Como cada año, las nominaciones a los premios Emmy traen siempre bastante cola, con sonoras ausencias (¿dónde está ‘Poker Face‘?) y algunas sorpresas incomprensibles (¿qué hace ‘Obi Wan Kenobi‘ ahí?). Pero entre todas las nominadas a mejor comedia la mayor sorpresa ha sido la presencia de ‘Jury Duty’.
No porque le falte calidad (para nada), sino por el aparente vuelo por debajo del radar que esta serie ha tenido. Algo causado, sobre todo, por ser original de una plataforma menor como Freevee (el VOD gratuito de Amazon) y por su falta de distribución internacional (en España, por ejemplo, no se puede ver).
Pero esto no quita para que no podamos hablar de este notable falso reality, creado por Lee Eisenberg y Gene Stupnitsky, pareja creativa que después de coincidir en series como ‘The Office‘, se pusieron detrás de películas como ‘Chicos buenos‘. De hecho, lo último de Stupnitsky es la recién estrenada ‘Sin malos rollos‘, protagonizada por Jennifer Lawrence.
12 jurados, 11 actores
Estrenada el pasado mes de abril, ‘Jury Duty’ es una comedia rodada como un reality que se infiltra, en un acceso sin precedentes, en el proceso de selección y deliberación de un jurado popular. En el centro está Ronald Gladden, entusiasta jurado que es el único que no sabe que todo el juicio es falso y que está rodeado por actores. Bueno, sí que sabe que James Marsden, reticente jurado suplente, es una estrella de cine y televisión.
A medio camino entre, digamos, ‘El show de Truman‘, series de cámara oculta como ‘Punk’d’ e incluso experimentos como ‘Los ensayos‘, la serie tiene ante sí el gran reto de surfear y juguetear con los límites del formato. Tanto del reality como tal como de la comedia y la broma práctica. Porque los ocho episodios que la componen abordan algo más de dos semanas.
En concreto 17 días en los que se tiene que mantener la broma sin que Ronald se dé cuenta. Y, la verdad sea dicha, el guion lanza al día a día del jurado número 6 situaciones y tramas de ver para no creérselo. Ofrece así un juego con el espectador en el que nos preguntamos en qué momento caiga el telón y conozcamos al verdadero mago de Oz.
De hecho, creo que lo más interesante de ‘Jury Duty’ es el equilibrio que proponen a la hora de concertar las diferentes subtramas que se dan entre los jurados. Es algo francamente difícil y no siempre salen airosos, pero logran evitar el caer en repeticiones y que el interés del espectador decaiga.
Aquí creo que tenemos un reparto estupendo, que se luce y salen del paso con sus improvisaciones pero que contrasta quizás demasiado con un Ronald que es más reactivo que proactivo. Si bien algunas de sus reacciones valen oro, y tiene un carácter amable que juega bastante a favor, es el eslabón débil de algo que debe ser alargado en el tiempo.
Un equilibrio que no siempre sale a flote
Como digo antes, es difícil equilibrar los elementos, pero quizás hubiera venido bien tener algo más de material con Ronald. Aunque sea solo algún que otro testimonial más en el que podamos conocerle mejor. Si bien esto no impide que nos interesemos por él y tenerle como nuestro principal punto de vista, se diluye un poco el propósito de la comedia.
‘Jury Duty’ es tan desternillante como encantadora, pero los altibajos propios de una premisa medianamente novedosa y algo exigente de por sí, hace que se tambalee en su tramo intermedio. Con cuatro nominaciones a los Emmy de este año es una grata sorpresa, pero creo que es bastante inferior a su competencia.
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