impuesto entre las invitadas más pijas ya lo llevó antes Carolina. Sus vestidos tipo túnica, anchos y largos hasta los pies, son hoy el sueño de cualquier chica de la jet que quiera destacar en bodas o graduaciones. Cada vez son más las firmas «de invitada» que se inspiran claramente en aquellos vestidos sencillos y maravillosos de la Princesa.

Carolina de Mónaco en una iconica imagen con pañuelo en la cabeza. / GETTY IMAGES

Pañuelo en la cabeza

Los estilismos playeros de Carolina de Mónaco siempre han destacado por resultar tan exquisitos e inspiradores como sus looks «de calle». Y ese gesto tan suyo de cubrirse la cabeza con un pañuelo de seda, un clásico en sus vacaciones veraniegas en Cannes y Saint-Tropez, ha tenido una clara influencia en mujeres de generaciones posteriores que siguen luciendo este truco de estilismo como un must cuando están cerca del mar.

Carolina de Mónaco con guantes junto a Philippe Junot. / GETTY IMAGES

Guantes al codo

Hoy son tendencia absoluta gracias a firmas como Dior, Alberta Ferretti, Alexander McQueen o Altuzarra. Pero los guantes de piel al codo, uno de los complementos característicos de la elegancia más clásica, ya los llevó antes Carolina de Mónaco. Y no solo por cuestiones de dress code.

Carolina de Mónaco con una blusa con maxilazada. / GETTY

Maxilazadas

Sus trajes de blazer y falda a la rodilla, totalmente ochentenos e icónicos, y con blusas aderezadas con lazadas XL han inspirado algunos de los looks mas potentes de las colecciones actuales de firmas top como Saint Laurent, Balenciaga o Alberta Ferretti.

Carolina de Mónaco y su madre Grace Kelly, ambas con unas Mary Janes. / GETTY IMAGES

Zapatos Mary-Jane

Este calzado que se caracteriza por la comodidad y la pulsera en el empeine ya lo lucía Carolina en sus años de juventud. Hoy no hay influencer o reina del street style que no los luzca, y son numerosas las firmas, de lujo o no, que incluyen las «merceditas» entre sus colecciones actuales.

Carolina de Mónaco con una maxi pamela de rafia. / GETTY IMAGES

Pamelas de rafia

Este accesorio clásico del chic francés, y que la firma de culto Jacquemus ha convertido en quintaesencia de lo cool, lo ha lucido Carolina mil veces a lo largo de su vida. También su amiga íntima Inès de la Fressange combinó su sencillo vestido en azul navy con uno de estos sombreros en la boda de Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock en 2011.