Trabaja como barrendero, se consagró campeón pesado del Boxing Grand Prix del CMB y ahora quiere hacer historia en Crucero: «Ese es mi otro sueño»

En un año no tan fructífero para el boxeo argentino a nivel internacional, Kevin Ramírez nos regaló una enorme alegría en los últimos días del 2025. El oriundo de Wilde, de 25 años y con un récord invicto de 12 victorias (4KOs) y 2 empates, se consagró campeón de la categoría pesado del Boxing Grand Prix del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), tras vencer por puntos en fallo unánime, al bosnio Ahmed Krnjic en la final que se disputó este fin de semana en Riad.

Una consagración histórica, no sólo por tratarse del primer campeón en este innovador torneo, sino porque además lo consiguió en una divisional superior a la suya, que es Crucero, y ante un rival 12 centímetros más alto y 32 kilos más pesado (1.94 metro contra 1.82 m y 122.150 kg contra 91.500 kg).

Subir de categoría fue un desafío más para Ramírez, en una vida de sacrificios, que estuvo cerca de alejarlo del boxeo hace un tiempo, cuando las necesidades económicas apremiaban y pensó seriamente en dedicarse de lleno a sus otros trabajos y dejar de pelear. Sin embargo, su esposa y su hermano, el ex campeón mundial Crucero, Víctor Ramírez, lo convencieron de seguir.

Así, continuó mechando el entrenamiento con su trabajo como barrendero en la Ciudad de Buenos Aires, haciendo tareas de carga y descarga en el mercado frutihortícola de Lanús, y hasta sumando unos pesos extra como chofer de Uber. Todo, mientras esperaba una oportunidad, que finalmente llegó.

El camino de Kevin en el Boxing Grand Prix comenzó allá por abril, cuando venció al neerlandés Brian Zwart, quien lo superaba por 17 centímetros y 20 kilos, en apenas 27 segundos. En la segunda ronda, superó por puntos y en decisión unánime al congoleño Reagan Apanu (17,5 kilos más que él). En cuartos enfrentó una pelea cerrada frente el polaco Piotr Lacz, que terminó en empate y tuvo que resolverse con el panel de supervisores del CMB, que decidió fallar a su favor.

En semifinales, venció al estadounidense Dante Stone, quien le llevaba más de 28 kilos de ventaja. Pese a eso, Ramírez no tuvo problemas en mandarlo a la lona en el primer round, con un derechazo certero al mentón. Golpe que terminó siendo clave para que finalmente le dieran por ganada la pelea en decisión dividida. Finalmente, en la final se encontró con un peligroso Krnjic, que llegaba a esta instancia tras imponerse por KO en sus dos primeras peleas y por puntos en cuartos y semifinales.

“Me siento muy bendecido. Esto es un sueño. Quiero agradecerle a mi familia, a mi equipo. Es un orgullo para mí, me siento muy agradecido. Pasé por muchas cosas que nadie sabe. Estuve a punto de colgar los guantes, la estaba pasando mal. Mi hermano que me ayudó”, reconoció luego de su histórica consagración.

El flamante campeón del Boxing Grand Prix no sólo embolsó la importante suma de más de 200 mil dólares por su título, sino que además recibió un premio aún más importante a nivel deportivo: tendrá la oportunidad de competir por el título de plata en su división.

“Quiero ser campeón mundial en crucero. Ese es mi otro sueño”, avisó.

El boxeo no lo es todo en la vida de Kevin Ramírez. Sí, es que además de pelear entre las cuerdas, el discípulo de Javier Sena tiene otro trabajo: es barrendero en la Ciudad de Buenos Aires para la empresa de higiene urbana Ashira. Y eso no es todo, porque en el currículum hay diez años de experiencia (2013 a 2023) haciendo tareas de carga y descarga en el mercado frutihortícola de Lanús. Así, es afiliado al Sindicato y con paso por la empresa Urbasur.

El apoyo clave para poder empezar a llevarse los focos en lo profesional lo tiene por parte del Sindicato de Camioneros, donde le dan ciertas licencias especiales para poder combinar lo deportivo (le ceden las instalaciones del club para entrenar) con lo laboral del día a día.