Elena Romero Vargas

La Comunidad de Madrid está llena de destinos perfectos para una escapada de fin de semana. Enclaves rodeados de naturaleza, con un bagaje cultural riquísimo y paisajes que se quedan para siempre guardados en el corazón son algunos de los atractivos que hacen que cada vez más personas elijan alejarse unos kilómetros de la ciudad para pasar un fin de semana de belleza y desconexión.

Dentro de todas las opciones que hay dentro de la Comunidad de Madrid encontramos un pueblo cuya belleza y particularidad le ha llevado a ser conocido como uno de los pueblos más bonitos de Madrid. Toda esta situación que ha llevado a algunos a calificarlo como «un pueblo de cuento» se potencia mucho más con la llegada del otoño, cuando los árboles se tiñen de colores preciosos y el frío, por paradójico que suene, crea un clima de lo más acogedor.

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El pueblo en cuestión es Patones de Arriba, ubicado en el Valle del Jarama, en la frontera entre Madrid y Guadalajara, donde parece que el reloj lleva siglos sin correr. Desde su historia hasta su arquitectura, pasando por el espectacular paisaje que le rodea, este pueblo está lleno de singularidades que, en conjunto, dan como resultado uno de los destinos más bellos de Madrid y uno de los favoritos de turistas de todo el mundo.

La historia de Patones de Arriba se remonta al siglo XVI, cuando un grupo de pastores del municipio de Uceda formaron una alquería que adoptó su nombre del apellido de sus fundadores, Patón. Viendo el descuido por parte de la Villa de Uceda, que tenía a esta región abandonada, instauraron la figura del Rey de Patones, una suerte de alcalde con título hereditario que gobernaba esta comunidad.

El Rey de Patones se mantuvo hasta el siglo XVIII, cuando Patones de Arriba obtuvo el título de aldea independiente y se cambió a este rey que ellos mismos instauraron por alcaldes. Ya en el siglo XX los habitantes de Patones de Arriba fueron asentándose la llanura que se encontraba en la parte más baja y que terminó por convertirse en el actual Patones de Abajo. En la década de los 90 Patones de Arriba recibió el título de Bien de Interés Cultural, gracias al cual el turismo empezó a crecer hasta convertirse en uno de los lugares favoritos de los visitantes en la zona.


Patones de Arriba, Comunidad de Madrid


Área de Turismo del Ayuntamiento de Patones


Qué ver en Patones de Arriba

La mejor forma de conocer Patones de Arriba es paseándote sus calles y dejándote llevar por su impresionante arquitectura y el entorno tan especial que allí se crea. Y es que Patones de Arriba es todo un referente en arquitectura negra, en alusión al tono oscuro de sus casas, que fueron construidas en pizarra y que son las principales responsables de la curiosa estética de este pueblo.

Entre los edificios más emblemáticos de la zona se encuentra la iglesia de San José, una construcción del siglo XVII que nació como una ermita con campanario hecha en piedra y cal. Un siglo más tarde se convirtió en iglesia, pero con la migración de los vecinos a Patones de Abajo dejó de ser lugar de culto y se abandonó hasta que a finales del siglo XX se utilizó el edificio para ubicar en él el Centro de Iniciativas Turísticas, Educativas, Culturales y de Ocio. Actualmente, es la sede de la Oficina de Turismo, aunque también cuenta con algunas exposiciones que se pueden visitar.

Paseando por sus calles no solo verás edificios que se remontan a siglos atrás o sus características casas de pizarra, también saldrán al paso multitud de tiendas de artesanía en la que podrás llevarte un buen recuerdo de tu visita. Además, Patones de Arriba cuenta también con una buena oferta de restauración, con terrazas donde tomar el aperitivo y restaurantes que sirven comida tradicional castellana que bien merece la pena probar.


Patones de Arriba, Comunidad de Madrid


Área de Turismo del Ayuntamiento de Patones


Cómo llegar hasta Patones de Arriba

La mejor forma de acceder hasta Patones de Arriba es a través de un sendero peatonal que recibe el nombre de la Senda del Barranco. Si vas en coche hasta allí, lo ideal es que dejes el vehículo en el parking de Patones de Abajo y subas por esta senda ecológica de unos 800 metros de longitud y 100 metros de desnivel que conecta Patones de Arriba y Patones de Abajo.

Es una experiencia que, si bien no es accesible para sillas de rueda o carritos de bebé, si estás en situación apta para subir merece la pena hacer. Es una travesía agradable desde la que podrás contemplar un paisaje espectacular e ir vislumbrando poco a poco la silueta de este pueblo que te hará sentir dentro de tu cuento de hadas favorito.

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