La curiosa maldición que persigue al Liverpool por el horario

Se juega en Inglaterra, pero la Premier League se consume en todo el mundo. Considerada por muchos como la liga más atractiva (por historia, calidad de futbolistas y jerarquía de planteles), hasta los horarios de las jornadas están programados para favorecer su expansión a otros países. En ese contexto, el Liverpool sufre una curiosa maldición que no se quita.

En una irregular campaña de los Reds, el único que le peleó mano a mano estos últimos años al Manchester City (fue campeón en la edición 2019/20), tras vencer 7-0 al Manchester United en un resultado histórico, los comandados por Jürgen Klopp visitaron el Vitality Stadium para enfrentar al Bournemouth, el colista de la tabla. Relajados por demás o no, el triunfo fue 1-0 para los Cherries y una mala racha que persigue a los de Anfield se acrecentó.

Cinco partidos sin caer acumulaba Liverpool (cuatro triunfos y un empate) cuando perdió con Bournemouth y relegó la posibilidad de acercarse a los puestos que dan derecho a disputar la próxima Champions League. Esto ahondó también en una curiosa estadística: los Reds no pudieron ganar nunca que le tocó jugar en la franja de las 12:30 hora británica.

Parece que el mediodía inglés no le cae bien a Salah y compañía ya que no fue uno o dos partidos, sino todos los que disputó y en total van cinco. El primero fue ante el Fulham de visitante, choque que acabó 2-2. Le siguieron Everton (0-0) y Nottingham Forest (1-0), ambos también fuera de casa. Después sufrió este ítem con Chelsea (0-0) para llegar con el del sábado frente a los Cherries.

Casualidad o no, los comandados por Klopp intentarán revertir la serie de octavos el 15 de marzo por Champions contra el Real Madrid (cayó 5-2 la ida) aunque ese duelo se dará por la noche. Eliminados de las dos copas locales, solo le queda el objetivo de alcanzar la Orejona en la Premier.

En el horizonte tiene programado otro partido más en ese horario, dentro de dos semanas frente al Manchester City en el Etihad. Durísimo rival que pelea por el título con el que le costará invertir la tendencia.