
La pasta es uno de mis platos favoritos de siempre. Me gusta comerla especialmente en los fines de semana y hacer alguna de las recetas de pasta italianas más clásicas, pero mi recetario tiene de todo y siempre me gusta probar opciones diferentes. Por eso cuando vi esta receta en el perfil de @paulasapron hace ya unos años, no dudé en probarla porque lo cierto es que Paula nunca defrauda: sus recetas siempre tienen saborazo y esta no es menos. Me gustó tanto que la hago desde hace tiempo.
Se trata de una pasta con una salsa cremosa de espinacas y ricotta. Es sencilla, está lista en un abrir y cerrar de ojos y además está buenísima. Entre sus ingredientes nos encontramos con las espinacas, una verdura con un aporte calórico muy bajo, y muy alta en minerales y vitaminas como el manganeso, el magnesio, y las vitaminas A, C y E. También lleva ricotta, uno de los quesos más saludables que podemos incluir en nuestra dieta porque tiene mucha agua y apenas un 15% de grasas y un 10% de proteínas.
Para dos personas necesitamos unos 200 gramos de pasta corta, 100 gramos de espinacas, 100 gramos de ricotta o requesón, media cebolla dulce, una docena de tomates cherry y un diente de ajo. Solo con eso tendrás una receta de pasta sana y muy fácil de hacer.
Comenzamos escaldando las espinacas, es decir, las metemos en agua hirviendo durante 30 segundos y las retiramos, a poder ser a un bol con hielo para cortar la cocción y que mantengan intacta la clorofila que le da el tono verde tan apetecible. Cuando estén frías, las pasamos a un colador para que pierdan el agua. En el mismo agua donde hemos cocido las espinacas ponemos a cocer la pasta con sal y durante el tiempo que indique el fabricante para que nos quede al dente.
Mientras la pasta cuece, vamos a dorar la cebolla picada en una sartén hasta que esté transparente y una vez lista, la retiramos al vaso de la batidora. En la misma sartén doramos los cherrys cortados por la mitad con un diente de ajo picado, dejándolo hasta que esté blando. También podrías usar unos tomates asados que en airfryer, que quedan de locos si los metes a 180º durante 20 minutos, en lugar de pasar unos tomates frescos por la sartén. Los que te sobren los puedes guardar en la nevera con un poco de aceite y te sirven para varios días.
Mientras se hacen los cherrys y termina de cocerse la pasta, vamos a hacer la salsa echando en el vaso de la batidora en la que habíamos dejado la cebolla, el resto de ingredientes: ricotta, espinacas, una pizca de sal y un chorrito del agua de cocción de la pasta. Yo también suelo echarle un poco de ralladura de limón y un chorrito de zumo de limón porque me encanta el toque cítrico que le da, pero no es necesario. Batimos bien hasta que no queden grumos y mezclamos con la pasta cuando aún está caliente, echando por encima los tomates y un poco de parmesano, que le aporta un toque extra que nunca sobra.
Solo con eso queda estupendo, pero si leches un poco de pimienta negra recién molida por encima y un chorrito de aceite de oliva virgen extra, te coronas. Te va a gustar tanto que se va a convertir en parte de tu recetario como ya lo es del mío después de copiárselo a Paula. Te prometo que vas a repetirla más de una vez.
Fotos | TikTok @paulasapron
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