
En invierno, uno de los gastos que más preocupan a los españoles es la calefacción. No siempre podemos ponerla por el dinero que cuesta, o no siempre podemos tenerla. En mi caso, trabajo en casa pero tengo calefacción central y esta entra por la tarde, lo que significa que si no hago algunas cosas, me quedo pajarito la mitad de las mañanas. Por suerte la falta de calefacción ha agudizado mi ingenio y me he convertido en toda una experta en mantenerme caliente sin gastarme un duro extra del que ya me gasto. Y la ciencia me ayuda a explicar por qué funciona.
Las capas son tus mejores aliadas
Vestirse con capas es la mejor forma de conservar el calor. Actúa como aislante porque atrapa el aire caliente cerca del cuerpo, y son fáciles de poner y quitar para ir ajustando de forma rápida los cambios de temperaturas. Las recomendaciones de la Comunidad de Madrid explican que “varias capas de ropa fina protegen más que una sola gruesa, al formar cámaras de aire aislante entre ellas”. Lo mejor es elegir prendas de materiales aislantes como jerséis de lana y ropa interior térmica, que son las mejores para mantenerte caliente en casa.
Te recomiendo las de Uniqlo, que tienen una excelente relación calidad precio y son muy calentitas. Si se te va de presupuesto, Decathlon tiene unas camisetas térmicas que pueden hacerte el apaño. Es importante que vayan bien pegadas al cuerpo y que después de vestirnos con muchas capas terminemos con una que sea aislante y evite que perdamos calor por el «efecto tuareg».
Mantén manos y pies calientes
Cuando hace mucho frío, nuestro cuerpo prioriza mantener calientes los órganos vitales como el corazón y los pulmones -nuestro torso- y reduce el flujo a las extremidades, lo que explica porqué las manos y los pies se enfrían primero. Mantener manos y pies calientes ayuda indirectamente a regular la temperatura corporal general porque evita que el cuerpo entre en modo de emergencia térmica. De hecho, este estudio demostró que la exposición prolongada al frío en las extremidades puede reducir la temperatura interna incluso si el torso está bien cubierto.
Usar guantes, manoplas y calcetines térmicos evita esa pérdida de temperatura periférica, reduce la carga que el cuerpo necesita para mantener la temperatura central y evita los ciclos de vasoconstricción y vasodilatación que pueden hacerte sentir frío intermitente y consumir energía adicional.
Una bolsa de agua caliente como esta es una forma económica de mantenerse caliente durante más tiempo, y para los pies, no olvides calcetines gruesos (incluso un par en cada pie y al menos uno de ellos térmico). También hacen falta zapatillas, a ser posible que cubran todo el pie y no sean abiertas atrás para conservar mejor el calor.
Perdemos calor por la cabeza, pero menos de lo que te cuentan
Decía Bear Grylls, el ex militar británico experto en supervivencia que, la clave cuando uno tiene frío es mantenerse seco y bien cubierto y no dejar que el frío se descontrole, es decir, no esperar a estar helado para intentar calentarte. Pero también asegura que es importante mantener la cabeza caliente cubriéndola en todo momento porque “un tercio del calor corporal se pierde por la cabeza y el cuello”. No es del todo cierto, pero es un mito muy extendido con cierto componente de verdad. Perdemos aproximadamente un 7% del calor a través del cuello y la cabeza si el resto del cuerpo está igualmente expuesto.
La temperatura de la cabeza, además, tiene un papel importante en si tiritamos, pero el doctor John Eric Smith, fisiólogo, asegura que si solo usaras un gorro seguirías perdiendo calor por todas partes. Eso sí, añade que “es la zona que solemos dejar descubierta con el frío, así que usar un gorro sigue siendo una buena idea” también si estás en casa.
Muévete, pero con cuidado
El Ayuntamiento de Madrid aconseja no permanecer quieto durante mucho tiempo, y movernos o “realizar alguna actividad física para entrar en calor siempre que sea posible”. En este punto hay que matizar algo y es que aunque la actividad física genera calor porque ejercita los músculos, puede ser un arma de doble filo. Si nos movemos demasiado y empezamos a sudar, el cuerpo se enfría ya que esa es la función principal del sudor, regular la temperatura corporal. El problema es que al hacerlo, es posible que termines sintiendo más frío que antes de empezar a hacer ejercicio, así que es preferible que te muevas ligeramente y no que hagas una sesión de HIIT en mitad del salón.
Crea un microclima
Si tienes poco o nada de calefacción en casa, es más importante aislar al máximo la casa que generar calor como recomiendan en Cruz Roja. Bloquea las corrientes de aire, usa cortinas gruesas (incluso térmicas), coloca alfombras en el suelo… De esta forma se reducirá la pérdida de calor de tu cuerpo al ambiente.
Come y bebe caliente habitualmente
Comer sano y beber muchas bebidas calientes durante todo el día te ayudará a mantenerte caliente en casa. El alcohol está completamente desaconsejado a pesar de que da una sensación de calor. En realidad aumenta la pérdida de calor corporal y el riesgo de hipotermia, porque impide que los vasos sanguíneos se contraigan.
En cambio, tomar bebidas calientes (infusiones, caldos, sopas…) aumenta la temperatura interna en torno a 0,2 y 0,5°C temporalmente. Comer algo caliente favorece la generación de calor corporal porque cada vez que comes, el cuerpo gasta energía para digerir, absorber y metabolizar los alimentos, lo que se llama termogénesis inducida por la dieta y genera calor.
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